07

28 1 0
                                    

LARISSA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

LARISSA

Jueves 11: 30 AM

Hoy tenemos prácticas de porristas, me dirijo hacia los vestidores con Davina.

—Y la coreografía quedo perfecta— le cuento sobre la presentación que harán mis chicas el viernes.

En Onírico cada viernes las bailarinas tienen una presentación y ensayan por las tardes, ensayos a los que yo me uno después de las clases, me gusta bailar.

—Seguro que si— dice—¿y si me muestras?— propone a la vez que termina de ponerse su ropa de deporte.

—No lose— dudo, cambiándome de ropa.

—Si lo harás— asegura, diciéndole a Vero que ponga <No guidance> y mentalmente ya la mate de mil formas distintas.

—¡Muéstranos!— animan el resto de las chicas.

Y lo hago.

Comienzo moviendo mis caderas y bajo quedando en cuclillas, doy la vuelta quedando en cuatro moviendo mis caderas, me siento sobre mis piernas, subo y bajo moviendo mis brazos. Me pongo de pie formando un ángulo de noventa grados y hago que mis nalgas reboten y así sigo moviendo mi cuerpo al ritmo de la música hasta que termina.

Y las exclamaciones eufóricas de las chicas no me dice otra cosa que no sea que lo hice muy bien.

Todas nos cambiamos a la velocidad de la luz, por el llamado furioso de la entrenadora, después de gimnasia tuve una clase de filosofía y luego fui al club para ver que todo marchara bien.

En eso de las seis de la tarde llego a casa, no a la casa que me quieren hacer creer como mía, sino a la casa donde realmente pertenezco. Donde ya me esperaba mi querido hermano, habíamos quedado para cenar y estoy un poquito tarde.

—¡En dos minutos estoy!— le aviso subiendo las escaleras.

Dejo mis cosas en la cama y cambio mi blusa por un jersey cómodo y bajo. Es bueno que aun tengan cosas aquí.

—Andando— dice Zac.

Cinco minutos después estamos en una hamburguesería que salíamos frecuentar cada vez que el abuelo nos visitaba.

—¿Entonces también bailaras?— me pregunta.

—Sabes que no me animo— se lo recuerdo.

Le estaba contando que les mostré la coreografía a las chicas, es decir que les regale un baile sensual por decirlo así.

—Bailas bien y te ves contenta haciéndolo— me anima.

—Tal vez—respondo dándole una mordida a mi hamburguesa.

—Ya me dirás que pasa— milagrosamente esta relajado, desde ese día en el hospital a estado insistiendo con que me pasa algo.

—Yo...— estoy nerviosa— no pasa nada— miento sin atreverme a mirar al frente.

DINASTÍA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora