III

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- ¡Tienes que contarme todo! - gritó Page abrazándola con fuerza.

- Por favor no grites, se me va a estallar la cabeza.

- ¿Bebiste mucho?

- Demasiado- se quejó tomándose la cabeza.

- Cuéntame.

- Ok.

- Básicamente empezamos a hablar en el restaurante, nos presentamos. Me contó que era actor.

- ¡¿Enserio?! Qué tal sea famoso y tú aparezcas en un periódico, en donde la noticia se titule "¿Amor de verano?"

- Eres tan soñadora. - se burló- Se llama Barry Keoghan, tiene 29 años, es irlandés.

- Vaya, vaya, él te dará un gran tesoro y celebrarán juntos la fiesta de San Patricio.

- ¡No seas exagerada! Recién nos conocimos.

- De qué más hablaron.

- Hicimos algunas bromas, él se dio cuenta de que era algo fría y dijo que él representaba el fuego y yo el hielo, polos opuestos que se atraen.

- ¿Ves? Le gustas en verdad.

- Vuelvo y te reitero, recién nos conocemos. Guarda tue moción para otro momento.

- Ok, ok, tal vez tengas razón.

- Te lo agradezco.

- Quería decirte que los chicos me dijeron que irían al parque acuático y nos han invitado.

- ¿Enserio? - se sorprendió- Vaya, pues gracias.

- ¡Emociónate! Verás de nuevo a Barry.

- Es cierto. Te puedo decir que es muy guapo y me agrada, pero todo a su tiempo.

- Como tú digas- canturreó.

Las chicas organizaron sus recamaras y algunas botellas que se encontraban en el piso, tomaron una ducha y se colocaron sus bikinis. En un bolso empacaron protector solar, toallas, dinero, sus celulares y credenciales. Tomaron el autobús y se dirigieron hasta la zona E, en donde se encontraba la cabaña de los chicos, según Page. Allí la rubia tomó la delantera y buscó el número 2. Al encontrarlo caminaron hasta allí y golpearon con una moneda la puerta de reja. Un chico pelinegro se asomo y sonrío al verlas, abrió rápidamente y las invitó a seguir a la pequeña sala mientras los demás terminaban de alistarse.

- Creo que no nos conocemos- estiró su mano a la chica- Soy Matthew Levine.

- Mia Wilson, mucho gusto.

- Soy el mejor amigo de Barry.

- Oh ¿Enserio?

- Así es.

- Supongo que ya conoces a mi mejor amiga...- la señaló.

- ¡Por supuesto, quién no me conoce! - sonrío elevando su ego.

- Es muy divertida.

- Lo es. ¿Quieren algo de beber? Tenemos agua, refrescos o cerveza.

- Para mí agua.

- Para mí cerveza.

Ambas chicas hablaron al tiempo y sonrieron al ver la cara de confusión del chico. Él les dio las bebidas y agradecidas dieron el primer sorbo. Luego de una pequeña platica, los demás chicos aparecieron en el umbral. Barry desplazó de inmediato su vista a la castaña, quién le devolvió el gesto y le brindó una gran sonrisa.

- Mia ¿Cómo estás?

- Hola Barry.

- ¡Con que tú eres la famosa Mía!

Un chico alto y atlético se acercó a ella, estirando su mano. Su cabello era negro y su piel morena resaltaba su belleza.

- Mucho gusto, mi nombre es Alex Echeverria.

- Mia Wilson. ¡Vaya, eres muy alto!

- El ejercicio es mi fuerte.

- Si lo noté.

- ¡Vámonos!

Todos tomaron el autobús y se bajaron en la estación más cercana al parque. Era temprano así que había pocas personas. Buscaron una mesa la cual contenía en el piso un locker, depositaron todas sus pertenencias y la cerraron con llave. Se aplicaron protector solar y esperaron a que se secara. Caminaron en grupo a las diferentes atracciones dispuestas a su servicio. Barry aprovecho y de vez en cuando observaba con atención a Mia. Le parecía una mujer atractiva y misteriosa, pero su cuerpo era deslumbrante: Sus piernas eran tonificadas y un poco gruesas, sus caderas no eran tan grandes y su trasero tampoco, pero eran adecuadamente perfectos; su abdomen no era tan plano ni definido, pero aún así dejaba ver unas curvas espectaculares. Ella mostraba seguridad y se notaba que amaba su cuerpo y eso le gustaba. Se acercó a ella y le sonrío.

- ¿Qué tal amaneciste?

- Debo admitir que con un gran dolor de cabeza.

- Bebimos mucho.

- ¡Lo se! Pensé que iba a vomitar en cualquier momento.

- Gracias a Dios no me vomitaste- bromeó.

- Lo hubiera podido hacer.

- Lo sé. ¿Te puedo decir algo?

- Claro.

- Te ves hermosa.

- Te lo agradezco. La verdad no sabía sí ponerme este bikini, lo sentía un poco ajustado en el busto y temía que en cualquier momento se rompiera y quedará en descubierto mis senos.

- ¿Enserio? - asintió- Hubiéramos tenido que taparte con una camisa o con nuestro propio cuerpo.

- Y tú hubieras aprovechado para quedar frente a mí t ver mi pecho.

- No, claro que no.

- Vamos Barry, no tienes que fingir, no conmigo.

- Acepto que eres muy linda, pero no me aprovecharía de esa situación para observar tu cuerpo, yo no soy así, eso te lo puedo asegurar.

- ¿Enserio? Básicamente sí tuvieras a una mujer desnuda frente a ti, no quitarías tu vista de sus ojos.

- Exacto.

- Vaya, es bueno saberlo.

Mistakes- Barry KeoghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora