56. Te imagino en una noche estrellada, consolándome desde algún lugar

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Te imagino en una noche estrellada, consolándome desde algún lugar

Song:

Star Lost; Stray Kids

Tw-

Un grito lo sacudió del sueño, y no supo si venía de la casa o de su cabeza.

Al abrir los ojos, el pequeño cachorro que había adoptado forma de nube se había colado dentro de su habitación, y ladraba en llamados de atención para poder estar junto a él en la acolchada ventana.

—¿Quién te dejó entrar? —murmuró JiSung, incorporándose para tomar a Bbama entre sus brazos y taparlo con las mantas que lo rodeaban.

Afuera, en Gimhae, caía la lluvia invernal con demasiado dramatismo. El movimiento de los árboles fuera de la casa era drástico, casi como el llamado de una fuerte tormenta, y podía ver a su tía consanguínea HeaJung salir y entrar a la casa en reiteradas ocasiones.

Con pereza, rascó su cabeza. El gorro le daba comezón por no haberlo lavado y haber adquirido la grasa del cabello de JiSung, por lo que creyó que era hora de lavarlo tanto eso como a él mismo. Se sacó el gorro de macramé negro y lo lanzó a la cama, bufando silenciosamente.

Tan pronto como Bbama se acomodó en los brazos de JiSung, la alarma del pequeño dormitorio sonó. Marcaban las siete treinta de la mañana, el indicio de la obligación de JiSung para salir del dormitorio.

Con sus pies descalzos, JiSung tocó el suelo alfombrado de color gris y se reincorporó la manta sobre sus hombros, tapando su cuerpo cubierto de grandes ropas que sus tías le compraron como si fuera una manta de seguridad. Y, aprendiendo de sus errores, se colocó pantuflas para poder salir del dormitorio.

—No te demoraste —observó KiungMi, sonriendo abiertamente—. ¿Bbama te molestó?

—¿Lo entró usted? —preguntó JiSung en voz baja, viendo al pequeño cachorro correr entre sus pies.

—Quería verte. Ayer te echó de menos.

JiSung pudo esbozar una pequeña sonrisa, asintiendo.

Bajó al primer piso de la casa, donde las escaleras daban para la puerta abierta del hogar. HeaJung entraba y salía, con su chaqueta mojada, le daba indicaciones al pequeño KyuBok para que se quedara en la sala de estar.

—¡Mimi! —gritó HeaJung—. ¡Ve a Bokkie!

—Buenos días —saludó JiSung, llegando al primer escalón—. ¿Lo veo yo?

—No, cielo. Tú ve a tomar desayuno —indicó, yendo hacia KyuBok para cargarlo—. Eres realmente un pequeño diablo tú, ¿Lo sabías?

Tan pronto como JiSung entró a la cocina, KiungMi ingresó igualmente, yendo hacia la cocina para poder encender el hervidor de agua y calentar en una olla el desayuno de JiSung.

—Bien, ¿Qué tienes pensado para hoy? —preguntó ella, aunque sonaba un poco atareada.

JiSung, sin saber en qué parte moverse para poder cooperar con algo, se encogió de hombros. —Estudiar, parece.

—Ayer hiciste eso.

—Los Exámenes Nacionales están cerca.

KiungMi sonrió a JiSung como si el chico hubiese dicho un chiste, y con la cabeza le indicó que se sentara.

La casa de sus tías era idílica y preciosa. Era tan angosta como las vías respiratorias de JiSung, pero tenía tres pisos. Estaba ubicada entre otras cinco casas iguales frente a una fábrica de comida para perros, lo que hacía que todo el lugar oliese a carne y salsa de barbacoa. Al pasar las semanas, JiSung se había acostumbrado al olor.

Mr. Brightside; MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora