❝FORGET❞ [Vhope] [Namjin]

O c h o

"Todo lo que necesito es recordar cómo era sentirse vivo. Mis lágrimas siempre están congeladas."

Su ceño se mantenía fruncido mientras se removía incómodo en su lugar. Las lágrimas secas que habían en sus mejillas eran sólo una pequeña prueba del tiempo que había estado ahí.

Por un par de días aquellas lágrimas habían sido de dolor y tristeza, pero ahora las lágrimas que soltaba eran sólo de furia y frustración.

Sus manos permanecían atadas con una soga, al igual que sus pies. Su boca estaba cubierta por una tela y él se encontraba sentado en un colchón viejo, apoyado contra la pared.

Menuda mierda. Pensó cerrando sus ojos.

¿Cómo había llegado a ese punto?

Llevaba dos semanas en aquella habitación oscura. Dos semanas en las que no había visto nada más que esas paredes sucias y despintadas, dos semanas en las que no había visto la luz del sol y mucho menos sentido el fresco viento de primavera.

Los primeros días se la había pasado obedeciendo lo que el par de alfas le pedían, había obedecido las órdenes del médico que se había encargado de darle medicinas para que sobreviva. Había hecho todo bien. Pero se había cansado.

Quería irse. Quería salir de ahí, no sabía por qué ni para qué pero quería irse. No pensaba soportar mucho más tiempo ahí. Y fue ahí cuando comenzó a negarse a ser revisado, se negó a quedarse. Incluso llegó a golpear a aquel chico menor que él en el rostro, pero nada. No lo dejaban irse. Y estaba harto.

Oh, pero aquel niño rico también estaba harto.

Se lo había advertido. Le había dicho que si seguía haciendo ruido entonces lo amarraría de pies y manos para inmovilizarlo. Él nunca creyó que esas palabras fueran en serio.

Y ahora estaba ahí. Completamente inmovilizado, con la mirada perdida en algún lugar y su ceño fruncido.

El sonido de la puerta siendo abierta le hizo dirigir su mirada hacia ahí. No se movió un centímetro, solamente se encargó de mirar fijamente al alfa que había entrado.

— Buenos días. — dijo el recién llegado mostrando una sonrisa burlona.

Jung Hoseok solamente soltó un gruñido que quedó atrapado en la tela que cubría sus labios.

— Tan amigable como siempre. — murmuró el otro de forma sarcástica.

Vió como el alfa tomaba una silla y se sentaba a unos centímetros de él. Oh, quería matarlo. Realmente quería matar a ese maldito niño rico.