Todo comenzó contigo (SUPERCORP)

Capítulo 2

Kara se atragantó con sus desesperados jadeos por respirar, agarrando salvajemente la mano helada envuelta alrededor de su cuello y casi aplastando su tráquea.

Sus pies se agitaban, tratando de encontrar algo de terreno debajo de ella, pero no había ninguno. Sus ojos se cerraron con fuerza por la presión sobre su cuello que se estaba acumulando en su cabeza, y podía sentir que su rostro comenzaba a enrojecerse por la falta de oxígeno. Podía oír el sonido de gritos ahogados y pies que se arrastraban en la paja de pino.

A medida que los latidos de su corazón comenzaron a latir más siniestramente en su cabeza, como si la hubieran apretado con tanta fuerza que su corazón estalló dentro de su cráneo, su salvaje paliza comenzó a disminuir y sus músculos se volvieron más pesados. Aún agarrando la mano alrededor de su cuello que se sentía como una cuerda hecha de hielo colgándola sin piedad, hizo un esfuerzo por abrir los ojos a pesar de que le hizo sentir como si su cabeza fuera a estallar como un globo.

A través de sus pestañas entrecerradas y su visión borrosa, trató de distinguir lo que veía. Solo podía ver la oscuridad con una mancha de algo pálido y el brillo de algo afilado brillando bajo la luna llena. Cuando pudo distinguir un par de ojos rojos apagados, sintió que su corazón caía a través de la falla en su cerebro y bajaba hasta su estómago, golpeando el piso de su abdomen con un lodo repugnante. La parte simpática de su sistema nervioso finalmente se activó, y fue como si pudiera sentir la adrenalina ácida chisporroteando en sus venas y el miedo tóxico asfixiándola aún más en la mano.

 — Los de tu clase son incluso más ignorantes de lo que implica tu estado general — siseó una voz vil, resonando en sus oídos. Sus ojos se cerraron de nuevo mientras los latidos de su corazón se ralentizaban aún más; ella estaba perdiendo la conciencia.  — O tal vez son sólo ustedes las tontas.

Podía escuchar débilmente la risa de otra voz vil, y mientras luchaba lentamente por abrir los ojos de nuevo, cambió su enfoque hacia su izquierda y pudo ver el borrón de otra figura pálida y el borrón bronceado del rostro de Imra moviéndose violentamente, como ella estaba luchando. También había una mano pálida alrededor de su boca que fue la razón por la que sus gritos fueron ahogados.

 — Parece que estás a punto de matar a esa, Owen, — habló la voz de la figura que contenía a Imra, sonando como una mujer.  — Sabes que primero debemos tener permiso.

Aunque tenía los ojos abiertos, todo lo que Kara podía ver era negro. Incluso en su ceguera, era como si estuviera mirando el oscuro cielo nocturno y admirando todas las hermosas estrellas. Ya no podía sentir el dolor de la mano agarrando su garganta, sus brazos se entumecían y caían, colgando de su cuerpo levantado junto con sus piernas flácidas.

Escuchó un leve gruñido antes de que de repente se sintiera caer durante medio segundo, luego sintió la sensación de sacudidas de su cuerpo golpeando el suelo duro sin previo aviso. Su mandíbula se abrió de par en par mientras inhalaba profundamente, sus pulmones se derritieron con el alivio del oxígeno inundándolos. Tosió, rodándose para quedar boca abajo y levantando lentamente la parte superior del cuerpo del suelo para poder tener un mejor flujo de aire. Cuando su conciencia comenzó a volver a ella, hizo una mueca, porque su cuello palpitaba dolorosamente con el recuerdo de la mano del hombre alrededor.

Pero cuando se volvió lentamente para mirar a la criatura que casi la había matado, vio que no era un hombre. Él era un hombre, sí, pero sus colmillos colgaban sobre sus dientes inferiores mientras sonreía repugnantemente, y sus ojos rojos que ardían un poco más brillantes ahora que su visión era clara, le decían que no podía ser un simple hombre porque no era humano... Él era un vampiro.

Sus manos comenzaron a temblar cuando se dio cuenta de que estaba mirando a los ojos de la muerte misma. La parte humana de ella le dijo que bien podría decir sus oraciones en ese mismo momento, porque este era el encuentro de la muerte sobre el que le habían advertido toda su vida. Pero el lado lógico de ella que era realmente ilógico ser tan esperanzado en una persecución de la supervivencia inmediatamente trató de pensar en alguna salida.