𝐄𝐍 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎 | Midoriya Izuku, se calificaba como uno de los seres más desafortunados según los estándares de la sociedad.
Su familia no era demasiado grande ni de un estatus poderoso, siempre vino de un hogar pequeño, una madre soltera beta.
Nun...
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— Tengo hambre— dijo de la nada Fumikage, se revolvió contra el pecho de Mezo con cara de sufrimiento.
Katsuki se levantó inmediatamente y caminó hacia la cocina, la mayoría de los Betas suspiraron ante la imagen de su Alfa líder cuidando de ellos.
Yosetsu tenía a Tetsu dormitando en su pecho; admiro un momento su rostro, sus lindas mejillas, las figuras que rodeaban sus ojos, su cabello plateado, sus dientes afilados que se asomaban por su boca entre abierta.
Besó su frente mientras acariciaba su pelo, el Beta se removió murmurando algo en sueños y se abrazó más a él.
— ¡Chingada madre!
Giró hacia la cocina, de donde provino el gritó. Katsuki salía agarrándose la mano y presionado el inicio inferior de su dedo, salía un fino hilo de sangre.
Olvidó por un momento la presencia de Tetsu y se levanto fugazmente, con los demás pisandole los talones. Llegó hasta Katsuki y tomó sus muñecas, acercado la mano herida.
— Katsuki, se supone que sabes manejar cuchillos, ¿Cómo mierda te cortaste? — Hanta inclinó su cabeza hacia la mano de Katsuki.
— No se— chillo.
¿Bakugo Katsuki acaba de chillar?
— Iré por agua oxigenada — Mashirao dio la vuelta y empezó a buscar el estante con la medicinas.
Katsuki al escucharlo, intentó apártar su mano, el terror inundó sus ojos. Sostuvo sus muñecas con más fuerza.
— Katsuki, el agua oxigenada no arde, sólo la va a usar para desinfectar la herida.
— ¡¿Saben donde esta el Antiséptico?!— volvió a gritar Mashirao.
Ah, eso sí ardía.
Katsuki intentó de nueva cuenta a quitar sus manos al ver a Mashirao acercarse con ambos potes llenos de líquido.
Las agarró con fuerza otra vez y extendió el dedo cortado para que Mashirao pudiera curar la herida.
— Tranquilo.
Mashirao pasó el algodón mojado con el agua, llevándose un poco de sangre. El temblor de Katsuki disminuyó al sentir que no ardía nada.
Mashirao pasó su cola por su pierna, supo que le indicaba que agarrara aún más fuerte a Katsuki porque iba a aplicar el antiséptico. Sacó el pequeño spray y sólo rocío una vez.
Katsuki empezó a agarrar aire entre sus dientes y sus manos se tensaron por el ardor; agarró el curita y rodeo la zona donde se había cortado.
— Valiente— susurró Shoto mientras dejaba un beso en su mejilla.
