𝐄𝐍 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎 | Midoriya Izuku, se calificaba como uno de los seres más desafortunados según los estándares de la sociedad.
Su familia no era demasiado grande ni de un estatus poderoso, siempre vino de un hogar pequeño, una madre soltera beta.
Nun...
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Después de un par de minutos, el nudo de Katsuki bajó e Izuku pudo retirarse de encima.
Izuku cayó boca abajo con el pecho pegado al colchón y con la parte trasera de su cuerpo al aire. Un había lubricante escurriendo por su ano y bajaba por sus piernas temblorosas.
— Lo hiciste muy bien mi amor— su mano acarició los mojados cabellos verdes, sintió el estremecimiento por su tacto y sonrió.
— Mashi— Izuku se incorporó y choco ssu labios con delicadeza, el toque era casi inexistente pero exquisito a la vez.
Se daban pequeños piquitos, estos tomaron un poco de fuerza a la par que el punto de calor de Izuku volvía a aparecer.
El seductor olor volvió a inundar el cuarto y las feromonas empezaron a afectarle.
Su miembro se asfixiaba por la tela de su pantalón y respondía a los quejidos y murmullos del Omega.
Pronto, hizo que Izuku volviera a estar acostado con las piernas alrededor de sus caderas; presionó su bulto contra el mojado ano del Omega y empezó a frotar.
Se estremece por la calidez y lo húmedo que está, siente su pene retorcerse y hormiguear con locura.
Aprieta las sábanas por el gemido de Izuku— ¡Ah, ay! Ouh, ohhh— se contrae un poco, para extender el placer y después se deja caer completamente flacido.
Lleva sus dientes hasta el cuello rojizo y raspa, la espalda se arquea y sus pechos chocan.
Sus manos vagan por sus costados, y termina en muslos, usándolos de apoyó para seguir moviéndose.
— Mashi, ya... Follame por fa— las manos de Izuku atraparon su cara y lo obliga a verlo.
— Dejame jugar un poco más contigo, ¿si? — Izuku asintió y deja que hunda su cara en el musculoso pecho.
Jala con sus labios la tensa piel y deja grande besos en los pectorales, tratando de que su lengua recorra toda la piel posible.
Se separa un poco y retira su camisa rápidamente, Izuku jadea y lo abraza posesivamente, los dientes se clavan en su hombro.
— Calmate bebé— acarició su espalda e Izuku volvía a recostarse. Las manos del Omega agarraron con fuerza el elástico de su pantalón, como su quisiera romperlos.
Alza una ceja divertido pero deja que el Omega debajo suyo le quite los pantalones. Izuku hace un berrinche al ver que todavía carga los calzoncillos, los quita con más rudeza y deja su miembro al aire.
Izuku se relame los labios y se acomoda para que tenga el miembro justo enfrente suyo.
Abre la boca lo suficiente y posa sus labios en el glande, baja lentamente tanteando cuando tiene que detenerse para no ahogarse.
