LA NOCHE DEL TRIO.

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LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES.

UNA MÁSCARA PARA LA SOCIEDAD.
CAPÍTULO 04

Después de estos deliciosos acontecimientos, esa noche
Esteban se durmió en su nueva recámara, ubicada a un lado de la hermosa chica, con los ojos cerrados pensaba en Norma, en ese hermoso cuerpo juvenil que tenía, recordando esos dos grandes y deliciosos senos, sus grandes pezones de color rosa, esas grandes y excitantes nalgas.
Como se las manoseo sintiendo todavía la suave piel en sus dedos, apretaba bien rico ese bizcochito peludo, como se contraía cuando se venía ordeñándole de una forma divina todo su garrote.
Su respiración se empezaba agitar solo de recordarlo, pero la próxima vez que se la cogiera, Esteban
buscaría darle por su pequeño fundillito, que de seguro le apretaría más su grueso garrote.
Sería muy excitante ver como se abre el culito tragándose la cabezota, mientras la puta lloraba de puro placer al sentir como la sodomizaba, en ese momento ya sentía su tranca
dura pidiendo entrar en ese cuerpo.
Por otra parte, Norma se encontraba muy contenta acostada en su cama, con sus ojos cerrados y con su mano derecha se acariciaba su bizcochito, ya tenía una vergota grande y gruesa que la estruje, porque ya se había metido algunos juguetes sexuales grandes en su bizcochito, pero no uno que la zarandé mientras es penetrada, y le apriete los senos exigiéndole que le mueva esas enormes nalgas.
Ahora tenía quien más le escupa en la boca, toda esa leche caliente, ese grueso garrote era del calibre soñado que le llegaba hasta la misma garganta.
La vida se volvía cada vez más
interesante para todos en especial para Esteban, quien descubrió que esta putita era moldeable como él quisiera, no lo desaprovecharía por nada del mundo.
Al día siguiente, los tres jóvenes no hicieron nada malo en la mañana, se portaron muy bien, puesto que María su madre estuvo todo el día en su casa haciendo sus quehaceres, tendiendo las camas asiendo sus recámaras, lavando y limpiando el baño, trapeando la sala, la estancia la cocina y ayudando Norma a su madre a preparar la comida.
Trabajaría la señora María en la noche, después que terminara su reunión en la congregación, que estaba ubicada a mitad del camino, por lo que ahora Esteban le ayudó con sus “niños”, manejando la camioneta y María su carro, al terminar la reunión alrededor de las nueve de la noche, María se iría a trabajar y no podía perder el tiempo bajando hasta su casa para dejar a sus hijos y subir otra vez.
A veces algún “hermano” de su congregación le ayudaba, para llevar a sus hijos de regreso, pero no siempre, el lugar donde estaba su reunión al trabajo todavía le tomaba unos cuarenta minutos de camino,
entraba ella a trabajar a las diez
de la noche a la fábrica, así que, María ahora aprovecharía, que su nuevo inquilino y “hermano” de religión, manejaría de regreso a casa con sus hijos, sin tener ningún problema.
Pero esta vez que Esteban los llevó a su casa, María nunca supo, que de regreso Esteban se detuvo en el camino a comprar unas Viñas para invitar a Norma a tomar con él, sin
María su madre en la casa ellos tenían toda la noche libre, al estar solos de seguro Norma se dejaría coger.
Pero la intención de Esteban era que quería ponerla medio peda y muy cachonda, a lo mejor así media borracha la muy puta se dejara dar por el culito, pero había que ver que decía el celoso hermano de ella, quizá podrían los dos montarla de una forma diferente.
Al llegar a su casa metieron la camioneta al garaje, bajaron las botellas de alcohol, y enseguida los tres jóvenes se pusieron a platicar en la sala. Esteban les comentó:
—Destapa una botella Norma y sírvanse cada uno en un vaso, están
deliciosas las viñas más cuando están bien frías. —
—Las eh, probado antes Esteban y me gustan mucho, solo que a mamá no le gusta que tomemos, dice que somos
muy jóvenes para el alcohol. —
Esteban con la botella en la mano miró para todos lados de la sala, haciéndose el gracioso preguntaba a los hermanos: — ¿En dónde está mamá? ¿Dónde? —
Ellos sonrieron ante la pregunta, Pablo le señaló a su hermana: —Si tú tomas viña Norma yo tomaré. ¿Me dejas tomar? —
Puesto que, aunque era mayor de edad, Pablo todavía tenía que pedir permiso de su hermana mayor, si ella decía que no, era no y no se discutía el asunto.
—Bueno, tomaremos alcohol Pablo, pero no esperes Esteban que nos acabemos todas las botellas, son tres botellas de dos litros y medio cada una, me moriré de peda cabrón si
me las tomo todas te lo juro, me moriría de la cruda. —
— ¡Claro que no! No las tomaremos todas Norma, solo compre tres botellas, porque no sabía si les gustaba mucho, y si se acaban no voy a salir en la media noche por mas, lo
que sobre de las botellas lo guardamos escondiéndolo bien,
para tener otro día para tomar. —
—Me parece bien, ahora iré a cambiarme a mi cuarto. —
Le comentó Norma con una sonrisa. Quien estaba muy contenta porque en ese momento sin su madre en casa su bizcochito podía tragarse esa vergota otra vez, ella traía puesto un vestido azul hermoso y unas zapatillas blancas, una blusa blanca que le resaltaba su enorme busto, la hacían
verse muy bonita.
—No, no te cambies Norma, te ves preciosa a como estas vestida, te lo juro. —
Le comentó Esteban mirándola de arriba abajo, los senos se le veían grandes y deliciosos, le resaltaba el vestido su trasero, mirándosele un señor culo y por su puesto este par de cabrones ya se saboreaban ese cuerpo.
Esteban miraba muy atento las nalgas que abrirían para sodomizarla muy despacito, mientras ella gritaba de placer, porque le hundiera todo el
garrote en su pequeño fundillito.
—Si tienes razón, hay que esperarnos un poco antes de cambiarnos. —
Expuso Pablo, quien también contemplaba el hermoso cuerpo de su hermana, ellos vestían de traje y corbata, Esteban de color negro y Pablo de traje color gris, se veían ele-
gantes los jóvenes, puesto que siempre iban muy presentables a sus reuniones.
—Cierren bien la puerta de la entrada y fíjate que tenga puesto el seguro, tráiganse las botellas de viña y sus vasos, vámonos a mi recámara, allí estaremos mejor. —
Les sugirió Norma. Mientras su hermano Pablo aseguraba la casa, Norma les dio la espalda y comenzó a subir por las escaleras, de inmediato Esteban la siguió muy de cerca,
mirándole como se le movían las nalgas en la escalera a cada paso que daba, hasta llegar al cuarto de ella, en menos de un minuto pablo entró a la recámara, en seguida se sentó en la
cama junto a Norma.
Esteban arrimo una silla que estaba en el tocador, platicando los tres jóvenes, en una hora vaciaron dos botellas de alcohol, y este ya hacia su función con Norma, quien ya se
veía un poco borracha, su hermano ya hacia unas caras graciosas.
Pero Esteban como perro viejo que era, el alcohol ya no lo mareaba igual, lo cual sacaría ventaja de esto, era el
momento para volver a atacar y volverse a coger a la joven, ese delicioso y apretado fundillito se tragaría todo su grueso garrote.
Todo se encontraba bien, hasta que Norma comentó algo que no le gustó a su hermano diciéndole: —Voy a pedirle permiso a mamá, para que el viernes me deje ir a quedarme a la casa de “la hermana” Alejandra, estará en su casa sola por tres días, y esta noche en la reunión me invitó a quedarme con ella los días que yo pueda. —
— ¿La hermanita Alejandra? —
Le preguntó Pablo.
—Si Alejandra, sus padres se irán al Distrito Federal y estarán fuera hasta el lunes, así que ella estará muy solita y quiere que le haga compañía. —
De inmediato don celoso protestó diciendo: —Tú estás loca Norma, con lo que oí de la hermana Alejandra, esa lesbianita barata ya se revolcó con Rosario, quien ya hasta se rumora en todos lados que es lesbiana, y dicen
por ahí, que Rosario también fue pareja de Estela. —
— ¿Quién lo dice? —
—Rosario lo ha contado. —
—Rosario… ella… esa joven no estudia la biblia y Estela es mundana también, eso no comprueba nada de que sea lesbiana la hermana Alejandra, y si no voy yo a su casa, entonces ira la hermana Esperanza a quedarse con ella. —
— ¿la hermana Esperanza? —
Le preguntó Pablo no creyéndolo, poniendo su mano en la boca exagerando la nota.
—Sí, la hermana Esperanza ira, me dijo Alejandra que le avisara, que, si yo no podía acompañarla, entonces iría a quedarse a su casa Esperanza los tres días con ella. —
—Tu bien sabes que la gente dice que la hermanita Esperanza, que la muy puta se revolcó con Estela, y que Estela era la pareja de Rosario par de pinches lesbianitas, cuando Esperanza la iba a ver se encerraban a hacer sus cosas, esas dos hermanitas están muy quemadas por culpa de Rosario, y tú lo sabes Norma no te hagas pendeja, no vas a ir con ninguna de ellas... ¿Me oyes? ¡No! ¡No iras! —
Le gritó Pablo en un tono muy molesto. Pero Norma se defendió diciéndole: —La gente dice, la gente dice, con una chingada, esa gente, son mundanos todos ellos, Esperanza y
Alejandra son nuestras “hermanas” espirituales. ¿Por qué yo tengo que creer toda esa pinche mierda que dicen las mundanas de que son lesbianas? Cuando ellas no han hecho nada, ellas sirven a Dios con el corazón. —
— ¡Tú no vas Norma! Al rato vas a querer mamar panocha también y... —
— ¡Tú! ¡Tú no eres nadie para prohibirme nada! Le pediré
permiso a mi mamá. —
—Yo sé que no te dejará ir, porque al rato toda la gente también a ti te tachará de ser una pinche lame panochas barata. —
— ¡Ya! Ya no se peleen, la estamos pasando bien los tres aquí. —
Comentó Esteban tratando de calmar las cosas, ya que esta pelea no era buena para sus planes. Ahora miraba que Norma con cara de enojo bebió de su vaso de viña, y Pablo hizo lo mismo, mirándola muy enojado sosteniéndole la mirada de forma retadora.
—Pues, te aseguro que iré a su casa, y me quedaré los tres días con ella. —
Le expresó a su hermano sin ningún temor, sosteniéndole la mirada sin ningún miedo.
—Norma… Mañana… Norma mañana hablas con tu mamá, y si te deja ir pues... vas con la hermanita Alejandra. ¿Para qué discutir eso ahorita? —
Interrumpió Esteban mostrando una sonrisa, tratando de arreglar el asunto.
—Tú… tu mejor cállate ¡Pinche perro espía!! No es de tu incumbencia el darle alas a “esta” … —
— “Esta”, esta, pendejo, tiene su nombre y lo sabes pinche estúpido, y si, hablaré mañana con mi madre, te apuesto que iré sin tu consentimiento. —
Las cosas se empeoraban a cada segundo, había que hacer algo y rápido, porque ese rico culito ya se estaba enfureciendo mucho, tiraría todo el plan de Esteban a la pinche coladera.
Ahora se levantó de su asiento Esteban y enseguida se sentó sobre la orilla de la cama junto a Norma, sin decir más calló su discusión con un beso en la boca.
Pero ella desconcertada y enojada lo apartó, poniendo sus manos en su cara lo aventó hacia atrás, entonces le preguntó:
— ¿Qué crees que estás haciendo pinche pendejo? ¿Acaso te di permiso de besarme enfrente de mi hermano? Si sigues así, me largo a mi pinche cuarto. ¡Pendejo! —
Le gritó Norma muy molesta y ya media borracha, se limpiaba sus labios con el antebrazo, mientras miraba a Pablo esperando ella el reclamo hacia Esteban, de porque beso a su hermana.
—Oye Norma... estamos en tu cuarto. —
Le contestó Esteban poniendo una sonrisa quitándose la mano que empujaba su cara, agarrándola ahora él con su mano derecha del brazo, protestando Norma:
—Pues entonces, ya lárguense a su pinche cuarto los dos cabrones y déjenme en paz pinches cabrones lujuriosos. —
—Oye Norma, no te enojes, la íbamos a pasar bien, estábamos muy contentos. ¿Porque enojarnos? No hablemos más del asunto por favor. —
Expresó Esteban viendo que en segundos todo se venía para abajo, y esas nalgas se le iban sin coger esa noche. Pablo al ver que su hermana se había encabronado, y sus deliciosas nalgotas no serían para él tampoco,
también pensó mejor las cosas, el alcohol lo puso muy caliente, y no se iría a dormir solo a su recámara imaginando a su hermanita en
cuatro patas ofreciéndole el culo.
Mientras él se la jalaba solo en su recámara, si ahora tenía esas dos enormes nalgas, unos grandes senos y una caliente panochita en donde venirse, entonces con una voz dócil le explicó:
—Está bien Normita, está bien, mira hermanita mañana pláticas con mamá de este asunto, y que se haga lo que ella diga, que mamá te del permiso para ir té con “la hermana” Alejandra. ¿Te parece bien? Que te de mamá el permiso, y yo respetaré la decisión de ella, créeme, no diré nada si tienes que ir te un día o los tres días. —
Al escuchar estas palabras de su hermano, a Norma en su cara de enojo se le dibujó una sonrisa en sus labios, al estar Pablo a un lado de ella, la abrazó besándola en sus labios
para que su hermana ya no protestara más.
Ella se quedó callada por un momento, también el alcohol la había calentado y atontado sin poder decir más a su hermano, a él no le reprochó por besarla en los labios.
Esteban vio la reacción de la chica, que se aquieto mientras su hermano la besaba una y otra vez en sus labios. Esteban le puso su mano derecha en uno de los senos, empezó a
acariciárselo muy suavemente, al no tener protestas de Norma, ahora con sus dos manos le comenzó a desabrochar muy despacito la blusa blanca.
Enseguida le desabrochó el brasier de enfrente, sacándole el par de senos blancos, dejando ver todo su enorme pezón de color rosita que invitaba a chupárselos, y sin más, enseguida Esteban solo abrió sus labios pegándose a mamar uno de sus grandes senos.
Al bajar la vista Pablo le vio los dos senos de fuera, Esteban ya estaba bien pegado con su boca mamándole la pinche chichota. Pablo le dio un beso más en los labios a su hermana, ahora bajó un poco su cara y le empezó a mamar el otro rico pezón, lamiendo al rededor dándole de chupetones haciéndola estremecer de placer.
— ¡Ah! ¡Que rico! ¡Ah! —
Se quejó Norma cerrando sus ojos, dejando que sus dos amantes la estrujaran como ellos quisieran, ya su panochita se le estaba mojando ante estas atrevidas caricias.
Esteban ya tenía ganado un paso más en la batalla, así que bajó su mano
agarrándole la pierna, comenzó a meter la mano debajo del vestido azul.
Al no encontrar ninguna protesta de ella, abrió sus labios soltándole el seno y enseguida se arrodilló enfrente de ella, mirando como Pablo con los ojos cerrados mamaba, lamia y
le chupaba el otro seno.
Ahora Esteban le metía las dos manos debajo del vestido, agarró por la orilla la pequeña panti de la joven, y comenzó a jalar con cuidado. Al sentir que le quería quitar su panti, Norma apoyó sus dos manos sobre la cama, levantó un poco la cintura dejando bajar su panti entre sus piernas, hasta caer esta al suelo.
Después de quitársela se sentó Esteban otra vez en la orilla de la cama a un lado de ella, continúo con su lengua lamiendo el pezón rosita, mientras su mano derecha volvía a
subir entre las piernas de la joven. Pablo la besaba en los labios, cuando bajó su brazo con su mano izquierda le acarició la otra pierna de Norma, se sentía bien calientita.
—Recórrete más a la orilla de la cama Norma, y abre más tus piernitas. —
Le pidió Esteban, mientras acariciaba la pierna y le lamía un seno. Norma caliente como ya estaba enseguida le obedeció, se recorrió en la orilla de la cama, ella misma con sus manos se arremangó el vestido de enfrente.
En las yemas de sus dedos Esteban sintió mojados los suaves vellitos, que le adornaban toda la panochita de la joven.
Mientras él le continuaba mamando el pezón del enorme seno, le comenzó a meter muy despacio sus cuatro dedos en el caliente bizcochito, que se sentía ya bien mojado, lo que le permitió que le resbalaran hacia dentro sus dedos sin ningún
problema.
— ¡Ah! ¿Qué me estás haciendo Esteban? ¡Ah! ¿Qué me haces? Siento delicioso. —
Le preguntó Norma con una voz melosa, haciéndose la inocente al sentir entrar los dedos en su bizcochito, entre abriéndole más las piernas a su amante. Esteban metió los dedos junto con la mano dejando solo de fuera el dedo pulgar, que le acariciaba su clítoris.
Esa rica panochita le devoró toda la mano, él comenzó a menear la mano muy suavemente, estando dentro de la papayita masturbándola para excitarla más. Esteban miró a
Pablo como besaba los labios de su hermana una y otra vez, le indicó:
—Pablo ahora con mucho cuidado, mete tu otra mano en la panochita de Norma como yo lo hago, mira…
mira, como le masturbo la panochita a tu hermanita. —
Pablo con su mano solo le acariciaba el muslo de Norma, mientras le lamia el pezón o le besaba los labios, Norma con sus manos levantó más su vestido, mirando Pablo toda la mano de Esteban adentro del bizcochito de su hermana, ahora Pablo le puso la mano en el sentido contrario a la de Esteban, saco despacio Esteban su mano de la mojada papayita, los dos pegaron los nudillos, enseguida juntos los dos jóvenes le hundieron los dedos y las manos, hasta donde les permitió el dedo pulgar de sus manos, haciendo sufrir de manera deliciosa a Norma.
— ¡Ay! ¡Dios mío! ¿Qué me hacen? ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! ¡Siento delicioso! ¡Mi panochita! —
Gritaba Norma al comenzarle a meter y sacar las dos manos del mojado bizcochito, enloqueciéndola a cada metida y sacada, mientras la masturbaban, ellos con sus bocas continuaron mordisqueándole y chupándole los dos deliciosos senos.
Norma con sus dos manos se alzó más el vestido, bajando la vista mirando sus piernas bien abiertas y como
los dos cabrones le masturbaban todo su mojado bizcochito.
Después de masturbarla por unos minutos. Esteban explicó:
—Pablo acuéstate en la cama y que ella te monte, ensártale su bizcochito, yo ahora le daré en su pequeño fundillito. —
Antes que Norma pudiera protestar, él ya la besaba en la boca mirándola con mucha lujuria, Norma retiró sus labios preguntándole:
— ¿Me quieres desflorar mi culito Esteban? Me va a doler tu vergota es muy gruesa. —
—Ya estás bien mojadita, y te entrara fácil muñequita, tú nada más con tus manos ábrete bien las nalgas, y te lo daré hasta donde tú me digas mi reinita. —
Los dos le sacaron las manos mojadas llenas de jugo vaginal, en menos de treinta segundos, los tres jóvenes ya se habían encuerado por completo. Norma con una sonrisa, llenó una vez más su vaso de viña, se lo bebió hasta la mitad abriendo y cerrando los ojos, estremeciéndose todo su cuerpo cuando sintió el golpe del alcohol caliente en su garganta.
Pablo se acostó en medio de la cama, con su mano se acariciaba su erecto garrote, ya esperando a que su hermanita se ensartara en su bizcochito.
Norma desnuda mostraba sus
grandes senos de piel blanca, que ya mostraban muchos chupetones, sus mordisqueados pezones.
Ellos le miraban sus grandes nalgas y su bizcochito bien peludo, que iba ser ensartado, enseguida la chicuela medio borracha se subió en la cama tambaleándose y sonriendo, puso una pierna en cada costado de Pablo.
Quien desde abajo miraba la pinche panocha peluda, que su hermana se cargaba, le miraba sus labios vaginales rojizos, su clítoris de fuera ya muy excitado, estaba lista la papayita para ensartarse sola, así que Norma se fue hincando muy despacio, con su mano derecha le agarró el garrote de su hermano, con la punta se acarició la entrada de su mojada panochita en todo el rededor, dejándole sentir sus vellos que le adornaban el bizcochito.
Después de sentir la cabezota dura en sus labios vaginales, se dejó caer la golosa de un golpe, metiéndoselo de un solo sentón, hasta donde le llegaran sus siete pulgadas de erecto
garrote.
— ¡Ay! ¡Ya me entro todo! ¡Ah! —
Gritó Norma estando bien ensartada del bizcochito, chocó su panocha contra los vellos de Pablo, sintiendo los huevos peludos tocar su panochita, escuchándolo también gritar:
— ¡Ah! ¡Que rico bizcochito! ¡Ah! ¡Te lo tragaste cabrona! —
Entonces Norma comenzó a menearse, cadereando duro y tratando de exprimirle la leche al garrote. Mientras Esteban todavía firme en el suelo los miraba coger, como a la chica se le balanceaban los dos grandes senos en su movimiento
de cadera, ahora Pablo subió las manos apretando con sus dedos los pezones.
Chupándole uno de estos con mucha gula, las grandes nalgas de Norma le rebotaban de una forma exquisita, haciendo pequeñas olas de mar en sus carnes, en su cintura se le miraba su pequeña lonjita… bueno. ¿Quién se fijaría en esta?
Esteban ahora se subió a la cama, (que por cierto esta cama era una de las más grandes en el mercado). Pero no se colocó detrás de ella para encularla sino de frente, Pablo veía
las doce gruesas pulgadas del garrote que Esteban tenía, y su par de huevos peludos, valla que con ese tronco le desfloraría el pequeño fundillito a su golosa hermanita.
A Norma le quedo justo en su cara el erecto garrote, haciendo algunos bizcos ella al tratar de mirarlo.
—Chúpala para que se moje más, y no te lastime tu fundillito mi vida. —
Le comentó Esteban, agitándose con sus manos su grueso tronco y su cabeza.
— ¿Deberás? ¿Me darás todo eso en mi pequeño fundillito? —
Le preguntó sorprendida Norma, mirando la señora vergota que se tragaría entre sus nalgotas, Esteban le contestó: —Te lo vas a tragar todo, así que ensalívalo muy bien mi reinita, ese fundillito sabrá lo que es “comerse” un buen garrote. —
Sin decir nada más, Norma abrió la boca chupándolo, solo le entraron siete pulgadas en su primer intento, Esteban se deslizo hacia atrás, dejándole la punta dentro de su boca, apretando ella sus labios, la chica se tragó de vuelta lo más que pudo,
mientras el garrote iba y venía en esos deliciosos labios que le mamaban el grueso tronco, la caderita de Norma, se movía de adelante para
atrás, haciendo algunos giros, levantando un poco sus nalgas
sintiendo la punta del garrote en su bizcochito, dejándose caer y movía de nuevo en deliciosos giros su cadera,
seguía tratando de exprimir el palo de su hermano, si, un simple palo, era un mar de diferencia entre la verga de Pablo y el vergonón que tenía Esteban, y no solo era la diferencia en el nombre.
Pablo desde abajo con sus dos manos le juntaba los dos senos, le chupaba ambos pezones a su hermana, solo podía ver como desaparecía en la boquita de ella, semejante animal
columpiándosele los huevos, chocando en la barbilla de ella.
—Trágatelo todo Norma anda, todo como te tragas el mío. —
Señaló Pablo echándole porras. Quien más se excitaba de ver a su hermana chupar garrote ajeno, nunca se imaginó que le excitaría y le gustaría ver como se cogían a su hermanita.
Después de estas deliciosas chupadas de garrote, se lo sacó Norma todo de su boca, con su mano derecha se lo
agitaba. Enseguida le escupió en la punta, embarrándole su saliva
en todo lo largo de su tronco, enseguida la cabrona se hundió esta vez diez pulgadas de madrazo, haciéndole llorar los ojos en el intento por tragárselo todo.
—Waaacckk… Waaacckk, cabrón, no me… Waaacckk…. entra más. —
Casi se vomita en su intento por tragárselo completo, pero para ella ahora era mejor que le sobrara garrote a quedarse con las ganas de más, porque la verga de su hermano en un solo intento se lo desaparecía por completo dentro de su boquita.
—Ya está bien mojada Normita, ahora ábrete con tus manos tus nalguitas, que te voy a chiquitear tu fundillito cabrona. —
Ahora Esteban fue caminando sobre la cama agitándose su enorme vergota con su mano derecha, acomodándose detrás de Norma mirándole sus grandes nalgas, enseguida se inclinó mirando por atrás como en el bizcochito de Norma se le desaparecía el fierro de su hermano, una y otra vez se le metía cada que cadereaba ella, se veían sus paredes vaginales
abiertas, devorando la carne dura que le entraba.
—Agáchate Normita y ábrete tus nalgas, quiero ver tu fundillito para escupirle. —
Le dijo Esteban admirándole las pinches nalgotas, porque agachada como estaba, a Norma se le veían sumamente enormes. Mientras Esteban seguía buscando el delicioso
fundillito en medio de las dos blancas nalgotas.
—Agárrame fuerte de mis hombros Pablo, que me voy abrir mis nalgas. —
Le indicó la chica a su hermano. Quien más se excitaba al saber que Norma se tragaría los dos garrotes a la misma vez.
Pablo le soltó los dos senos, enseguida le colocó sus manos en los hombros de Norma. Quien se echó de frente quedando todo su peso sostenido por las manos de su hermano, haciendo ella malabares.
Ahora sus dos manos se las colocó en cada una de sus nalgas abriéndoselas de par en par enseñándole muy orgullosa a Esteban todo su pequeño fundillito, que era de color rosita y estaba muy mojado, esperando ya impaciente ser sodomizado por ese vergonón de en sueño.
Desde atrás Esteban contemplaba el peludo bizcochito con el garrote adentro, y el fundillito que lo esperaba impaciente; agarró con su mano derecha Esteban su vergota, enseguida se la acercó frotándola en la entrada del pequeño fundillito, erecto como estaba el grueso garrote de seguro le entraría de un putazo.
Pero Esteban primero le metió un dedo en el fundillito para abrir camino, ya lo sentía bien caliente, le sacó el dedo y enseguida se lo puso en su boca, ahora se chupó dos dedos,
mientras Norma y su hermano seguían muy quietos esperando que la ensartara.
Esteban ahora le hundió dos dedos en el mojado fundillito, metiéndolos lo más que pudo haciendo a la joven gritar:
— ¡Ay que rico! ¡Ya méteme tu vergota en mi fundillito! ¡Ah!
¡Ya dámela! —
Suplicaba desesperada Norma por ser sodomizada, pero Esteban pensó que no era tiempo de desmadrarle el pequeño fundillito, le sacó los dedos y enfilo la punta de su vergota en el bizcochito, que tenía ya metido el garrote de Pablo, se la empujó con fuerza para que entraran juntas en la caliente papayita.
— ¡Ay! ¡Mi bizcochito! ¡Ah! ¡Ah! —
Sintió Norma llenársele todo el bizcochito de carne dura, soltó sus nalgas Norma de un golpe, enseguida puso las manos sobre la cama. Pablo le soltó los hombros sus dos grandes senos le quedaron justo en la cara, que ni tardo ni perezoso comenzó a mamárselos de nuevo.
Esteban ya estando dentro del apretado bizcochito, comenzó a menear su vergota en la mojada panochita, tallándose adentro con el garrote de su socio.
Quien también sentía la diferencia en esta cogida, sí que apretaba esa caliente panochita. Norma sentía delicioso todo su rico bizcochito bien saturado por dos garrotes, los empujones en sus nalgas no se terminaban ni un momento uno tras otro sintiendo como Esteban le manoseaban las nalgas con mucha lujuria.
Ahora mientras le bombeaba el bizcochito, Esteban con su mano
derecha le separó una de las nalgas de Norma, se agachó un poco acercándose a las nalgas, le escupió en medio de estas, volviéndole a meter los dos dedos en el caliente y apretado fundillito.
— ¡Ah! ¡No! ¡Ah! ¡Mi bizcochito! ¡Ay! ¡Mi culito! ¡Ah! —
Agitaba desesperada su carita, a la derecha y a la izquierda, sintiendo delicioso como se la cogían y se la manoseaban, no sabiendo ella, ya que le hacían en sus agujeritos estos dos
cabrones, ambos garrotes se movían dentro de su papayita, era una deliciosa cogidota que le daban a esta puta insaciable, su hermano ya le tenía todos los grandes y blancos senos bien chupeteados.
Mientras su boca no la separaba de uno de sus pezones, con los dientes le daba de pequeñas mordidas, con su caliente y saturado bizcochito que estaba totalmente lleno de dura
carne, mientras le acariciaban las nalgas los dedos de Esteban en su fundillito no paraba de picárselo ni un momento, pero ahora ya tenía tres dedos adentro del apretado fundillito masturbándola de maravilla.
Sus pezones ya estaban tan sensibles de tanto estarselos chupando su hermano, que sin más entre tanto zarandeo que tenían los cuerpos abajo y encima de ella, que en ese momento le recorrió un delicioso calor en su hermoso cuerpo, anunciándole su culminación, y Norma no pudo aguantarse más.
Llegando al éxtasis estallando en un mágico orgasmo, solo sintió un delicioso calor apoderarse de todo su cuerpo, explotando su orgasmo, de una forma deliciosa se derramó como vil puta que era, entre cerraba los ojos y abría su boca dejando salir en la recámara los gritos de placer:
— ¡Ah! ¡Ah! ¡No pares! ¡Ah! ¡Me vengo! ¡Ah! ¡Mi fundillito! ¡Ah! ¡Mi bizcochito! ¡Me vengo! ¡Ah! ¡Ah! —
En plena venida Esteban le metía y le sacaba los tres dedos del fundillito, con su mano izquierda le metió una fuerte nalgada, tronando en el cuarto dejándole la palma de su mano marcada en la blanca piel, haciéndole más intenso su caliente orgasmo, que hasta apretó Norma más el culito, contrayéndose el bizcochito en plena venida continuando los gritos en el cuarto:
— ¡Ah! ¡No! ¡Ah! ¡Mi bizco!… ¡Ah! ¡Mi papayita! ¡Ah! —
Hasta que Esteban dejó de empujar el garrote en la panochita, se lo sacó con mucho cuidado porque la eyaculación ya la tenía en la punta, pero él quería comerle el caliente fundillito.
Su carita blanca de Norma la tenía toda al rojo vivo, su hermano seguía desde abajo dando caderazos tratando de menear su garrote en esa panochita que se seguía contrayendo.
A Pablo lo excitaron mucho los gemidos en sus oídos cuando se vino su hermana, no pudo contenerse más su leche en esa apretada funda caliente que lo exprimía delicioso,
sintió un calor recorrer su vértebra, sintiendo un delicioso escalofrió anunciarle su caliente culminación.
Sintiendo como Norma entre nubes todavía cadereaba moviendo sus nalgotas y masturbándole el garrote de una forma divina, Pablo sintió la leche en la punta, puso las dos
piernas rígidas hasta que desesperado gritó:
— ¡Norma! ¡Me vengo! ¡Ah! ¡Me! ¡Quítate!... ¡Quita tu panocha! ¡Ah! ¡Me derramo! —
Ella a como pudo reaccionó saltando hacia atrás, quedando de rodillas dejando el garrote fuera de su panochita, aventando hacia atrás a Esteban con las nalgotas, enseguida se agachó Norma abriendo la boca para atrapar los espermas que salieran volando, Pablo con su mano derecha se agitaba el palo apretando fuerte las piernas, sintiendo la lengua de Norma ya en su cabeza lamerle esperando los disparos de espermas y… ¡Zas!
— ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Vengo! ¡Ah! ¡Ah! —
Brincaron los chorros de espermas calientes uno tras otro, Norma cerró sus labios no dejando caer ninguno afuera, chocaron con su lengua, su garganta, su paladar.
Norma no se quitó mientras su hermano seguía descargándose dentro de su boca, chorro tras chorro de leche caliente, chupándole
Norma la sensible cabeza.
Mientras se tomaba toda la leche de su hermano, en esa posición tenía las nalgas bien elevadas, ahora se agachó Esteban, con sus dos manos le abrió las nalgas le escupió en el fundillito para lubricarlo más, puso su gruesa cabeza en la entrada del fundillito, empujó su grueso y largo garrote
abriéndose todo el pequeño fundillito.
Tragándose toda la gruesa cabeza de un golpe seguida de dos pulgadas de garrote, no dejándolo cerrar otra vez, tragándose Norma la gruesa tranca en medio de sus dos nalgotas.
Que al sentir el rigor en su fundillito enseguida gritó:
— ¡Ay! Despacio hijo de puta. ¡Mi culito! —
Estaba Norma sacándose el derramado garrote de su boca, protestando con la leche escurriéndole de sus labios, poniendo carita de dolor abriendo los ojos enormes, sintiendo le perforaban todo el fundillito.
Al escucharla gritar Esteban se quedó quieto, ya estaba bien abierto el pequeño fundillito tragándose todo su garrote, muy despacito le fue cadereando metiendo cada pulgada de su gruesa y larga vergota, hasta
deslizar solo tres pulgadas adentro del caliente fundillito para no lastimarla.
— ¡Sácamela cabrón! ¡Sácamela me duele! ¡Es muy grande! ¡Ay! —
— ¡No! Ya casi me vengo cabrona y tu culo me va a ordeñar toda mi vergota, ¡Trágatela! ¡Trágatela cabrona! ¡Aquí me deslecharé! —
Le gritó Esteban. Que ya se agarraba con las dos manos con fuerza de la caderita para empezar ese delicioso va y ven en el rico fundillito.
Pablo miró los gestos que Norma hacia al estar ensartada de su fundillito, ahora ya pasado el dolor movía Norma toda su lengua, continuaba lamiéndole a Pablo el garrote ya un poco flácido por la deslechada.
Esteban con sus dos manos le agarraba de su cadera, sus blancas nalgas que en verdad en esta posición se le veía un señor culote, excitándolo al máximo, no más de diez picadas
que le dio en el caliente y apretado fundillito, y Esteban sintió la eyaculación en la punta de su garrote, un delicioso escalofrió recorrió su cuerpo sintiendo alcanzar el clímax entre estas nalgotas, y sin más, se empezó a deslechar adentro de ella gritando:
— ¡Ah! ¡Norma! ¡Me! ¡Vengo! En tu culi… ¡Ah! ¡Norma! ¡Tu culito! —
Chorro tras chorro de leche caliente le batían las tripas a Norma, sintiendo ella bien caliente todo su fundillito, ya deseaba Norma que terminara porque la entrada de su culito se la lastimó un poco, Esteban en su venida seguía moviéndose despacio descargando los huevos adentro de ella, le manoseaba las nalgas recorriéndoselas por completo ese rico fundillito sí que apretaba de una forma deliciosa.
— ¡Ah! Estas deliciosa, pinche cabrona, aprietas bien rico. ¡Ah! ¡Pinche putita! ¡Ah! —
Después de un momento dejo de zarandearla, solo sentía temblores en su cuerpo por la deliciosa venida, hasta que se echó despacio para atrás embarrándole las nalgotas de semen, derrumbándose enseguida Esteban en la cama, totalmente cansado después de su deslechada.
Norma se dejó caer de frente en la cama, chocando sus grandes senos en la colcha, reposaba la cogidota que le dieron enseñando sus embarradas nalgotas, su hermano solo se movió unos centímetros recostando la espalda en la cama no se movió más,
los tres jóvenes se quedaron inmóviles entre el alcohol y el sexo los venció el sueño, quedándose los tres
totalmente dormidos en la recámara de Norma sin saber más de ellos.
Ya eran más de las siete de la mañana, cuando Esteban se despertó mirando para las cuatro paredes, volteó a ver detenidamente a sus dos amigos que a un dormían como angelitos sin ninguna preocupación, los tres jóvenes se encontraban sobre la cama completamente desnudos.
Esteban con su mano derecha movió a Pablo para poder despertarlo, enseguida con su mano derecha agarró las nalgas de la joven, moviendo a Norma para que se despertara.
Ahora Esteban puso la vista en el reloj que tenía los números rojos fluorescentes, descubriendo la hora que era, gritó muy espantado:
— ¡Despierta cabrón! Tu mamá casi llega. —
— ¿Qué hora es? —
Ante el grito, le preguntó Norma entre dormida y con los ojos cerrados.
—Siete y treinta y cinco. ¡levántate, Pablo con una chingada! ¡Ya vete a tu cuarto! —
Volvió a gritar Esteban espantado no creyendo la hora.
— ¡No chingues! Mi mamá ya casi llega. —
Norma gritó también espantada al oír la hora que ya era, abriendo los ojos deprisa viendo a los dos pendejos encuerados junto a ella, quien se miraba toda desnuda en medio de
ellos.
— ¡Pablo despierta! ¡Vete a tu cuarto cabrón! ¡Mueve el pinche culo pendejo! —
Gritó Norma. Quien se levantó como resorte muy espantada, solo agarró la toalla y salió de su recámara corriendo al pasillo completamente desnuda entrando al baño.
Esteban miró esas dos nalgotas encueradas correr a toda prisa. Agarró él su ropa se fue a su cuarto para que no lo encontraran en la recámara de Norma, pero Pablo con toda la hueva del mundo, agarró su ropa caminando entre dormido hacia su recámara.
Cuando Norma salió de bañarse su
mamá iba llegando a su casa, desde abajo se escuchó: — ¡Ya llegué! —
Norma envuelta en una toalla, se asomó por las escaleras mirando a su madre parada en el descanso de las escaleras, con una sonrisa la saludo:
—Hola mamá, buenos días. —
— ¿Ya te bañaste? —
—Ya me bañé, a noche me quise bañar, pero luego no se me seca el cabello. —
Mirándola la madre le preguntó: —¿Se bañarán Esteban y tu hermano? —
—No sé, no los he visto salir de sus recámaras. —
—Me bañaré de una vez hija, y después desayunamos juntos, si se levantan diles que no se bañen hasta que yo salga, luego no alcanza el agua caliente para los dos. —
—Está bien mamá, te veo en la cocina. —
María se dio la vuelta caminando rumbo a su recámara para bañarse, Norma volteó su cara mirando a Esteban con una sonrisa parado en la entrada de su cuarto, ella caminó
hasta donde estaba él, con ambas manos se abrió la toalla enseñándole su cuerpo fresco y mojado, recibiendo un beso en cada pezón, sonriendo los dos.
Cubriéndose Norma de nuevo su cuerpo, metiéndose a su recámara, mirándole el inquilino esas deliciosas nalgas que cubría la toalla, sonriendo al recordar cómo se deslechó en
ese apretado fundillito.
No cabe duda que las viñas con su alcohol y el delicioso sexo los noquearon a todos, y por poco se arma la grande con su madre si los descubre desnudos y acostados en la
misma cama.

Está historia continuará....

Gracias por el voto, te invito a leer mis novelas publicadas aquí en wattpad tituladas:

NEGOCIO REDONDO violencia, drogas  y sexo el camino a la perdición. (Erótica)
THE SALEM TOUR SIN FRONTERAS drogas, seco y rock pop. (Erótica)
LAS BRUJAS DE LA MONTAÑA las bestias del infierno. (Terror)
LAS BRUJAS DE LA MONTAÑA las bestias del infierno. (Terror)
LAS PROFECÍAS DEL MUNDO KAWA. (Fantasía)

Gracias por seguirme, soy Humberto David Arellano Vázquez. Aries.





LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES. LA SIRVIENTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora