Capitulo 14
La habitación empezaba a destruirse, una de las paredes se desplomó por completo, dejando un enorme agujero.
Un hombre vestido de blanca armadura, se aproximaba hacía nosotros, su reluciente vestimenta era un objeto muy curioso, ahora que podía detallarla de cerca cerca; era blanca por completo a excepción de las mangas de los brazos, que eran de un color grisáceo, tenia un casco que cubría su cabeza, el casco era totalmente blanco y tenia una franja negra, al parecer era para la visión y un pequeño cilindro negro que unía la cabeza con el resto de de el cuerpo, las enormes enormes y afiladas garras eran negras e irradiaban una tenue luz.
El tipo se fue acercando a nosotros poco a poco, sus pasos martilleaban el suelo de piedra, de tras de el entraban mas de esas criaturas rojas con orejas de murciélago, y mas hombres con armadura, que después de unos segundos nos tenían rodeados.
-¿como están jóvenes? - dijo el hombre que había entrado primero, su voz parecía a la de un robot de esos que salían las películas que tanto le gustaban a mi hermano Robert- espero que sepan lo que les espera.
-¿que nos espera? - dije y de inmediato me arrepentí, todos se burlaron, y Carol me observó y leí sus pensamientos *¿por que hablaste? *
-me parece que tu eres James, ¿verdad?, eres igual a tu padre, el también decía estupideces - se acercaba cada vez mas a mi - que lastima que mueras tan joven.
¿Que rayos era lo que el decía?, mi padre había muerto antes de que yo naciera, eso era lo que mi madre me había dicho cuando le pregunté por el, mi hermano estaba pequeño cuando eso ocurrió, y además no éramos hijos de el mismo padre, Henrry el padre de mi hermano había abandonado a mi madre cuando mi hermano tenia solo un año de edad. Lo aquel hombre decía no tenía sentido.
-tomen al chico, la chica es mía -dijo el hombre a los demás, este obviamente era el jefe.
Uno de los hombres alzó su brazo, llevaba una especie de látigo del cual salían destellos azules, el objeto calló en mi cuello, de inmediato observé la sangre que salir, era un dolor insoportable, no puede evitar gritar, de inmediato otros hombres llegaron, me ataron las manos y los pies.
-y tu - dijo el hombre señalando a Carol - me divertiré contigo un rato.
-¡No! - grité.
-pequeño idiota - dijo el hombre que sostenía uno de mis brazos.
Cerré mis ojos, respiré hondo, y al igual que las veces anteriores me concentré... Escuché un grito, abrí los ojos, mis brazos irradiaban luz naranja y fuego, pero yo no sentía el ardor, los hombres eran quienes gritaban, estaban empezado a quemarse, los otros trataban de ayudarlos, las cuerdas que me tenían atado se volvieron cenizas.
El jefe de los malefistas volteó a verme, estiró su brazo y este empezó a incendiarse. Carol, que estaba sentada en el suelo detrás de él hombre, se levantó rápidamente de el suelo, y pateó al hombre en el rostro, con tanta fuerza que este calló al suelo y su casco se rompió en la parte trasera, dejando que una enorme cabellera rubia saliera.
-maldita zorra - dijo el hombre, ahora su voz sonaba normal e increíblemente familiar.
De un momento a otro el lugar estaba lleno de jóvenes hechizeros, que empezaron a luchar, varios lograban luchar sin esfuerzo pero otros se les hacía imposible, observé como uno de los hombres mataba a una chica pelirroja, su cuerpo rodó hacia mi, llenando mis pies de sangre.
El hombre me miró y corrió hacía mi, apuntandome con sus garras, lo esquivé y golpeé con fuerza, que de no haber sido por que estaba usando magia, no le habría hecho ni un rasguño, pero ahora el golpe había partido la armadura al parecer también su espalda, creo que lo había matado, pero nunca lo sabré, debido a que alguien tomó mi mano y me sacó de la habitación arrastrándome.
Cuando por fin pude ver quien era me sorprendí, ¿como era posible que Anabelle tuviera tanta fuerza como para arrastrame de esa manera?.
-Anabelle, ¿a donde me llevas?
-lejos, es muy peligroso que estés aquí.
-pero si puedo luchar - en verdad, hace unos dias hubiera agradecido que Anabelle me hubiese Salvado de esa manera, pero ahora me sentía tan capaz de luchar, que me enojo un poco.
-confío en que puedes luchar, pero no es esa la razón por la cual deberías preocuparte.
-¿a que te refieres?
-espera, cuando lleguemos te lo diré - dijo Anabelle llena de cansancio por tanto correr.
-¿llegar a donde?
-tenemos que huir de el castillo, Elena nos espera afuera-finalizó.
Anabelle abrió las puertas que al parecer eran de una salida trasera de el castillo, eran pequeñas en comparación a las otras puertas que tenia Eden.
Logré notar que la salida estaba conectada a un pequeño puente y de el otro extremo estaba un carruaje enorme, solo que este no tenía caballos, tenia un enorme ave de cuatro patas, las delanteras eran comunes, iguales a las de cualquier ave pero las traseras eran parecidas a las de un caballo; el carruaje era metálico, tenia la forma de un tazón de sopa, y tenía un techo de cristal.
Elena se encontraba adentro del hermoso carruaje, ambos corrimos y entramos al carruaje.
Anabelle se sentó al lado Elena y traté de sentarme al lado de ella cuando el carruaje se puso en marcha, tropecé y mi cara chocó con la de Anabelle frente con frente, me alejé tan sólo unos centímetros, estaba cerca de su rostro aun, a ella no parecía dolerle el golpe, mi mano estaba en su pierna, y me encontraba arrodillado en frente de ella, ambos nos miramos por un largo rato, sus labios, sus ojos eran tan hermosos, quise acercarme un poco más...
-em... Perdón por interrumpir, pero necesito hablar contigo James.
-si claro - me senté al lado de Elena, me sentí un poco apenado, estaba un poco sonrojado - ¿a donde vamos?
-es acerca de eso lo que quiero hablarte, nos dirigimos a Hilba, es una región cercana, tenemos que alejarte de los malefistas, ellos te quieren para...
-si lo se, Carol me habló de eso, quieren abrir la tumba de halamek, el libro maldito y supongo que es para usarlo y dominar las dimensiones o algo así.
-no exactamente, pero buena conclusión. En realidad según algunos de nuestros investigadores, los malefistas buscan el libro maldito y a halamek, por que se necesitan tres malefistas poderosos para crear el Maleficio de barreras, que esta en el libro maldito, pero también necesita a un joven de alma pura y noble que recite el conjuro. Y no existen malefistas puros. Ellos te necesitan a ti, puedes abrir la tumba y recitar el conjuro, y después para retirar la maldición de el libro necesitan sangre de un hechicero joven, después ellos te sacrificarían.
-entonces, ¿estaré escondido por siempre? - pregunté.
-no, la solución es mucho peor.
Traté de ignorar la respuesta y me senté al lado de Anabelle, ella me sonrió y por un rato me perdí en su mirada.
El ave empezó a aletear sus enormes alas doradas y de pronto el carruaje se encontraba volando por los aires.
-¿como es Hilba?
-es una hermosa ciudad, mira-señaló el horizonte, todo estaba lleno de niebla pero logré ver una aguja que perforaba las nubes y después noté que era un rascacielos de metal brillante, era hermoso, y mas adelante habían mas y más edificios enormes.
-¿cuando llegaremos?
-tal vez en cinco minutos... Te haré una pequeña pregunta.
-claro, adelante.
-bien, hace rato cuando, estábamos frente a frente, ¿estabas dispuesto a besarme?
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EDEN
FantasíaUn par de palabras carentes de sentido, le abrieron las puertas a un alma desorientada, le llevaron por un sendero nuevo con abundantes rosas: hermoso a la vista, con aroma exquisito... Y rodeado espinas. *estoy editando esta caca. Esta historia la...