En uno de los edificios que poesía la ciudad de Guadalajara había una gran fiesta, una celebración con más personas que las que se citaban en el año anterior, mejor conocido por el año de la pandemia, el año que encerró a miles de familias. En aquella fiesta, las personas se sentían más confiadas en salir y hablar entre ellas sin la necesidad de usar un cubre bocas. Los jóvenes iban a bailar, a tomar y uno que otro a encontrar una persona con quien ir a tener una noche inolvidable que obviamente solo iba a durar ciertas horas ya que al amanecer cada una de las personas se iban a desconocer y continuar con sus propias vidas.
En aquel edificio, la fiesta era lo único que se sonaba, una música electrónica, el lugar era amplio, lleno de humo por el cigarro o por la mariguana o también por las maquinas que tenían. En cada esquina se comenzaba a hacerse bultos de vasos donde los invitados habían tomado alcohol. Cerca con el dj estaba el público que gozaba de la música, del trago y del cigarro.
A lo lejos del dj, en la barra, estaba un joven que vestía una camisa de color blanca con pequeñas figuras de color azul, su pantalón era de color azul oscuro y de calzado, unos zapatos bostonianos color café. El joven en sus manos poseía un puro ya comenzado que lanzaba una gran cantidad de humo cosa que un cigarrillo simple no haría, y a unos centímetros de su mano, estaba su vaso de whisky en las rocas, en la barra. El joven estaba sentado, fumando y gozando tanto de su puro como de su bebida, cuando fue interrumpido por un viejo amigo que a su lado le acompañaba una bella mujer, que a simple vista se veía que hacia ejercicio.
—Mira, te presento al joven Tom.
—Mucho gusto.
—El gustó es mío—exclamó el joven, que embolsaba una sonrisa que era acompañara del humo que dejaba salir poco a poco—¿Un trago?
—Por favor—aceptó la mujer, que se acomodaba el cabello hacia atrás.
—En un momento regreso—avisó el hombre, que poco a poco se alejaba y se perdía entre la multitud.
—¿Y de dónde conoces a Jorge?
—Digamos que es más amigo de mi padre que mío—contestó el joven, que se volteaba completamente hacia la mujer.
—Entonces tu padre lo conoció primero.
—Así es—el joven levantó su vaso—Yo sabía de él por cierto trabajos que mi padre le mandaba a hacer, hasta hace unos años lo conocí en persona.
—Interesante—decía la mujer mientras pasaba su lengua por sus hermosos labios—Salud.
—Salud.
Ambos chocaron sus respectivos vasos para después dar un trago al mismo tiempo.
—Perdón por mis modales.
—¿Por tus modales? —quiso saber la mujer, que dejaba su bebida en la barra.
El joven se llevaba su mano a uno de sus bolsillos de su pantalón ignorando la pregunta que le había hecho la mujer.
—¿Un puro? —ofreció Tom mostrándole tres puros de diferentes tamaños y marcas.
—¿Un puro?
—Lo siento, cuando estoy fumando un puro y alguien se sienta conmigo por cortesía le ofrezco uno, para que yo no sea el único en estar fumando—explicó el joven, que veía detalladamente el puro, sobretodo la ceniza—Así que, ¿Un puro?
—Ah—expresó la mujer con su encantadora sonrisa—No gracias, tu sigue disfrutando de la fumada.
El joven soltó una pequeña risa y prosiguió a dar una bocanada que después dejaba salir olas y olas de humo.
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Oscuridad
FantasyEn nuestro mundo hay mucho misterios de la cual no conocemos. En la ciudad de Guadalajara hay una historia que no todos saben, solamente aquellos que pertenecen a dichas sectas. La secta u organización que controla y protege, esta en peligro al ver...