Me encuentro a Ron por el jardín de la casa de Hagrid. Me acerco a él por la espalda y me siento a su lado. No me mira, sino que se queda absorto con el paisaje del bosque prohibido.
Por una parte, tengo el impulso de abrazarlo, pero por otra, de irme. Aunque no lo haré, porque si él me ha citado aquí, por algo será.
Veo a Hagrid de lejos con su perro Fang. Me saluda sonriendo. Si él supiera que me lo imagino en calzoncillos...
Entonces Ron se gira hacia mí y me coge las manos. Nos miramos. Siempre tan dulce.
— J.J.
— Ron.
¿Es mi imaginación o Ron está llorando?
Me acerco a él y lo abrazo, pero él me aparta enseguida. Frunzo el ceño.
— Tenemos que dejarlo —me susurra.
¿Quiere romper La Parejita Feliz?
No me puedo negar, porque le entiendo.
— No confías en mí, lo sabes —dice secándose las lágrimas—. Te quiero, pero esto no puede seguir así.
Instintivamente acaricio el colmillo que me regaló. Él se levanta y me besa la frente, me observa por un segundo y se marcha.
Siempre tan dulce.
——————
— Y entonces... ¡PUM! Estalló la Revolución —así es como explica mi padre en una clase de Historia.
Los de Gryffindor ríen. Ron ríe. Pero los de Slytherin no. Yo no.
Estoy triste desde hace unas semanas, cuando Ron y yo lo dejamos. A ver, no estaba enamorada de Ron, pero le quería. Y nunca he querido a alguien aparte de mis padres.
Acaricio el colmillo como tantas otras veces y me pierdo en mi mundo de pensamientos.
—————
Por la tarde tengo un montón de deberes: Historia, Lengua, Traducción, Física y Química y Jardinería.
Me pongo a hacerlos y... ¡Acabo a la una de la madrugada! Últimamente nos ponen muchos deberes porque ya se acercan los exámenes finales. Es agotador.
Me voy a mi cama pero justo en el último escalón de la escalera hay alguien. Me paro de golpe.
— ¿Qué haces ahí, Crabbe?
Cuando escucha mi voz, se levanta y me da dos besos en la mejilla.
— Tenemos que hablar —dice muy seriamente —. He estado esperando a que terminaras los deberes.
— Podrías haberme ayudado, ¡hubiese acabado antes!
Él se ríe. Aunque yo haya bromeado, lo digo una pizca en serio.
Bajamos a la sala común y me siento en el sofá, pero él me mira ceñudo y con una cara en plan de "¿Qué haces?". Me levanto.
— ¿No habías dicho que íbamos a hablar?
— Sí —afirma Crabbe—, pero este lugar no es seguro.
— Es nuestra casa, Crabbe, no Gran Hermano. —replico.
— Tú sígueme —dice él con tono cansino.
Cuando veo que se acerca a la puerta para salir, me paro de golpe.
— Oye, te acuerdas de que tenemos a Filch como conserje, ¿cierto?
Él asiente con la cabeza.
— Entonces, pedazo de idiota, —le digo con cariño—¿cómo piensas burlar al conserje?
Él se frota las manos en plan malvado y pone cara de ratón. Está o ha ingeniado un plan.
Abre la puerta y me encojo de hombros. Supongo que he de seguirle.
Caminamos por los grandes pasillos llenos de cuadros tranquilamente, como si fuésemos a una clase de normal. Cuando escuchamos algo, nos escondemos detrás de las cortinas de algún ventanal.
Al final, resulta que el muy idiota de Crabbe me ha llevado hasta la Torre de Astronomía.
— ¿No se supone que íbamos a hablar? ¿Cuan de importante es?
Él me gira y apoyado sobre la barandilla del balcón se encuentra Draco.
Mierda.
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Malfoy & Me
FanfictionTodo es normal. No hay magia. No hay duendes. No hay elfos domésticos. No hay Hogwarts. No al menos de la forma que creéis. El mundo de J.J, una adolescente de 15 años, se ve revuelto cuando debe mudarse otra vez con su padre a Hogsmeade, una ciuda...