EL SÁBADO DE ESTUDIO BÍBLICO.

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LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES.

UNA MÁSCARA PARA LA SOCIEDAD.

CAPÍTULO 01

¿Cómo estas Aries? Mi nombre es… bueno me nombraré Esteban Casas del Campo, te escribo esta carta porque tu novela erótica que leí, titulada “negocio redondo”
violencia, drogas y sexo el camino a la perdición, a mí me gustó muchísimo, aunque hablas mal de los religiosos, ¿Que otra forma hay para esconder lo que somos? En tu novela barres parejo, escribiste sobre varias religiones, una de ellas son los testigos de jehová.
Quienes te diré, somos la verdad en este mundo de obscuridad, nadie está exento de pecado eso todos lo sabemos, pero cuando decimos ser testigo de Jehová, la gente nos mira con mucho respeto, ya que saben que somos: muy honrados, honestos, de buena moral, somos un ejemplo para seguir en esta sociedad, para que las demás personas llamadas mundanas o del mundo, nos sigan por nuestro buen ejemplo que brindamos a cada día.
Bueno la verdad es que somos también humanos, y la religión que tenemos es solo “una máscara para la sociedad”, que con esta siempre, disfraza los pecados que cometemos o lo que en realidad somos, lo que nos gusta hacer y lo que en verdad escondemos de nuestras vidas privadas ante la sociedad.
En tu libro o novela erótica titulada “negocio Redondo”. La llamada maestra Elsa es de religión bautista, y era ella lesbiana, el padre Rubén creo que es católico, pero es un violador que paga para abusar de las mujeres jóvenes, Esther la esposa del senador Rogelio es de la religión Bautista, pero era una mujer fría y avarienta como ella sola.
Las mujeres Elizabeth y Olga, eran de la religión de los testigos de jehová, pero eran las dos jóvenes lesbianas, además las jóvenes ya habían tenido sexo con otros chicos estando ya bautizadas en su religión, pero se puede notar que cada persona escondía su verdadera vida en su propia religión, para ser respetados por la sociedad.
En realidad, toda la gente los veía como las mejores personas en la sociedad, solo escondían lo que en verdad eran, unos lobos con piel de ovejas, pero, mira Aries, no tienes
que gritar al mundo lo malo que somos los dedicados a Dios, con un simple y estúpido libro sacado de la imaginación.
Te contaré mi historia y tú sabrás más del porque nos gusta servir a Dios en otros estados del país, tal como lo
hacían Elizabeth y Olga al irse tan lejos de su familia, porque donde nadie nos conoce nos hace vernos inocentes, y que somos unas buenas personas ante la sociedad.
Yo con orgullo puedo decir que soy testigo bautizado, esta es mi historia que escribí en esta carta para tu club 69 que es solo para ti, bueno ya decidirás si algún día la publicas
para la gente, comienza de esta manera:
Corría el verano en un año caluroso, tenía grandes problemas el joven Esteban, si lo conocieran en persona, en verdad cualquiera hubiera dicho que estaba enfermo mental, pero a su edad era normal mirar a una mujer, y desnudarla imaginando su hermoso cuerpo, agregando que a la mujer a quien le dirigía un estudio bíblico los sábados, siempre se
quejaba que su esposo le era infiel.
El joven Esteban como cada estudio bíblico, solo escuchaba sus problemas tratando de convencerla, que, si continuaban estudiando juntos la biblia, su esposo cambiaría su
forma tan pecaminosa de vivir, puesto que según su esposa él cometía adulterio.
Esteban tenía veinte años, la señora Rita ya tenía treinta y seis años de edad. Como todos los sábados por la mañana llegó Esteban hasta la casa del matrimonio, para darles su
estudio bíblico a la señora y al señor,
ese día como siempre la señora Rita le abrió la puerta de manera muy amable, estaba dibujando una sonrisa en los labios, no pudiendo esconder sus ojos llorosos, ella le saludó:
—Esteban. ¿Cómo estás? Buenos días... pásale. —
—Señora Rita buenos días, meda mucho gusto que se encuentre en casa. —
El joven entro en la casa sentándose en un sillón de la sala, que era en donde siempre dirigía su estudio bíblico, antes de comenzar el estudio bíblico, Esteban le preguntó:
— ¿Su esposo no nos acompañará hoy señora Rita? —
Ante la cuestión. Ella lo miró por un momento pensando su respuesta, trato nuevamente de fingir una sonrisa, la cual no salió de su rostro, solo le contestó:
—Bueno, anoche no llegó a dormir, pero como a las nueve de la mañana entro deprisa a la casa, solo me dijo que hoy estaría muy ocupado que regresaría hasta la noche, pero no me contó nada, de donde estuvo toda la noche y.… yo creo... creo que tiene… otra mujer. —
La señora Rita comenzó a llorar ante la pena que la agobiaba, poniendo sus manos en su cara, cubriéndose sus lágrimas que le escurrían en sus mejillas, al verla tan triste Esteban enseguida se levantó del sillón, fue a sentarse al lado de ella para poder abrazarla, para hacerla sentir mejor, acercó su mano derecha poniéndole sus dedos en su mejilla, limpiándole las lágrimas que escurrían de sus ojos.
—No sé porque me trata así, yo siempre lo he amado tanto… ¡Siempre! —
Esteban la escuchaba abrazándola, sintiendo ese cuerpo calientito, entonces puso sus labios cerca de su oído, muy bajito le comentó:
—Todo se mejorará señora Rita, ya vera, a lo mejor hay un malentendido, que es lo más probable, pero él la ama se lo aseguro. —
Aconsejo Esteban dándole ánimos a la señora, quien se ahogaba con lágrimas en su pena, continuaba ella entre el llanto explicando: —Hay días en los que llega a casa bien tarde de trabajar, antes por muy tarde a las cinco de la tarde siempre estaba en casa. —
—No lloré por favor, que me va a hacer llorar señora Rita, me da tristeza su situación. —
Al acercarse tanto Esteban a ella, se le metió el rico perfume en la nariz que Rita se había puesto esa mañana, olía muy rico, el sentir esa piel caliente y joven junto a la de él, ahora sintió mariposas en el estómago. Rita ignoraba lo que despertaba en el joven Esteban, ella en su hombro sin consuelo desesperada solo lloraba preguntando:
— ¿Que hice para merecer esto mi Dios? —
Se puso de pie Rita limpiándose sus lágrimas, Esteban levantó el rostro, la miró hacia arriba viendo su carita de dolor, veía la pequeña blusita blanca que medio le tapaba sus blancos y grandes senos, tenía puesta una faldita blanca cortita que le mostraba sus dos piernotas.
Esteban estiro sus brazos y con sus manos la agarró de la cintura, enseguida se puso de pie junto a ella. Rita media uno sesenta y cinco de estatura, solo le llegaba al pecho a Esteban, quien media uno ochenta y dos de estatura, la volvió abrazar
bajando sus dos manos a la pequeña cintura de Rita, apretándola contra su pecho, sintiendo enseguida como se le repegaba en su camisa sus dos grandes senos, que estaban
calientitos. Le expresó:
—Quisiera ayudarle a sentirse mejor para solucionar sus problemas señora Rita. —
Bajó más la cara Esteban, “sacrificándose” dejando que la
señora Rita hiciera lo que necesitara con él, pero no la dejaba de abrazar disfrutando el calorcito que ese cuerpo femenil despedía.
Rita alzó la cara encontrándose con los labios de Esteban muy cerca de los de ella, sin pensarlo más, Rita junto sus labios a los de él, cerrando los ojos disfrutando un largo beso probando la boca del joven.
Mientras la besaba Esteban, se arriesgó a bajar su mano derecha, que tenía en la cintura para tocarle una de sus nalgas, sintiéndola dura y firme, al no recibir ningún rechazo de
la señora, enseguida bajó su mano izquierda, manoseándola de lleno sintiendo las dos deliciosas nalgas,
entre los besos cargo a Rita de las puras nalgas, subiéndola al sillón dejándola de pie sobre el asiento de este, sus dos grande senos ahora
le quedaron en su mera cara.
En este momento era Rita la que se agachaba para seguir besándolo, dejándose manosear todo su cuerpo por esas inquietas y jóvenes manos, que ya la estaban calentando más
y más a cada momento. Esteban al no recibir protestas por manosear las nalgas, ahora muy despacio subió sus dos manos, acariciándole los grandes senos, con prisa comenzó a desabotonarle la blusita de color verde, y enseguida le desabrochó el brasier de enfrente.
Sin ningún pretexto, ella dejaba salir sus dos grandes senos de su lugar,
enseguida Esteban abrió la boca, le comenzó a chupar uno de sus pezones, que eran de color rosas,
estos eran grandes y deliciosos para mamar. Rita ya perdiendo la cabeza le besaba con pasión todo el cuello, le paseaba su lengua queriéndolo excitar más.
Mientras Esteban nuevamente despacio le bajaba sus dos manos, ahora metiéndolas debajo de la corta faldita blanca, el muy cabrón le agarró la pequeña panti sin ningún permiso, el muy hijo de su puta madre se la fue bajando muy despacito.
Rita al sentir bajar su tanguita, solo movía su caderita de un lado para el otro, dándole más facilidad para quitársela, era un pequeño, hermoso y sexi hilo dental de color blanco el que tenía puesto.
Esteban lo puso junto a su cara, lo miró por un momento y lo dejo caer cayendo en los pies de ella. Rita le sonrió agarrándolo de las orejas se lo repegaba mas a sus senos, colocándole Esteban una de sus manos en las nalgas, buscándole
su pequeño fundillito, mientras la otra mano le tocaba su bizcochito, que lo tenía bien peludo, ya estaba bien mojado de la manoseada que este cabrón le daba.
Enseguida Esteban sin preguntar y sin ningún permiso, con su mano derecha le introdujo cuatro dedos en el bizcochito, mientras su mano izquierda le trataba de meter un
dedo entre las nalgas, encontrando el camino en el caliente y pequeño fundillito, soltándole su primer quejido a Rita al sentir penetrar los dedos en su cuerpo.
— ¡Ah! Que rico ¡Ah! Mi culito. —
Mientras Esteban le mamaba los dos grandes senos, comenzó a menear sus manos a un ritmo lento, masturbándole toda su panochita y su fundillito, tratando de excitar más a la deliciosa chaparrita, que se retorcía ante la masturbada que le daba el joven religioso, olvidando ella los problemas con su esposo, solo gritaba de placer:
— ¡Ay! ¡Así! ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Así! ¡Ah! —
Por fin Esteban tenía en sus manos ese rico cuerpo, que tantas veces lo había hecho fantasear, mientras estudiaban la biblia cada sábado. Sí, Rita lo tenía bien peludito como él se lo imaginaba, pero Esteban ya quería ponerla en cuatro patas para ver si tenía el culito como pensaba, cada vez que Rita se agachaba por algo o a buscar un libro en lo más bajo de su librero el vestido cubría esa tersa piel.
Esteban se imaginaba las nalgas blancas y duras, el culito rosita apretadito, soñaba con posar su lengua en ese fundillito para lamerlo una y otra vez, hasta que ella le rogara que la sodomizara con su garrote, ya que como siempre la señora Rita estaba bien bañada para recibir su estudio bíblico.
Pero esta vez, ella estaba bañada y lista para recibir sin saberlo las doce pulgadas de grueso garrote que Esteban se cargaba, terminaría bien bañada, pero de leche caliente de un
buen religioso entregado a Dios.
Esteban soltó el par de senos besándola de nuevo en los labios, puso ambas manos en los hombros de Rita, e hizo presión bajándola muy despacio del sillón, ella enseguida
puso los pies en el suelo, sentándose en el sillón sabía lo que le pedía, así que, sin preguntar ni decir nada, con sus dos manos le desabrochó muy desesperada el pantalón.
Enseguida con sus manos ella le bajo el cierre, bajándole el calzón saliendo enfrente de su cara su largo garrote que era gordo, duro y muy enfurecido, haciendo hacer bizcos a
Rita al tenerla tan cerca de su cara, diciéndole:
—¡Oh! ¡Dios mío! Estas bien dotado Esteban. —
Rita sonreía alzando la vista buscando la cara de Esteban, tenía la punta del garrote bien mojado de lo excitado que ya estaba. Rita solo abrió más su boca chupándole la gruesa punta con sus labios, apretándolo muy suavemente, enseguida se lo soltó dándole de lengüetazos uno tras otro, después abrió la boca tragándose solo seis pulgadas del grueso garrote, estremeciendo a Esteban de pies a cabeza con esta tremenda mamada que le estaba dando.
— ¡Ah! ¡Rita! ¡Ah! —
Rita se lo chupaba muy suavemente, mientras con su mano derecha muy lentamente se lo comenzó a masturbar, de arriba para abajo chupando cada vez más adentro, hasta que la golosa logró meterse en su boca diez gruesas pulgadas
de garrote, haciendo con esto enloquecer al cabrón de puro
placer, mientras ella sostenía su aire, con el grueso garrote bien adentro tocándole su garganta, escuchando al joven quejarse:
— ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! —
Esteban miraba hacia el techo temblándole las piernas, Rita resultó ser toda una mamadora profesional. ¿Quién imaginaría que ella pudiera hacer estas deliciosas maravillas?
Era toda una putita, se la metía en la boca chupando despacio hasta lograr tocar la vergota su garganta.
Ahora Esteban miraba hacia abajo observando cómo se la chupaba, mientras que Rita, solo debes en cuando levantaba la vista para ver la cara que ponía Esteban al estársela chupando.
El religioso con sus manos le acariciaba muy despacio todo el cabello, como agradeciendo cada rica mamadota que recibía, sintiéndose en el cielo volteando los ojos con
tanto placer.
Hasta que abrió la boca Rita liberando la erecta vergota de sus labios, lo agitó un poco tratando de ponerlo más duro. Después con sus dos manos se quitó la blusa, entonces se levantó del sillón poniéndose de pie, deslizando su faldita quedando la muy puta completamente desnuda ante Esteban, ahí mero en la misma sala.
Si... sí era esta putita como Esteban se la imaginaba, de una pequeña cinturita, dos grandes y mamables senos blancos, de pezones grande rosas, un par de nalgas firmes y deliciosas, y lo mejor venia. Ahora ella se sentó en la codera del sillón echándose hacia atrás, apoyando sus manos en la codera.
Ella abrió sus dos piernotas dejándole ver todo su bizcochito bien abierto, lo tenía cubierto por sus vellitos castaños, sus labios vaginales eran rosas, su clítoris estaba mojado y
bien salido, creo que esperando le regresara una buena mamada de papayita, la cual no tardó mucho en llegar.
Ahora se inclinó Esteban, enseguida abrió su boca sacando su lengua, comenzó a moverla lamiendo el excitado clítoris, lo apretó con sus labios, ya adentro de su boca le daba de vueltas con su lengua, enloqueciendo con esto a Rita de placer.
— ¡Ah! ¡Que delicia cabrón! ¡Ah! ¡Así! ¡Ah! —
Rita se cobraba las mamadas de garrote que le dio a Esteban, este cabrón le mamaba el bizcochito con mucha gula, yo describiría de maravilla, de una manera que su esposo en tantos años de casado nunca lo había hecho, le mamaba toda su panochita de esta manera tan golosa.
Esteban metía la lengua entre sus paredes vaginales, le chupeteaba el clítoris haciéndola llorar, pero ahora lloraba de placer la muy puta, porque continuaba mamada tras mamada, le metía sin parar de lamerle ni un segundo toda su caliente papayita, escuchando sus quejidos en la sala.
— ¡Ah! ¡Dios mío! ¡Qué rico! ¡Ah! ¡Ah! —
Ahora Esteban se lamio dos dedos, mientras le lamia el bizcochito le comenzó a meter un dedo en el pequeño fundillito, entrando y saliendo despacio varias veces hasta que le metió un segundo dedo en su fundillito, haciéndola gritar de placer:
— ¡Ah! ¡No pares! ¡Ah! ¡No! ¡No! ¡Te detengas! ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! —
Después de mamársela por un buen rato, la muy puta se comenzó a venir en la lengua de Esteban, cuando esta bailaba en el clítoris, sintió un delicioso calor recorrer su vértebra, anunciándole su culminación, él no se paraba ni un momento de picarle el fundillito, con sus dos dedos en un
ritmo enloquecedor, llegando al clímax la cabrona, mientras que abría la boca gritando al mundo su venida:
— ¡Ah! Me vengo. ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! ¡Me! —
Soltó un grito apretando su fundillito, Rita sacaba todo su caliente orgasmo hasta el final, llegaba a su culminación, desesperada abría su boca, sus senos estaban hinchados y sus pezones los tenía muy duros,
sintiendo unos brincos involuntarios su cuerpo, hasta que Esteban le sacó los dedos del fundillito, separo su boca del derramado bizcochito caliente.
Ella con los ojos entre cerrados lo miró con mucha lujuria, Esteban deprisa se quitó la camisa y todo lo que le estorbaba, su grueso garrote ya quería probar esa apretada papayita, Rita ya estaba acomodada para ser penetrada por él.
Sin más, Esteban con sus manos le agarró las dos blancas piernotas, le puso la punta de su garrote en la entrada del derramado bizcochito.
Rita con la pura yema de sus dedos tocó la punta de la gruesa cabezota, dirigiéndola en su mojada entrada, de una envestida se le fue hasta adentro de su vagina, solo ocho gruesas pulgadas de erecta vergota le entraron de golpe, haciéndola gritar de placer al irse metiendo, abriéndole todo su caliente bizcochito:
— ¡Ah! Despacio. ¡Ah! ¡Que gruesa la tienes! ¡Ah! —
Esteban comenzó a meter y sacar su fierro, sintiendo muy caliente el bizcochito de Rita, dándole mucho placer escuchando cada grito que ella pegaba, la muy puta gemía como
perra en celo, abriéndole en el aire sus dos piernas lo más que podía,
haciendo equilibrios ella en la codera del sillón, mientras el religioso se la cogía, metiendo y sacando su garrote sin darle tregua ni un momento.
Esteban desde arriba miraba los dos grandes senos tambalearse, a cada empujón que le daba, logrando enterrarle en ese pequeño bizcochito once pulgadas de gruesa vergota,
Rita abría sus ojitos temblando su cuerpo, con su mano izquierda se limpiaba el sudor de su frente.
Mientras con los dedos de su mano derecha se comenzó a masturbar su papayita, dando círculos de manera desesperada, Rita ya quería alcanzar otro rico orgasmo, pero ahora
estando bien en fierrada en su caliente papayita.
Esteban no paraba de bombear ni un momento la panochita caliente, Rita ahora puso su cara de desesperada, un delicioso calor la invadió por completo recorriendo toda su
espalda, las metidas y sacadas de vergota eran interminables en su bizcochito, ya estaba bien abierto tragando ese soñado calibre que la hacía temblar de placer.
Rita ya no pudo más, fue presa de otro potente orgasmo que la empezó a sacudir desde su mojada panochita hasta su columna vertebral, haciéndola vibrar de placer llegando de nuevo al clímax gritando:
—¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! ¡Dame!
¡Dame! ¡Ah! —
Mientras la muy puta se venía, se le contraía su peluda panochita en su culminación, dándole más placer a Esteban. Quien veía como desesperada, con sus propios dedos Rita se golpeaba el clítoris de su bizcochito, temblando la putita en
su caliente venida, provocándole también a Esteban su venida en ese pequeño y derramado bizcochito.
Sintió caliente, la eyaculación ya la tenía en la punta de su garrote, puso las piernas rígidas tratando de impulsar toda su leche caliente, sintiendo como llegaba a su clímax, en ese momento abrió los ojos Rita mirando fijamente a Esteban,
quedándose completamente quieta.
Pero Esteban no pudo contenerse más en su venida, después de tanto estar mete y saca su garrote en tan caliente bizcochito, explotó también en un caliente orgasmo sintiendo como salía su leche, el religioso gritaba: — ¡Ah! Me ¡Deslechó! ¡Me! ¡Ah! ¡Ah! ¡Me! ¡Ah! —
Precipitadamente sacó su grueso e hinchado garrote del bizcochito caliente, enseguida comenzó a agitarlo con su mano derecha, y chorro tras chorro de leche caliente empezó a volar sobre el hermoso cuerpo de Rita, embarrándole hasta la cara, los grandes senos, el estómago, los vellitos castaños de la panochita.
Esteban con los ojos entre cerrados con su mano se lo apretaba masturbándose su garrote desde arriba hasta abajo, eyaculando por completo sobre el rico cuerpo desnudo de la señora, llegando al mismo séptimo cielo, caminando entre las nubes disfrutando de tener ese hermoso cuerpo que lo
hacia deslecharse.
Rita sin pensarlo dos veces, se enderezó de la codera del sillón, de inmediato abrió los labios y se metió lo más que pudo dentro de su boca el grueso garrote, cayendo todavía
un par de chorros de espermas calientes adentro de su garganta, sorprendiendo a Esteban regresándolo a “tierra”.
Con esta deliciosa e inesperada mamadota que le daba en su sensible garrote, escuchándolo decir:
— ¡Ah! Cabrona que rico te los tragas. ¡Ah! ¡Qué rico! ¡Ah! —
Se lo mamó Rita lo más que pudo, metiéndose la golosa nueve pulgadas de vergota en su cálida boca, tocando hasta su garganta, sacándoselo dejando un puente de baba y de
espermas, lo agitaba con su mano derecha dándole de lengüetazos en la punta, para volvérselo a meter de nuevo en la boca, agitándolo con sus dos manos, sin sacárselo de la boca
tratando de exprimirlo con sus labios, tragándose la muy puta toda la leche que seguía saliendo, provocándole mucho placer a Esteban.
—No dejes. ¡Ah! Que se me baje. ¡Chúpalo así! ¡Así! ¡Ah! ¡Que delicia! ¡Ah! —
La putita golosa se lo dejaba bien limpio, se lo sacaba de la boca, enseguida se lo lamía, se lo paseaba por los dos senos, se lo chupaba de una forma deliciosa, le encanto ese
largo garrote, que ya estaba bien deslechado, haciendo al religioso volar a cada caricia que ella le daba, hasta que Esteban le expresó:
—Voltéate Rita para darte en tu culito. —
Pero ella de inmediato le contestó: —No mi amor, ya son muchas venidas, ya no más. —
—Ándale, no más en lo que se me baja, déjame metértelo en tu culito, lo has de tener bien apretadito. —
Suplicó Esteban acariciándole las nalgas, queriéndoselas abrir con sus manos.
— ¡No! Ya se me bajo el calor, y me va a doler si me das en mi culito. —
—Nada más la puntita te meto, quiero ver cuánto aprietas. —
— ¡No cabrón! ¡No entiendes! Otra vez será, te lo prometo, ya esto se acabó, vístete. —
Esteban la miró no diciendo más, ya no le quiso insistir, el bizcochito estuvo delicioso era mejor esperar un poco, no hacerla enojar y disfrutarlo en otra ocasión, ya la había visto
toda desnuda y hasta se la cogió, podía esperar para comerse ese rico fundillito otro día. Así que no insistió más, solo se vistieron.
Después de unos minutos Esteban la abrazó ya con libertad la besó en la boca, al repegarse, con sus dos manos le acarició las nalgas por última vez, estrujándolas encima de la faldita, entonces le preguntó: — ¿Cuándo te puedo coger otra vez Rita? —
—Creo que ya la cague Esteban, y bien cagada, mejor vete de mi casa, prométeme no decir nada a nadie de esta estupidez que cometimos. —
Él se extrañó de escuchar estas palabras, pues no la forzó para tener sexo con ella, así que confundido le expuso: —Pero… tú querías coger conmigo y.… yo. —
— ¡Vete de mi casa Esteban! No sé lo que me pasó, aquí tú eres el religioso, esto no lo evitaste. ¿Que estaba yo pensando en dejarme coger por ti Esteban? —
—A mí me gustó cogerte… tú siempre me has gustado Rita. —
Le comentó Esteban mirándole su deliciosa boquita de mamadora profesional, bajo la vista contemplándole sus dos grandes senos escuchando decirle: —Ya vete… júrame no decirle a nadie, si dices algo, yo diré que tú me violaste cabrón, que te aprovechaste. —
—Si algún día quieres otra vez Rita solo dime, me debes tu delicioso culito. —
Se le ocurrió decir a Esteban. Rita enojada de inmediato le gritó:
— ¡Chingada madre! ¡Ya vete cabrón, ya vete de mi casa! ¿Qué he hecho? ¡Dios mío! Si mi viejo se entera nos
romperá la madre a los dos. —
Después de pasada la calentura, Rita caía en un estado de pánico por lo sucedido, el problema era si se enteraba su marido, o algo peor que nunca pensó Rita por su calentura,
que, en ese momento, pudo haber entrado a la casa su esposo y encontrarlos desnudos cogiendo en plena sala.
—Te veo el próximo sábado Rita. —
Solo comentó en tono bajo, muy confuso se fue a su casa. ¿Qué dirían si los hermanos de su religión se enteraran de tal caso? De cogerse a una mujer casada, en lugar de darle su estudio bíblico.
¿Si el esposo de Rita se enteraba de lo que pasó entre ellos? la madriza que le pondría a Esteban por cogerse a su vieja no era una gracia ni un juego, era un pedote muy grande en el que se metió, ahora era pensar y pensar en ese asunto tan delicado.
Esa misma tarde después de su reunión con “los hermanos” de su religión, Esteban regresó a su casa acompañado de sus padres, ya sentados merendando les propuso de nuevo que quería y deseaba, ir a otro estado de la república mexicana, para poder predicar en donde necesitaran de más publicadores.
Eso lleno de orgullo a su padre, quien era el “anciano” de la congregación, (o quiere decir sacerdote, padre, dirigente, ministro o como quieran llamar a la persona que lleva la responsabilidad en una iglesia, templo, congregación, etc. etc.)
— ¿Estás seguro Esteban de quererte ir a otro lugar para servir a Dios? —
Le preguntó su padre muy orgulloso de la decisión que tomaba su hijo Esteban.
—Si papá, ya lo pensé muy bien, quiero ayudar a la gente en otro lugar, en donde tengan más necesidad, además que aquí ya tienen muchos publicadores, en otros lugares nos necesitan más para llevar la palabra de Dios, podría ir quizá
al estado de San Luis Potosí.
—Esta es la tercera vez que hablamos del tema en un mes Esteban, pero si ya es tu decisión, entonces adelante, yo te apoyo moral y económicamente hijo. —
— ¡Gracias por la oportunidad! La aprovecharé al máximo papá. —
—Bueno, ya tienes veinte años, a lo mejor en otro lugar tú encuentres una muy buena hermanita que te guste y te cases con ella después. —
—Creo que es una buena idea papá, buscar mi pareja y futura esposa en otro estado, como en San Luis Potosí o en otras congregaciones cristianas, aquí ya siempre es lo mismo, ya todas las “hermanas” están comprometidas con otros “hermanos” de nuestra congregación. —
Explicó Esteban tratando de justificar su huida de su congregación a otra muy lejos.
—Mira, tengo una dirección en San Luis Potosí, ahí tenía un buen amigo, bueno era un “hermano” a lo mejor su familia a un viva en el mismo lugar, él murió hace como cuatro años según me enteré, pero su esposa.
¿Cómo se llamaba? Alma, creo que es Alma, ella siempre es muy amable con todas las personas que la rodean. ¿Porque no los buscas para checar si todavía rentan un cuarto en su casa? —
Le sugirió el padre, brindándole una buena solución para vivir Esteban en otro estado.
— ¿Les digo que tú me enviaste papá? —
—Sí, diles que te envié yo, mira cuando vendía productos para una compañía los conocí, el “hermano” me prestaba el cuarto un par de días, pero si lo tenían rentado medejaban
dormir en la sala, mi amigo decía que yo ahorraría un poco de dinero al no pagar un hotel, y tenía mucha razón, ese dinero lo guardaba para otro gasto. —
—Dame la dirección, el lunes de una vez iré a ver a la “hermana” papá, checaré si todavía renta o me recomienda a alguien en el lugar para vivir. —
—Son más de cinco horas de camino en camión hijo, necesitas irte muy temprano, como a las cuatro de la madrugada para que, a las diez de la mañana, ya estés llegando al pueblo de San Luis Potosí, su casa queda no más de media hora caminando de la central de autobuses, o cuando llegues dale la dirección a un taxi, así es más fácil encontrar la casa en calle robledo número treinta y siete. —
Le explicó su padre, dándole opciones a Esteban, quien enseguida le respondió: —Bueno, sacaré el boleto del camión mañana domingo, el lunes me voy temprano para buscar la dirección de la casa, chance y mi destino este en ese pueblo. —
—Te daré ahora algo de dinero, por si te rentan el cuarto hijo, si resuelves el problema de donde poder quedarte, regresas aquí por tus cosas, a mí se me perdió el número de su teléfono, pero míralo de este modo, así es más interesante la aventura ir hacia lo desconocido en otro estado de la república, preguntas por Alma María Rico. —
Esteban sonrió al ver que conseguiría irse diciendo: —Gracias por tu apoyo papá. ¿Te parece bien la decisión
mamá? —
—Tu padre tiene razón hijo, sirve a Dios en otros lados donde necesiten más publicadores, ve y busca una buena muchacha cristiana para ti, que sea como tú eres buena, responsable y de muy buena moral, recuerda que el tiempo vuela no lo desaproveches. —
Su madre hasta ahora ignoraba la chingadera que hizo en la mañana con la señora Rita, así que ella muy inocente solo siguió diciéndole: —Y dime. ¿Cómo te fue en tu estudio con la señora Rita y su esposo hoy? —
Le preguntó su madre mirándolo a la cara muy interesada. Esteban se quedó muy callado y pensativo por un momento, buscando las palabras, recordando los dos pinches senos grandes de piel blanca, la boquita mamadora de garrote, las grandes y deliciosas nalgas, y el bizcochito que esa mañana lo deslechó con tanta experiencia.
— ¿Cómo te fue con Rita y su esposo? —
— ¡Oh! Es que me acorde que el señor no estuvo en la casa, solo estudió la señora Rita… estaba ella muy triste
porque tiene muchos problemas con su esposo, de... de su matrimonio, problemas de casados…—
—Bueno, si tú te vas a otro lugar a servir a Dios, yo dirigiré el estudio de ellos, para que no se pierda todo el esfuerzo que haces para que esas personas entren en la verdad, y
que sean felices como nosotros lo somos hijo, y así puedan vivir para siempre en el paraíso prometido por Dios. —
Comentó la madre muy contenta apoyando a su hijo.
—Si, es una buena idea, que tu madre dirija tu estudio bíblico con doña Rita, tu madre entiende mejor estos problemas de los casados, cosa que creo tú todavía no entiendes muy bien Esteban. —
Indicó su padre apoyando a que su esposa siguiera con ese estudio bíblico, Esteban se quedó callado pensaba en lo que hizo en la mañana:
—Ojalá que la pinche Rita cuando la vea no le cuente a mamá que le comí su bizcochito, pero ella dijo que yo no dijera nada de la cogida, qué más da, la muy culera no me dejo picarle su fundillito con mi garrote, no creo que se atreva la pendeja abrir el pinche hocico, es muy puta la cabrona, hasta se tragó mi leche... —
— ¡He y Esteban! —
Gritó su madre, él volvió a la realidad espantado sin saber que pedo.
—Sí, ¿Que decías mamá? Estaba pensando en mis otros estudios bíblicos. —
Contestó Esteban justificando su estupidez con sus morbosos pensamientos.
—Es lo que te pregunté hijo, que si… ¿Te cuido tus otros estudios bíblicos? —
—Me parece bien, que mis otros diez estudios bíblicos tú te ocupes mamá, o busques quien pueda dirigirlos, a donde voy empezaré de nuevo y con mucha energía. —
Después de esta plática Esteban se sintió más tranquilo, se despidió de sus padres, yéndose a su cuarto a encerrar, a escondidas tenía una cubeta de lámina con hielo con doce
deliciosas viñas para tomar, así tomando el alcohol a escondidas recordaba los labios de Rita, su hermoso cuerpo, los grandes senos, las mamadas de garrote que le dio, el peludo bizcochito que se cargaba.
Esteban recordaba cuando Rita se venía, como apretaba su panochita su garrote, todavía sentía sus dedos atrapados en el caliente fundillito, recordaba su hermosa mirada, cuan-
do la puta estaba pidiendo más garrote a gritos en su caliente
orgasmo.
Estaba Esteban bebiendo la octava viña, recordando ese hermoso fundillito, mientras con la mano derecha subía y bajaba su erecta vergota masturbándose, recordando ese rico cuerpo, como la pinche Rita se movía como si fuera perra en
celo tratando de deslecharlo.
—Si como perra. ¡Ah! ¡Ah! ¡Como una puta! ¡Ah! ¡Pinche puta! ¡Ah! —
Comenzó a decir Esteban recordando a Rita toda encuerada bien abierta de piernas, sintió un delicioso escalofrió apoderarse de su cuerpo, sintió la eyaculación en la punta de su garrote,
apretó sus piernas alcanzando su caliente orgasmo, batiéndose de su leche caliente en el estómago, en su
pecho, siendo presa de ricos temblores.
La pinche puta lo hizo venirse una vez más, el religioso estaba todavía soñando despierto, con el caliente fundillito, metiendo y sacando su garrote en esas ricas y grandes nalgas, después de unos minutos se quedó completamente dormido.

Está historia continuará....

Gracias por el voto te invito a leer mis novelas publicadas aquí en wattpad tituladas:

NEGOCIO REDONDO violencia, drogas y sexo el camino a la perdición. (Erótica)
THE SALEM TOUR SIN FRONTERAS drogas, sexo y rock pop. (Erótica)
LAS BRUJAS DE LA MONTAÑA las bestias del infierno. (Terror)
LAS MUÑECAS DE LALITH el jardín de las almas perdidas. (Terror)
LAS PROFECÍAS DEL MUNDO KAWA. (Fantasía)

Soy Humberto David Arellano Vázquez. Aries gracias por seguirme.
davidarellano400











LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES. LA SIRVIENTA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora