𝐄𝐍 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐎 | Midoriya Izuku, se calificaba como uno de los seres más desafortunados según los estándares de la sociedad.
Su familia no era demasiado grande ni de un estatus poderoso, siempre vino de un hogar pequeño, una madre soltera beta.
Nun...
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En la sala de estar de Katsuki, el resto de la manada estaba sentada en los muebles, unos encima de otros.
Denki en especial, caminaba de un lugar a otro, golpeaba los dedos de sus manos entre sí, estaba tan sumergido en su nerviosismo que no se daba cuenta de que estaba ahogando a los demás con sus feromonas.
— Rayito, ¿estas bien? — unas manos se posaron en los hombros del beta.
Denki dio un respingo, las manos bajaron hasta sus hombros dando masajes circulares. Giró la cabeza, los ojos de Eijiro detonaban preocupación.
— Creo que sí— susurró acariciando las manos en sus brazos, pero Eijiro sintió el temblor en estas y frunció el cejo.
— No tienes que mentirme, Denki. Soy tu Alfa— susurró sobre la glándula de olor, mirando fijamente la cicatriz de mordida en esta.
Denki inclino su cuello levemente, dejando expuesta la marca de lo denominaba como Beta de Eijiro.
— Estoy nervioso— se volteó aún con la cabeza baja— ¿Qué pasa si no lo hago bien? ¿Y si a Izuku no le gusta?
Eijiro peinó los mechones de Denki de su frente y detrás de su oreja— Lo harás bien rayito, a Izuku le gustara cualquier cosa que hagas, ya veras que cuando veas a Izuku perderás los nervios— dijo con su deslumbrante sonrisa llena de dientes afilados— Ya, ven aquí.
Encajó sus brazos en la cintura y tiro de él hacia su pecho, dejó un beso en la zona entra la nariz y el ojo.
Denki soltó una risita y el temblor de su cuerpo disminuyó consirablemente. Dio un saltito y sus piernas estuvieron enrolladas en la cintura de Eijiro, este llevó su mano hasta su retaguardia para sujetarlo bien.
Caminó hasta el mueble donde estaban los otros y se dejó caer entre la multitud.
Fumikage sonrió por lo tierno que se veía Denki y acercó su dedo hasta la mejilla del otro Beta, este río por el toque y se escondió entre sus hombros y el cuello de Eijiro.
Llevó sus manos hasta el pelo amarillo chillón y revolvió, sacándole otra risa al Beta.
— Que bonito— escuchó decir a Tetsu detrás suyo, asintió mientras seguía jugando con el Beta.
Otras manos se posaron en la cintura de Denki, Hanta empezó a mover sus dedos, causándole cosquillas.
La mayoría se acomodo mejor para ver al Beta reír y retocerse y acercar sus manos para acariciarlo.
Siguieron así hasta que escucharon pasos en la escaleras, dejaron de hacerle cosquillas a Denki y voltearon hacia allí.
Katsuki y Mashirao bajaban a paso lento las escaleras, como si no estuvieran seguros en donde estaban parados o como si fueran a caerse. Como dirian algunos, estaban "idos".
