ZAC WESTON
Estoy en clase de marketing estratégico, pero no logro concentrarme por la extraña sensación en mi pecho desde que deje a mi hermana en el instituto, note que algo iba mal, todos la juzgaban con la mirada y no voy a negar que eso me enojo. Antes siempre la miraban asombrados o con envidia, pero las miradas de hoy fueron totalmente distintas.
Ellos no son nadie para juzgarla ni criticarla, nunca llegarán a ser ella y ni en mil vidas pondrán serlo.
El profesor sigue explicando los conceptos básicos mientras Charls y yo tomamos apuntes, pero la punzada en mi cabeza me detiene.
Algo va mal.
Te necesito—su voz hace eco dentro de mi cabeza provocando un pitido en mis oídos.
Agarro fuertemente el brazo de mi amigo y el rápidamente deja su atención en mi.
—¿Qué pasa?—interroga.
Percibo todas las emociones y sensaciones que intentan acabar con ella, percibo el miedo, la desesperación, la preocupación, despertando dentro de mi recuerdos que hubiera preferido nunca recordar.
—Larissa me necesita— respondo tajante levantándome y siendo seguido por el moreno.
Charls va en su Challenger negro y yo voy en mi moto, una Honda CBB1000RR-R fireblade. Su potencia es de 215Cv, lo que la hace muy potente, tiene una pantalla de instrumentación TFT de cinco a todo color con una numerosa información. El resultado es una moto compacta y aerodinámicamente más eficiente, además de ser más ligera.
Lo que me permite llegar en menos de quince minutos dejando muy atrás a Charls, quienes nos ven pensaran que es una carrera y no estarían equivocados. La carrera es contra el tiempo y contra el ataque de ansiedad que sufre en este momento, pues con cada segundo que pasa ella podría dejarse morir y no estoy dispuesto a eso, yo nunca renunciaría a ella y ahora ese beso en mi pecho, exactamente en el lado de mi corazón se siente como una despedida indirecta.
Sigo sintiendo su miedo, puedo sentir lo sola que se siente y eso me mata.
Acelero cuando soy consciente de que estoy a una calle de la universidad y rápidamente me estaciono dejando el casco a la hora de bajarme. Me adentro en los pasillos al momento en que trato de buscar su ubicación rastreandola desde mi celular, la ubicación que me arroja el programa que utilizo me dice que esta en los vestidores.
Me dirijo lo más rápido que puedo hacia allá tomando el segundo pasillo, pero me veo interrumpido cuando los alumnos que empiezan a salir de los salones, todos me miran, podría decir que unos están asombrados y otros me atrevería a decir que están asustados.
Es la hora del almuerzo y lo único que hacen los demás es estorbarme. Voy abriéndome paso empujando a todos lo que están en mi camino, desesperado por llegar comienzo a correr. Siento que la pierdo y su conexión la siento cada vez más débil.