EN SAN LUIS POTOSÍ CONCE A NORMA VERGARA.

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LAS CARTAS DE EL CLUB 69 DE ARIES.

Los caminos de México de norte a sur y una máscara para la sociedad.

CAPÍTULO 1 extra.

Luis Estrada agarró la carretera principal, y después de varios minutos, se fue manejando el tráiler entre las calles, hasta llegar a la dirección de la bodega de plásticos S.A de C.V. en donde descargaría la carga que traía del Distrito Federal, en aquel momento que ingresaba estaba siendo recibido por un empleado del lugar.
Luis estacionó su tráiler en el área de descarga, la persona se acercaba saludándolo diciéndole:
-Buenos días Pantera, hasta que regresaste por estos lados. -
-Buenos días. ¿Cómo estás? Memo Contreras Caballero ¿Qué me cuenta caballero? Me mandaron a dejar esta carga del D.F. aquí está la factura, la cantidad de cajas y lo que contienen cada una de estas, tiene puestos los sellos la caja, creo que todo está en orden, tú dirás caballero. -
-Gracias Luis, qué bueno que regresas. ¿Cómo estás? ¿Tú viste un buen viaje? -
-Si todo en orden. -
Abrió la puerta bajándose Luis del tráiler, entonces le dijo:
-Saldré a buscar algún lugar para comer en lo que lo descargan. -
-Está bien, nos llevara un buen rato descargarla, sirve que te distraes un poco. -
-Te dejo los papeles, chécale la caja, ya te dije tiene los sellos y los candados.
-Okey pantera, te veo al rato, a ver que se te antoja para desayunar, hay dos tres fondas en la colonia. -
-Voy a buscar algo, sirve que estiro las piernas, te veo al rato. -
-Tárdate unas horas para que no te aburras estando aquí encerrado. -
- ¿Me recomiendas algo? -
-Te digo que hay unas tres fondas, pero ve al mercado, abrieron otras dos fondas y una fuente de sodas. -
- ¿Quieres que te traiga algo Memo? -
-No, estoy bien, cuídate. -
-Te veo al rato. -
Luis salió de la bodega, fue caminando entre las calles cercanas, buscando una fonda o un restaurant para poder comer, después de buscar por varios minutos, miró a una joven que llevaba puesta una falda de color negra hasta la rodilla, una blusa azul mirándosele solo un poco de sus grandes senos, era una chica de piel clara, cabello largo castaño, como de uno sesenta y cinco de estatura, de ojos cafés claros y una pequeña boquita.
Tenía colgada en su hombro una bolsa negra de piel, cargaba dos bolsas grandes de plástico que contenían su mandado, estaban llenas hasta el tope.
Luis la miró de frente, en un momento se cruzaron sus miradas, la chica se agachó un poco disimulando no mirarlo, al dar el siguiente paso, a la joven se le rasgó una de las bolsas de plástico, cayendo al suelo unas bolsas de dos kilos de frijol, un kilo de arroz, un frasco de café soluble que se le rodó en la banqueta sin romperse, llegando hasta los pies de Luis.
Parte del mandado ya estaba tirado en el piso, parándose de golpe la chica, estaba ella sorprendida por lo sucedido.
Luis enseguida se agachó, con sus manos recogía el frasco, se enderezó dando rápido cuatro pasos acercándose a la joven, agachándose de nuevo ayudándole a levantar las cosas que estaban regadas en el piso, al agacharse la señorita para recoger las cosas expresó:
- ¡Oh! Qué pena, se reventó la bolsa de plástico con todo mí mandado. -
Ahora, sin esperarlo, en ese momento se le abrió su bolso negro, cayéndose al suelo unas revistas religiosas, un pequeño espejo, un cepillo para peinarse, unas monedas, unos
folletos religiosos, acabando de hacer más grande el desorden a su alrededor.
-Déjame ayudarte con esto. -
Le expresó Luis muy atento, tratando de levantar los productos con sus dos manos. -
- ¡Oh! Mi bolsa de mis revistas. ¡Dios mío! ¿Qué paso? ¿Por qué se cae todo? -
-No te preocupes, te ayudo. -
Volvió a decir Luis, mientras con prisa recogía las bolsas de arroz y frijol, levantando también una bolsa con tortillas de harina, un jabón líquido para trastes, una bolsa de jabón en polvo para la ropa, una bolsa de sal de a kilo, mientras la joven también se puso de cuclillas levantando sus folletos, sus revistas y las demás cosas que se le salieron de su bolso.
-Ya tengo parte de tu mandado, aunque creo que la bolsa de plástico ya no te servirá, se rompió completa, este plástico es muy delgado y el contenido es muy pesado. -
Le comentó Luis, ahora, poniéndose de pie abrazando lo que recogió, ella rápido acomodo las cosas en su bolsa negra de piel, colgándosela de nuevo en su hombro, levantando las tres bolsas de plástico que le quedaban, se acomodaba dos bolsas en una mano y la otra bolsa en la otra mano, escuchando al desconocido decirle:
-Dame una de esas dos bolsas, te ayudaré a cargarlas. ¿Hasta dónde vives? -
-Qué pena. ¿Deberás me ayudarás? -
-Pues mira, si colocas este mandado en tus otras bolsas de plástico también se te romperán, será mucho el peso, vamos, en verdad dame una bolsa, déjame ayudarte... es en buen plan muchacha. -
-Está bien, gracias por tu ayuda, no sabes cuánto te lo agradezco, vivo aquí a dos calles, ya me falta poco para llegar, es en la calle de nombre robledo es la casa con número treinta y seis. -
-Discúlpame muchacha, pero yo no soy de aquí, ni conozco las calles. -
-No. ¿De dónde eres? -
Le preguntó ella. Comenzando a caminar despacio los dos jóvenes, con las cosas del mandado entre sus brazos.
-Se supone, que soy del Estado de México. -
- ¿Cómo que se supone? ¿A qué te refieres? -
-Bueno, yo soy trailero y vivo en toda la república, ando en los caminos de México de norte a sur, mi casa está en el estado de México, pero a veces vivo tres días en un estado de la república mexicana, luego tengo carga para otro estado.
Así que me paso unos diez días en otro estado, así varea, hasta que consigo algo que llevar en el estado de México.
Entonces, me regreso a mi casa por unos días, después me dan una carga para algún lado. -
-Que interesante suena tu vida, y dime ahorita. ¿En dónde está tu tráiler? -
Al escuchar esta pregunta, medio levantó su mano derecha, cargando las cosas que llevaba, con su dedo índice trataba de indicar la dirección, contestándole:
-Lo están descargado en una bodega a unas seis calles de aquí, hacia esa dirección. -
-Bueno, ya te habías pasado la calle en la que vivo, que es la calle robledo. -
-Si te hubiera conocido antes, ya te habría ido a visitar a tu casa, creme, tengo apuntadas algunas direcciones y números telefónicos, que cuando visito un estado, y ando cerca me doy mi tiempo y visito a mis amigas. -
- ¡Ah! Entonces, aparte de viajar por toda la república mexicana, siendo un agente viajero eres también un agente "viejero". -
Le expresó ella con una sonrisa en sus labios, mientras continuaban caminando la joven ahora volteaba su cara hacia arriba para mirarlo más detenidamente, era un hombre de uno ochenta de estatura, cabello corto negro, tenía puestos sus lentes obscuros que le impedían ver sus ojos, su nariz chata, tenía bigote y su barba abundante medio crecida, de cuerpo fuerte y macizo, detuvo su vista en el bíceps y en el ante brazo que cargaba la bolsa.
-Se ve delicioso este fortachón. -
Pensó la chica, ahora recapacitando en presentarse con él, así que enseguida le expresó:
-Perdón, mi nombre es Norma Vergara Rico. -
- ¡Ah! Pues mucho gusto Norma, mi nombre es Luis Estrada Camacho para servirte. -
-Gracias Luis, y muchas gracias por ayudarme, ¡Mira! Ya llegamos a tu casa, aquí es robledo número treinta y seis, cuando regreses si quieres ven y visítame. -
-Gracias Norma, cuando llegue a regresar a este estado, te visitaré si me lo permites. -
Norma sonrió ante la propuesta, diciéndole:
-Ya te dije, cuando regreses a San Luis potosí visítame. -
Mientras hablaba, con su mano derecha buscaba la llave en su bolso negro, para poder abrir la puerta, enseguida quitó la chapa abriendo la puerta entrando los dos jóvenes cargando las cosas, pasando el recibidor, la sala llegando hasta donde estaba la cocina.
-Pon las cosas sobre la mesa por favor. -
Enseguida, pusieron todo el mandado tomándose un respiro, Norma lo miró a la cara, con una sonrisa le expresó:
-Gracias por ayudarme Luis, te lo agradezco mucho y... ¿Adónde ibas en la calle? -
-A buscar algo para comer, vengo del Distrito Federal, y tardarán unas horas en vaciar mi tráiler, así que buscaba una fonda, un restaurant o un mercado. Te digo que no conozco
el lugar. -
Mientras él explicaba, Norma ya en sus pensamientos, deseaba que ese hombre entre sus piernas, que la estrujara con esos brazos que se veían tan fuertes, volteó su cara mirando hacia la puerta de la entrada, pensando dos veces si lo acompañaba para que ya se retirara de su casa.
Pero, lo pensó nuevamente por un momento:
-Él, no es de por aquí, que tal si me cambio de ropa por algo muy provocativo, y él toma la iniciativa de quererme coger, si yo le propongo, pensara que soy una puta, lo invitaré a comer.
Lo torearé un poco, si se interesa me haré la difícil para no verme tan puta, y le diré que así me visto en mi casa, si, le diré que no se vaya, que le haré algo de comer, total es lo que buscaba ahora que estoy sola, una buena cogida. -
Después de pensar su plan por un momento, entonces, le propuso al joven:
-Escúchame Luis, por tu ayuda en recompensa te prepararé algo de almorzar. ¿Aceptas? -
Al escuchar la invitación Luis enseguida le preguntó:
- ¿No se enoja tu mamá o alguien que este contigo? -
-No... no hay problema, mi madre trabaja toda esta semana en el día, regresa como a las dos o tres de la tarde, y mi hermano salió con Esteban. -
- ¿Quién es Esteban? -
Le preguntó dibujando una sonrisa, mirándola directo a la cara, ella le respondió:
-Es un inquilino que tenemos en casa, es hermano de nuestra religión. Mi hermano se llama Pablo y esta mañana acompaño a Esteban a su casa, precisamente al Estado de
México, para visitar a sus padres y traer unas cosas personales, regresaran tal vez mañana. -
-Así que te dejan solita y abandonada en esta casa. -
- ¡Claro que no! Te digo que mi madre regresa en unas horas, a veces estamos todos cuando ella trabaja de noche y regresa en la mañana, pero bueno, para que te explico tanto, por ahora yo me pondré algo más cómodo para prepararte algo de comer, solo dame unos minutos. -
Diciendo estas palabras, se dio la vuelta Norma caminando subiendo las escaleras, quedándose Luis quieto en la sala cruzado de brazos, al darle la espalda estaba con su vista
buscándole las nalgas, atreves de la larga falda negra, subiendo ella seis escalones hasta llegar al descansó de la escalera.
Entonces, Norma dio la vuelta a la izquierda desapareciendo de su vista, yéndose directa hasta su cuarto en el segundo piso, quedándose él esperando solo en la sala.
- ¡Aquí te espero! -
Le gritó Luis, ahora, volteando su cara mirando la sala y las cosas que la adornaba, no espero más de cinco minutos, cuando se escucharon unos sonidos de las sandalias bajar las
escaleras, él puso la vista directo en el descanso en donde aparecería la joven, los ojos se le abrieron al mirar ese par de grandes senos blancos, que se le zangoloteaban en cada paso que ella daba al estar bajándose los escalones.
No más bien yo describiría que se le cimbraban sus dos grandes senos, que casi se le salían de la pequeña blusita negra, que estaba desabotonada de hasta arriba, ya no tenía su brasier que los sujetara, ahora, bajó su vista Luis mirando, que Norma se puso un short negro muy cortito, que se le
miraba un rico triangulito abultado, que formaba una deliciosa "Y" entre sus dos piernas, que eran blancas, macizas y juveniles.
Sí, que ese horrible vestido negro y largo le cubría todo ese hermoso cuerpo que ella tenía.
Ahora, Luis sintió su garrote moverse entre sus piernas, quería ahora verle todo su bizcochito, si lo tenía peludo o bien rasurado, era una hermosa joven de cuerpo muy tentador.
Norma muy bien sabía lo que tenía y todo lo que le enseñaba a ese extraño, así que todos sus movimientos los exageraba para que se movieran más todos sus lindos atributos, haciéndose la inocente le expresó:
-Veré que te preparo de comer.... eh ¿Luis? Me dijiste.... Luis. ¿Verdad? -
Terminó de bajar la escalera, pasando junto a él, ahora dándole la espalda moviendo sus dos grandes nalgas que se movían de manera deliciosa al dar cada paso, yéndose ella directo a la cocina.
Luis nervioso tragó saliva después de mirarla de arriba para abajo, de adelante y de atrás, solo le contestó:
-Si me llamo Luis, pero. ¿Por qué te vistes así? si no me conoces. -
Norma al escuchar esta pregunta, la cual ya esperaba, le sonrió sin que Luis mirara su cara, sabía que ya tenía toda la atención de él en su cuerpo y en ese momento en sus nalgas, así que se paró enfrente del gabinete, se quedó quieta dándole la espalda, entonces muy seria le respondió:
-Es mi casa y me visto como yo quiera, es para estar más cómoda, además tú eres una buena persona, por eso me ayudaste en la calle a cargar con mi despensa. ¿No? -
Después de decir estas palabras, la muy cabrona se agachó sin flexionar las rodillas, estaba disque buscando algo en la parte baja del gabinete, se le vio un señor culo cuando se empinó.
Luis le miraba detenidamente, parte de las blancas nalgas que no cubrían el pequeño short negro, como un idiota abría la boca al tener ese hermoso panorama justo enfrente de él.
Muy despacio, Luis dio unos pasos sin hacer el menor ruido, no aguantándose más, le comentó:
-No te endereces por favor, que te ves bien deliciosa Norma. -
Ella al escuchar lo que le dijo, volteó la cara sintiéndolo ya bien repegado a ella, enseguida y apropósito ella se echó un poco para atrás, chocando con la bragueta, sintiendo de
inmediato el duro garrote repegarse en medio de sus dos nalgas.
Ahora Norma se enderezó dándose la vuelta. Se acercó un poco a él, con toda la intención le talló sus grandes senos en el pecho de Luis, alzando la vista viéndolo a la cara, según ella muy seria le preguntó:
- ¿Me vas a faltar al respeto? -
Luis por ser más alto, solo bajó la vista mirando esos dos enormes senos que amenazan con salirse de la pequeña blusita.
Norma mirándolo a los ojos le repegó un poco más su cuerpo.
Luis atreviéndose levantó sus dos manos poniéndoselas sobre los grandes senos, ella sintió las manos apretarle muy suavemente.
Norma alzo más la cara, y antes de que protestará, recibió un cálido beso en sus labios, sintiendo esos bigotes y la barba aprisionar sus labios, al separarse ella del largo beso, solo lo
miró diciéndole:
-Apenas te conozco Luis, me vas a ser pecar... -
Luis besó de nuevo a Norma, callando sus falsas palabras, abrazándola repegándose los senos de lleno a su cuerpo, ahora bajando poco a poco sus dos manos tocándole la cintura, después ya le acariciaba las grandes nalgas, que estaban suaves y deliciosas, mientras ella cerraba los ojos, disfrutando en se momento de esos brazos que la aprisionaban con
fuerza, este cabrón era un hombre soñado.
Mientras él, le manoseaba de lleno todas las nalgas tocándole la piel que no cubría el pequeño short.
Ahora Norma se echó para atrás su torso, enseguida con sus manos se desabotonó por completo la blusita negra, quedando a la vista los dos grandes senos de piel blanca, que estaban adornados por dos pezones rosas que eran grandes y hermosos, como invitándolo a chupárselos.
Luis se los miró por un instante, después se inclinó poniendo uno de los pezones en sus labios, chupándolo despacio lamiéndolo suavemente, para después soltarlo chupándole enseguida el otro pezón, dándole un pequeño mordisco con sus dientes.
Norma le ponía sus dos grandes senos en la boca, con sus manos le acariciaba el cabello de Luis, sintiendo como su short negro comenzaba a bajarse muy lentamente por esas manos que la acariciaban de una forma divina, agachándose más Luis bajándoselo de las piernas, soltándole el short porque se le resbalo, solito pasaba por las rodillas cayendo a los pies de Norma.
Pero, continuaba Luis con ambas manos acariciándole las enormes nalgas disfrutando de esa deliciosa piel suave y tersa, descubriendo ahora que ella no traía nada puesto abajo, con su mano derecha le acaricio la pierna, recorriendo su piel hasta llegar a su bizcochito, sintiendo los vellitos castaños que estaban húmedos de su excitación.
Él, no se contuvo, dejando de besarla soltándola de sus brazos.
Ahora Norma sonriendo con sus dos manos se quitó la blusa negra, cayendo la prenda en el piso, quedando totalmente desnuda ahí mismo en la cocina.
Luis en ese momento daba un paso atrás, mirándole el delicioso bizcochito que tenía ella entre las piernas, alzando despacio su vista.
Envilecido miraba toda su hermosa piel blanca, su estómago, su ombligo, esa pequeña lonjita que tenía por no hacer ejercicio, pero quien se fija en esas pequeñeces, sus ojos los acapararon sus grandes senos con sus pezones rosas, que brillaban por toda la saliva de las chupadas que él le dio.
Ahora, Luis sonrió al ver todo ese cuerpo de la hermosa joven desconocida, que estaba ya totalmente desnuda ante él.
Norma lo miró a la cara sonriéndole, ahora muy despacio se fue hincando enfrente de él, quedando sus dos rodillas sobre el piso, sentándose sobre sus propias piernas, quedando casi su cara enfrente del garrote, Norma con sus manos con mucha prisa le desabrochó el cinturón.

Está historia continuará...
Gracias por seguirme.
Los invitó a leer mis novelas publicadas aquí en wattpad

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Soy Humberto David Arellano Vázquez. Aries.
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