31 DE JULIO

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Es el cumpleaños de Harry Potter. Sus padres han preparado una fiesta en el jardín, y han invitado a los Weasley al completo, a mis padres y a los padres de Hermione.

A la tarde llegan todos, pero me sorprende que Bill llegue con Fleur cogido de la mano. Estiro la mano de Ron, que tengo cogida, y lo traigo a mí.

— ¿Desde cuándo están juntos? —pregunto.

— Desde la fiesta del baile —me responde—. Vino Bill porque el mismo Dumbledore lo invitó, ya que fue alumno de Hogwarts y como estaba yo, dijo que le parecía lo más razonable.

— Pues no le vi.

Ron y yo nos encogemos de hombros y saludamos a todos. Mi madre, que llega con los Weasley, se acerca a mí.

— ¿Has hecho algunas de las tuyas? —me pregunta, ceñuda.

Genial, mi madre ha pasado de etiquetarme como "Buena" a "Mala influencia" desde el día de la cocina en La Madriguera.

Niego con la cabeza y mi madre me da un par de besos, mi padre me abraza y al segundo se queda mirando a Ron. Entonces me doy cuenta de que todavía no le he soltado de la mano. Nos soltamos enseguida y mi padre sonríe.

— Hem, ¿sois...? —pregunta mamá.

— Sí, señora Beckett, somos novios —responde Ron, sonrojado.

Me asombro de su valentía y sonrío. A mis padres parece que no les importa, porque abrazan a Ron y se marchan, supongo, a contárselo a Molly a Arthur.

Ron y yo nos miramos y nos abrazamos.

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Estamos todos sentados en la mesa del jardín, que los chicos y yo hemos preparado con mucho esmero. Lily y James son los únicos que faltan, pero porque son ellos los que traen la tarta, que hemos preparado entre todos.

Todavía no me creo que la tarta haya quedado como la forma en que nos propusimos: son unas gafas sobre una tarta normal. Pero las gafas son de tarta y todo, o sea, comestibles.

Cuando Lily y James llegan con la tarta, Harry se sonroja, porque se tiene que levantar e ir a soplar las dieciséis velas mientras cantamos el "Cumpleaños feliz".

Cuando acaba, todos aplaudimos. Harry es el que tiene los honores de cortar la tarta, mientras que le pide a Ginny que reparta los platos. A Harry le tocan las gafas, por supuesto.

Después de acabar de comernos la tarta, Lily saca una cámara y la coloca sobre un trípode. Nos colocamos todos a unos diez metros y Lily comprueba que salimos todos. Yo me tengo que colocar delante, porque soy de los bajitos. Cuando Lily comprueba que salimos todos en la foto, viene corriendo y se coloca junto a su marido y Harry, justo en el medio. Antes de que se tome la foto, sonreímos.

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Es la hora de recibir los regalos. A mí me toca de las últimas, y lo que le regalo a Harry parece gustarle. No es más que un retrato suyo en un cuadro, porque a mí me gusta pintar, pero me lo agradece de verdad y me abraza fuerte. Mis padres le regalan un móvil nuevo, que a Harry le encanta, porque el suyo viejo está ya bastante estropeado.

Después de los regalos bailamos un poco con música moderna. Ron es muy patoso, aunque hayamos practicado los bailes, por eso me pisa de vez en cuando. Pero yo me río.

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Ya a las once de la noche, decidimos que ya está bien. A mí me toca volver a Hogsmeade con mis padres, que han alquilado una casa en el pueblo. Es barata, pero no será para siempre, porque en septiembre volveremos a Hogwarts.

La casa me deja una habitación pequeña, pero me gusta. Desde aquí se ve el castillo de Hogwarts. Es precioso.

Malfoy & MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora