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- Mi amiga, te prometo que este viaje será genial.

- Tus promesas son increíblemente estúpidas- Mia se burló.

- Pero, aun así, las amas.

Las dos chicas estacionaron el auto en el parqueadero establecido, bajaron y caminaron hasta la recepción. Mia sacó la boleta que contenía el número de reserva y su documento de identificación.

- Buenas tardes, bienvenidas- una mujer les sonrío- ¿En qué les puedo ayudar?

- ¡Hola! Tenemos una reserva para una cabaña- contestó la castaña con una gran sonrisa.

- Me permite la hoja de adquisición del producto.

- Aquí tiene.

- Son dos adultos ¿Verdad? – asentimos- Me permiten sus documentos.

- Mi nombre es Page Baines y ella es Mia Wilson.

- Perfecto, estoy registrando sus datos en la base, denme un momento. Perfecto, me indica que su cabaña se encuentra en la zona F, número 13.

- Perfecto. ¿Nos podría indicar dónde se encuentra la zona? - Mia preguntó acomodando su falda.

- Siguen derecho por esa carretera y encontrarán un letrero grande que dice la letra de la zona, allí buscan el número y listo. Les entregaré una hoja de inventario con todo lo que encontrarán en la cabaña, tanto el día de llegada como el de ida, deben contar con todo lo que se les entregó, de lo contrario tendrán una multa.

- Entendido.

- Eso sería todo, espero disfruten su estadía.

- ¡Gracias!

Page condujo siguiendo las instrucciones dadas anteriormente y la recepcionista tenía razón, había un gran letrero que indicaba la zona. Mía se bajó del auto y caminó entre las cabañas en busca de la suya, rápidamente encontró la pequeña cabaña disponible para ellas. Buscó con la mirada a su amiga y en cuanto la vio gritó su nombre alzando la mano. Una vez juntas, abrieron la puerta y entraron en las habitaciones disponibles, asegurándose de que se encontraba todo lo que indicaba el inventario. Acomodaron sus pertenencias y designaron sus camas.

- Es muy amplio ¿No lo crees? - Page sonrío.

- ¡Es cierto! Hace mucho no venía, la última vez fue hace 8 años.

- Mucho.

- Necesito algo de beber, está haciendo mucho calor.

- Tienes razón. Sí te parece podemos ir al pequeño supermercado que hay, compramos unas cuantas bebidas y las ponemos en el refrigerador.

- Me parece excelente idea, además que podríamos comprar algunos paquetes de comida.

Tomaron un poco del dinero que llevaban para asumir los gastos extras y caminaron hasta la entrada de la zona. El centro vacacional era muy extenso, así que contaba con servicio de transporte. En cada zona había diferentes paraderos, donde unos autobuses recogían a las personas y las dejaban en su destino. Ellas tomaron el autobús y observaron atentamente todos los espacios que brindaba el centro vacacional durante el trayecto. Una vez en el supermercado, tomaron un carrito y dejaron unas cuantas cervezas, gaseosas, botellas de agua y gaseosa, algunas frituras y papel higiénico. Hicieron la fila y pagaron los productos, luego tomaron nuevamente el autobús. Una vez en la cabaña, ubicaron todas las cosas y se cambiaron de ropa por una más cómoda.

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Las chicas disfrutaban de su primer día de vacaciones. Habían ido al zoológico ya que quedaba muy cerca de su cabaña, allí tomaron unas cuantas fotos y juguetearon con los animales. Luego caminaron hasta el restaurante de su zona e hicieron fila. Este restaurante manejaba comida tipo buffet, tenían derecho al plato principal, bebida y postre. Cabe aclarar que la comida era deliciosa y en una buena porción. Se encontraban disfrutando del postre, Page observaba alrededor con curiosidad cuando descubrió a su amiga con una actitud algo rara.

- ¿Qué ocurre?

- Nada ¿Por qué?

- No hablas.

- Estaba comiendo.

- Estás muy despistada.

- Hay un chico que me mira mucho, tal vez nos conozcamos- suspiró- Es eso.

- O tal vez no, solo le pareces atractiva.

- No lo creo.

- Por qué no lo averiguamos.

- ¡No, tú te quedas aquí! ¡Oye, ven aquí!

Su amiga no le hizo caso e inmediatamente corrió hasta la mesa que la chica le indico, en busca del chico que atormentaba su pensamiento.

- ¡Hey! ¿Qué tal? - saludó.

- Hola, chica que no conocemos.

- Ni yo a ustedes, supongo que es mutuo el sentimiento.

- Me agradas- comentó un rubio coqueto.

- Como sea, - giró sus ojos divertida- No pretendo incomodar, pero quería hablar un momento contigo.

- ¿Con cuál de todos? - rieron.

- El ojiazul.

- Aquí me tienes- la observó con duda.

- Lo que pasa es que mi amiga, la que está allí- la señaló- Se ha dado cuenta de lo mucho que la observas y quiere saber la razón. ¿Acaso la conoces?

- Ya quisiera tener ese honor.

- ¿Así que te gusta?

- Sí, es muy hermosa- se sonrojó.

- Ya veo...

- Oye, lamento sí las incomode, no era mi intención.

- Descuida, no lo hiciste.

- Ok.

- ¿Te gustaría hablar con ella?

- Ehm, sí, supongo.

- Yo te ayudaré, sí quieres invítale un trago y a partir de eso puedes acercarte y hablarle.

- ¿Estás segura?

- Sí, ya verás que te hará caso.

- Bueno, en ese caso, te lo agradezco.

- Un placer ....

- Barry.

- Un placer Barry. Ahora, no pierdas tiempo y háblale.

Sí, claro.

Mistakes- Barry KeoghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora