23 La mujer del libro

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—¿Vemos que hay de cenar? —repitió Rebeca—Pensé que ya habías cenado.

—Como vera, llenarse con tres tacos es imposible—dijo Tom acomodando su computadora en cierto ángulo para que ambos pudieran ver mientras ella estuviera sentada y él cocinando—No sé usted, pero yo necesito comer más de tres tacos.

La única reacción que tuvo Rebeca fue una sonrisa.

—Manos a la obra.

—Déjame ayudarte.

—No, no se preocupe—dijo Tom volviéndose a ella—Deje que yo cocine, le prometo no provocar un incendio—y después de eso, Tom soltó una sonrisa que también fue respondida—Así que quédese ahí y busque una serie, película o música, o lo que usted quiera.

Rebeca sonriendo un poco, agarró la computadora y antes de teclear agregó.

—No porque tenga hambre significa que vaya a comer lo que tú me vayas a preparar.

—¿Entonces qué hago para que usted coma de lo que tal vez vaya a preparar?

—¿Tal vez?

—Sí, ya que usted no va a comer, no veo él porque debo hacer más de lo que yo me comeré—aclaró con una pequeña sonrisa mientras sacaba los utensilios y los ingredientes que iba a necesitar—Así que solo me vera cocinar y después se ira a un puesto de tacos.

—Como si supiera salir de aquí—comentó Rebeca, que cerraba la computadora—Tengo un trato para comer lo que tú vayas a cocinar—Tom volteó a verla una vez prendido el fuego—Comeré si tú dejas de dirigirte hacia mí de "USTED" y me hables de "TU" —por ultimo sonrío.

Tom se recargó en la estufa y después agarró un cuchillo para comenzar a cortar la carne.

—¿Cuántos vas a querer? —preguntó Tom, dejándole de hablar de "usted".

Rebeca con alegría aceptó comer lo que Tom prepararía.

—¿Quieres que te ayude en algo?

—No, ya está todo preparado, pero gracias.

—¿Seguro?

—Sí, claro.

—No te creo.

Tom dejó hacer lo que estaba haciendo para voltear a ver la mesa que estaba en medio de la cocina, ahí pudo ver las salsas, el limón, y los recipientes para la verdura (Cilantro y cebolla) que desgraciadamente estaban vacíos. Tom miró a Rebeca y le lanzó una sonrisa forzada, esta vez Rebeca había ganado y ella lo sabía así que se puso de pie y caminó hacia el refrigerador para sacar las cosas y después dirigirse al otro extremo para agarrar un chuchillo y por ultimo agarrar la tabla. La bella joven teniendo ya todo, se fue a sentar para cortar la verdura mientras que Tom comenzaba a echar la carne a la lumbre.

—¿Y cómo sigue tu adaptación?

—Rara y lenta, pero poco a poco me voy adaptando.

—Que bien...

—Aunque siéndote sincera no me tengo que levantar tan temprano para ir a...

—A la escuela de inglés—intervino Tom. El joven sin mirar hacia donde iba, fue agarrar un par de copas—¿Vino?

—¡Qué elegante! —exclamó la mujer.

—Está bien, ¿Cerveza?

—Creo que va mejor ¿No?

—Cerveza será—el joven dejo las copas y camino hacia el refrigerador para tomar un par de cervezas—Tengo victoria, modelo y...—el joven hizo la pausa—Solo esas dos, creo que tendré que ir a surtir.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora