3 Periódicos y noticias

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Eran las nueve de la mañana cuando el detective arribó a las instalaciones de la fiscalía, lugar donde es el responsable de la de seguridad pública y la procuración de justicia. Las oficinas estaban llenas, uno que otro trabajador tenía un pilar enorme de papeles mientras que otros contestaban los teléfonos. El detective pasó a su oficina donde estaba una mujer sentada en su lugar esperándolo. Lo recibió con una cara de pocos amigos y con un periódico del día sobre la mesa. El detective por su parte, solo pasó y se sentó obviamente saludando como lo suele ser con las personas, sobre todo con sus superiores.

—Esta mañana se encontró otro cuerpo tirado, esta vez fue por Tlaquepaque—la mujer puso al tanto al detective—Según los primeros informes, el cuerpo que encontraron murió de la misma forma que el sujeto que tú y tu compañera encontraron—la mujer hizo una pausa mientras le entregaba el periódico al detective—, murió de la misma forma, sin embargo, este cuerpo tuvo rasguños y moretes.

—¿No murió por ser golpeado?

—Lo sabremos cuando el forense mande el documento, pero–la mujer levantó un dedo—, mira, por unos rasguños no creo que mueras...

—Pudo tener una hemorragia interna—interrumpió el detective, que dejaba a un lado el periódico.

—Tal vez...

—O del susto le dio un paro cardiaco—volvió a interrumpir el detective.

—El punto aquí es que tenemos ya dos muertes con el mismo procedimiento...

—No sabemos si esté cuerpo murió igual que el cuerpo de nuestro caso...

—Pues este cuerpo pasa ser de tu caso mi querido Cesar.

—¿Qué?

La mujer no puso atención en la expresión de su detective, solo se llevó las manos a su bolso, sacó una carpeta y al abrirla le mostro unas fotos al detective.

—Esto hace que este cuerpo ya forme parte de tu investigación, de tu caso.

El detective se puso de pie para ver las fotos y al estar ahí se llevó la grata sorpresa, que ese ser humano termino con un destino no favorable. Las fotos señalaban un signo igual al que tenía el cuerpo encontrado hace unos días, solo que esta vez tenía una letra diferente y al parecer de otro idioma. El detective agarró el par de fotos y se fue a sentar de nuevo. El hombre veía detalladamente cada imagen, y se daba cuenta que en el rostro del hombre había rasguños que de un momento a otro parecían ser letras.

—Mira Cesar, yo no sé qué vas hacer, pero necesito que tengas el caso a la mitad, no quiero que...

—¿Es hombre o mujer?

La mujer solo vio al detective mientras levantaba sus hombros y agregó.

—No lo sé, esas fotos me las entregó el detective Pérez.

—Pérez, Pérez—repitió Cesar varias veces.

—Bien, no quiero que el senado se meta a este caso...

—Pero...

—Pero nada, tenemos que aprender a resolver, a luchar sin que ellos estén presentes—explicó la mujer—No quiero ver a ninguno de esos hombres por estas instalaciones.

—Tu sabes que no puedes hacer eso—anotó el detective, que le devolvía las fotos.

—¡No los quiero ver aquí!

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora