Isabela salía de aquel salón llamando a Mary para que fuera a su oficina, siendo esto otra junta, pero esta vez un poco más privada. Isabela caminó por grandes pasillos adornados por macetas y uno que otro cuadro de arte. Lo primero que hizo al llegar a su oficina fue arrojar sus papeles e irse a sentar toda enojada y pensativa sobre el caso que Tom había tomado, pero más allá de eso, su enojo se concentraba a que Tom seguía protegiendo aquella mujer, que tarde o temprano le llevaría a la ruina tanto a él, al Senado y a la misma mujer.
—¿Puedo pasar?
Una voz femenina se escuchaba al otro lado de la puerta, haciendo que Isabela se pusiera de pie y caminara para abrir. Al otro lado estaba Mary, sola y sin ningún temor.
—¿En qué te puedo ayudar?
—En entender a Tom—contestaba Isabela, que regresaba a su lugar—Necesito que me ayudes a entenderlo.
—¿Por qué lo dices?
—Porque no sabe lo que está haciendo últimamente, de la nada agarra un caso, y peor tantito, el rumor sobre aquella mujer ya se expandió—explicó la bella dama torciendo sus ojos—Si Tom llega a meter a esa mujer aquí, estaremos perdidos.
Mary al escuchar eso, solo le respondió con una sonrisa mientras se sentaba en una de las sillas que estaba en su escritorio.
—Y luego el caso sobre la liga...
—¿Te enoja más el caso o la mujer?
Isabela no respondió nada dejando continuar a Mary.
—Mira, si es sobre el caso no tienes nada que preocuparte, todos en el Senado sabemos que estuvo haciendo ciertos trabajos en su ausencia, y ahora, si es por la querida mujer...—Mary guardó silencio al ver como Isabela volteaba con afán, provocando que Mary volviera a sonreírle—Desde que conozco a Tom, siempre ha tenido ese sentimiento hacia ella. Es cierto que una de las presiones que tuvo para que regresara fue nombrarle aquella chica, sin embargo, él siempre la ha protegido, incluso en los días que se dejaron de hablar y saber de cada uno.
—Pero Mary, ¿Cuánto tiempo tiene eso?
—El tiempo que tenga, Tom siempre estuvo enamorado de esa mujer o esta.
—¿A qué te refieres?
—Que a pesar que Tom estuvo emocionado con esa mujer, había otra hasta donde yo supe—confesó Mary, que cruzaba sus piernas—Isabela, tiempo es lo que vas a necesitar para entender y conocer a Tom.
—¿Tiempo? —Isabela se ponía de pie y caminaba hacia un sillón que tenía al entrar a su oficina—Y todo este tiempo ¿No cuenta?, además ¿Cómo tú lo conoces más que yo?
—Porque conmigo se abrió, y porque yo lo conocí como un civil cualquiera, no como agente del Senado o superior del Senado.
Isabela se quedaba cayada mirando fijamente el respaldo de la silla de Mary, después de un rato le preguntó a la joven sobre aquel nombre de la mujer que tanto Tom añoraba.
—Mira—Mary se volteaba para ver de frente a Isabela—Entre nosotros, sus compañeros del inglés la conocemos por Venus, solo por ese apodo.
Isabela se extrañó y volvió a preguntar sobre el apodo.
—Tom la nombró Venus, como si fuera una clave—comenzó a explicar—Cuando lo conocí, me comenzó a comentar sobre aquella chica, y para que la ubicara más rápido, él le puso Venus. Yo no sé, bueno, ni mis compañeros sabemos porque le puso Venus, pero la pista más cercana que se nos viene a la mente es por la diosa...
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Oscuridad
FantasyEn nuestro mundo hay mucho misterios de la cual no conocemos. En la ciudad de Guadalajara hay una historia que no todos saben, solamente aquellos que pertenecen a dichas sectas. La secta u organización que controla y protege, esta en peligro al ver...