14 - Competencia

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Atsushi había pasado todo el día en la escuela a pesar de ser fin de semana, aunque era muy común en las escuelas públicas, en esa no, pero aún así debía estar todas las mañanas por los cursos extras que debía de tomar para los shiken jigoku, había empezado a estudiar apenas. Eran finales de Octubre, sus exámenes para pasar a Preparatoria serían dentro de 5 meses, sin embargo había empezado a estudiar mucho después que la mayoría de sus compañeros. Algunos empezaban un año antes, otros habían empezado poco después de que terminarán las vacaciones de verano, él y sus amigos no se habían dado cuenta del paso del tiempo y cuando se dieron cuenta ya estaban en estás fechas y tenían que empezar o probablemente no pasarían.

Por ende, tenía otro día de clases, los sábados exclusivamente para esos exámenes. Además de que ahora tomaba los cursos que le hacían estar casi cuatro horas más en la escuela.

Cuando llegó a casa, sorpresivamente su padre lo estaba esperando, aunque eran las 7 él había salido relativamente temprano y estaba esperando a Atsushi.

—Papá —dijo sorprendido porque usualmente la escena era al revés y a altas horas de la noche—, ¿Que haces temprano aquí? ¿Me estabas esperando?

—Tranquilo —dijo riendo—, de hecho si te estaba esperando, como se supone debería ser. Tu siempre estás despierto hasta tarde para cenar conmigo y se supone que soy yo quien está a cargo de ti.

Atsushi sonrió. Definitivamente con su padre se sentía en casa. Al principio le había dado mucho miedo y apenas podían tratarse, pero ahora parecían estar unidos por la sangre.

—¿Preparo la cena? —preguntó Atsushi.

—Por favor, estoy seguro de que si yo lo intento quemaré la casa.

Atsushi río y procedió a preparar la cena. No era un gran chef gourmet, pero sabía seguir pasos en un recetario si quería cocinar algo nuevo y lo que se solía consumir diario le salía bien, también era en gran parte porque la cocina se utilizaba más que nada en las noches para cenar.

Su padre se puso a esperar en la mesa. Su cabello blanco y exageradamente largo junto con su piel pálida y sus ojos rojos que solían ser gélidos o ausentes le hacía parecer una especie de criatura mítica para quien lo viera por primera vez, era alto y pareciera que era una persona indiferente a todo. Era alguien quien incluso se podría considerar cruel, sin embargo, quienes lograban conocerlo bien y llegar a tocar una parte de su corazón podían ver qué en el fondo era una persona gentil y que su naturaleza era así.

Shibusawa Tatsuhiko, el hombre que alguna vez salvó a Atsushi de vivir una vida llena de desgracias ahora estaba viendo las calificaciones de su hijo adoptivo.

—Vaya Atsushi, está vez saliste bastante bien.

—¿Eh? Ah, si.

—¿Supongo que fuiste de los mejores no?

Aunque su padre no solía meterse demasiado en cuanto a su vida ya que no se veían mucho, este era muy perceptivo en cuanto lo que le pasaba a Atsushi.

—Si —dijo Atsushi sin saber muy bien si era lo correcto decirle lo de la competencia—. Los primeros 10 en mi salon.

Hubo un momento de silencio en lo que Atsushi terminaba de cocinar y ambos pusieron la mesa para cenar.

—Atsushi — llamo Tatsuhiko—, ¿Si sabes que todos los años estoy ocupado en estas fechas organizando una competencia, no?

Y entonces el cerebro de Atsushi hizo click. ¿Cómo había podido olvidar que la escuela en la que su padre era director y a la que asistía eran rivales en esa competencia? Se sentía muy estúpido, pero ya era muy tarde.

—…¿Si?

—Adivino —suspiro—, ¿Se te olvidó y ahora competiras verdad?

—...Si

Se miraron un rato, ninguno había tocado su comida hasta ese momento.

—Da tu mejor esfuerzo. Demuestra que te mereces un lugar ahí.

Atsushi sintió como si un gran peso se le quitará de encima.

—Si —dijo por última vez esa noche, terminaron su cena y ambos se dispusieron a dormir. El día siguiente sería agitado.


{...}


Atsushi estaba en el bus que los iba a llevar a los 30 alumnos a la competencia en el auditorio. Algunos de sus compañeros y amigos irían como espectadores, lo que más le ponía los pelos de punta era pensar que su padre vería cada respuesta,  correcta o incorrecta, que diera a la pregunta.

Todo el camino estuvo mirando por la ventana sentado al lado de Higuchi, sabía que Akutagawa debía estar unos cuantos asientos más atrás, iban los menores al frente y los mayores atrás. Le daba un poco de confianza pensar que Dazai, Akutagawa, Hicuchi y Kyōka También estaban ahí en la misma situación que él. Claro que no tenían como padre adoptivo al director de la escuela rival y era demasiado cobarde cómo para decírselo a sus amigos justo antes de entrar: "Hola chicos, por cierto, mi padre es el director de la otra escuela donde estudia Fyodor y la cual nos hace la vida más difícil y se me olvidó por completo hasta ayer en la noche, ¿gracioso verdad?"

Sí claro, definitivamente no diría ni una palabra.

Cuando llegaron Dazai no paró de hablar sobre cuánto esperaba que terminara esto, que según era tan aburrido para él y que ya solo quería que empezará el festival cultural.

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