Ya casi estamos a 1 de septiembre. Estoy nerviosa porque es mi último curso, y claro, ¡ya no volveré a ver Hogwarts!
Ahora estoy yendo al parque, porque he quedado con Dan. Hemos estado hablando todo el verano, incluso hemos quedado y todo. Me cae muy bien. Vive con su abuelo, es un poco triste, los demás familiares están o muertos o encerrados en la cárcel. Su padre, por ejemplo, está encerrado por ser un mortífago, pero me ha jurado que él no tiene nada que ver con Voldemort.
Lo encuentro sentado en uno de los bancos y cuando me ve corre a abrazarme. Nos hemos hecho tan amigos que el uno es el apoyo del otro.
Nos sentamos en uno de los bancos y saca una bolsa llena de golosinas que vienen del Sortilegios Weasley. Empezamos a comer y a hablar mientras nos miramos el uno al otro. A veces creo que él tiene otras intenciones conmigo, pero yo ya no puedo pensar en eso, no después de lo de Draco.
Después de lo que me parecen tan sólo unos minutos, me doy cuenta de que ya ha oscurecido. Miro mi reloj y me doy cuenta de que son las nueve de la noche. Me levanto del banco de un brinco y abro mucho los ojos, horrorizada.
— ¡Mierda! —exclamo mientras Dan se ríe — ¡Llego tarde a casa!
— ¡No te olvides de llamarme! —oigo que dice Dan mientras yo me marcho corriendo.
Llego a casa jadeando. Cuando abro la puerta, mis padres no me riñen, sino que me calientan el plato y ceno tranquilamente. Cuando acabo, me marcho al dormitorio. Mañana será un día largo y agotador. Pero antes, tengo que llamar a Dan.
Me lo coge al instante. Vaya, no tarda ni para mirar el nombre de quién le llama.
— Hola —me dice al descolgar.
— Hola —digo.
Y pronto comenzamos a hablar de algo no tan interesante como si hubiese hablado con el rubio.
——————
Efectivamente, preparar la maleta es insufrible. Dios, ya no me acordaba de esto. Me cuesta TODA una tarde preparar esta odiosa maleta. Dios, ¡te odio, te odio, te odio!
— No te va a contestar, ¡la maleta es un objeto! —dice la voz de Hagrid.
Pongo los ojos en blanco.
— ¿Tú otra vez? —pregunto, molesta—. Ya no está Draco, no me haces falta.
Él me mira con cara de "¿Qué más da que él no esté?"
— Formo parte de tu inconsciente. Estaré aquí para siempre.
— ¿Y eso por qué?
Él se encoge de hombros.
— Cosas de la vida.
——————
Cuando llego a Hogwarts, me duele mucho no ver a Draco Malfoy entre los chicos de Slytherin. Pero me alegra ver que Pansy sigue con el idiota de Zabini. Cuando ella me ve, viene corriendo hacia mí. Me mira, y con esa mirada me lo pregunta.
— No, no lo he visto —le respondo, apenada.
Ella pone cara de tristeza pura, pero enseguida decide cambiar de tema y me cuenta TODO lo que ha hecho en verano. Dios, ¡que alguien la haga callar! Y de repente, aparece alguien y se calla. Bendito Karma, ahora creo en ti.
Es Zabini, que como la conoce, sabe que para callarla, sólo tiene que darle un beso. Me siento incómoda, así que me marcho a la Torre de los Perfectos. Ojalá estuviera Draco ahí, sentado en el sofá, pillándome de improviso. Pero no, Draco Malfoy no está.
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Malfoy & Me
FanfictionTodo es normal. No hay magia. No hay duendes. No hay elfos domésticos. No hay Hogwarts. No al menos de la forma que creéis. El mundo de J.J, una adolescente de 15 años, se ve revuelto cuando debe mudarse otra vez con su padre a Hogsmeade, una ciuda...