HORAS ANTES DEL INCIDENTE DE MARY Y LA DETECTIVE LAURA
Pocos minutos le faltaba al reloj para que diera las 12 de la tarde, hora que Tom se estaba acercando a un local donde a simple vista se podía apreciar que se podía tomar, fumar y por su puesto jugar billar, juego que Tom no dominaba y mucho menos lo jugaba. En años anteriores, el joven Tom había ido con sus compañeros a jugar al billar más cercano de la preparatoria, y partida que jugaba, era partida que perdía o quedaba en los últimos lugares, aunque una ocasión quedó en los primeros, pero no le causaba mucha felicidad, al final de cuentas era un juego que no dominaba a su perfección.
Tom ingresó aquel local topándose con una barra donde estaba un hombre, al parecer de unos treinta y tantos años, con camisa negra y pantalones de mezclilla. Aquel hombre le detuvo y comenzó a preguntarle cosas, pero Tom solo invadió el cuestionario diciéndole que un amigo de él lo esperaba. El hombre escuchando eso, le dio entrada libre sin quitarle la vista.
Tom pasó a un salón que estaba repleto de mesas de billar, bancas y una que otra cerveza que se veía en unas pequeñas mesas altas y redondas. Tom pasaba por toda la multitud que fumaba y tomaba mientras jugaba, además de eso, vio a bellas mujeres de buen cuerpo que no dejaban de resaltar aquel trasero que tenían meses cuidándolo o ejercitándolo.
Al fondo, en una esquina pudo ver a un joven de la misma edad que él, chaparro, gordito, cabello corto de color negro, de ojos claros que se diferenciaba de todos aquellos hombres que estaba ahí, incluyéndose a él, Tom. A un lado de él y alrededor de la mesa, se encontraban varios jóvenes con un cigarro en la boca o en sus manos, y al igual que las demás mesas, había mujeres, entre ellas estaba la pareja de aquel joven de los ojos de color verde.
Tom se acercó haciendo una seña de saludo en el momento que aquel hombre estaba en su turno para tirar la bola.
—¡Tom! —exclamó alegremente el hombre—¿A qué se hace el honor de estar aquí?
—Sergio, solo vine a ver como juegas y a la vez para platicar algo serio contigo—explicaba Tom, que colocaba sus manos en las orillas de la mesa de billar—Algo que tal vez te interesé.
—Sobre hablar de algo serio, ¿Te refieres a la chica?
En ese momento Tom sintió las miradas de todos los amigos de Sergio sobre él.
—Me temo mi amigo, que la chica van a tener que esperar—respondió con una media sonrisa que contra penas se le podía apreciar por la barba—¿Tienes tiempo?
—Claro, pero crees que pueda terminar esta partida—Sergio señaló las pequeñas bolas del billar—Ya solo faltan unas pocas, y ese dinero va hacer mío.
Tom soltó una risa e hizo una seña que daba a entender que podía proseguir con su juego.
—¿Un cigarro? ¿Una cerveza? —ofreció un amigo de Sergio.
—Una cerveza, está bien, pero creo que hoy tomaré una artesanal—Tom aceptó la invitación mientras agarraba una banca y sacaba un pequeño puro de su gabardina—¿Cuánto dinero apostaron?
—¡Uy! Demasiado—exclamó otro joven moreno—Yo solo sé que puse como unos 200 pesos.
—Ah muy bien—Tom le dijo al joven que sostenía su cigarrillo.
—Todo pendejo, apostó sin saber—comentó Sergio, que seguía en su turno tras meter otra bola.
—¿No sabes jugar?
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Oscuridad
FantasíaEn nuestro mundo hay mucho misterios de la cual no conocemos. En la ciudad de Guadalajara hay una historia que no todos saben, solamente aquellos que pertenecen a dichas sectas. La secta u organización que controla y protege, esta en peligro al ver...