𝐄𝐍 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎 | Midoriya Izuku, se calificaba como uno de los seres más desafortunados según los estándares de la sociedad.
Su familia no era demasiado grande ni de un estatus poderoso, siempre vino de un hogar pequeño, una madre soltera beta.
Nun...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Debería hacer una carta?
No, eso demostraría cobardía y que no se atrevía a mostrar la cara.
¿Debería enviarle flores?
No, muy escandaloso.
¿Ir con él y tratar de disculparse?
De seguro diría alguna burrada y lo estropearia más.
¡¿POR QUÉ ERA TAN DIFÍCIL?!
— ¿Quieres calmar tus feromonas un poco? Apestas el salón— levantó su cabeza del pupitre al escuchar una voz a su lado.
Sen tenía los dos orificios de su nariz cerrados por sus dedos, con una expresión de asco en la cara.
Río— Callate Kaibara— aplastó la libreta de su pupitre con su frente, suspirando.
— ¿Qué es lo que te preocupa tanto?— el chico Alfa se sentó en el pupitre frente suyo.
— ¿Recuerdas qué, desde el inico del ciclo escolar he estado, obsesionado con el Omega del otro curso?
— ¡Ah sí! — chasqueo sus dedos— Midoriya Izuku, ¿no es así?
Su corazón revoloteo dentro de su pecho al solo oír el nombre del Omega, unos ojos de esmeralda pura llegaron a su mente.
Una linda sonrisa, deslumbrante, hecha por el mismo sol; una que solo tenía la dicha de ver desde lejos.
Una linda voz, similar al canto de los ángeles. Nunca había escuchado a un angel, pero de seguro ha de ser muy similar.
Un aroma tan particular, tan delicioso, tan adictivo, tan...
"—¡Sueltame!".
"— Calmate quieres, se un buen Omega y estate quieto."
La sonrisa que no sabía que se le había formado, desapareció.
— ¿Midoriya-san? Diablos, ese chico si que es sexy— escuchó la voz de Hiryu, este estaba apoyado en el asiento al lado suyo.
— ¿Han visto sus ojos? ¡Brillan tan bonito!— Kosei se apoyo en uno de los hombros de Sen con expresión soñadora.
— ¡Su olor joder! ¡Su olor! Podría ser fácilmente la cosa más exquisita que haya olfateado jamás— Juzo estaba justo detrás de él, uniéndose a la conversación.
