XII

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Mia se compró un lindo vestido color verde esmeralda, Barry le insistió en que se veía muy linda con el. Se lo vistió junto con unos tacones plateados, se retocó el maquillaje y salió en busca de su novio.

- Estoy lista, ya nos podemos ir.

- Perfecta, estás perfecta- él desplazó su vista por todo su cuerpo, con sumo detalle.

- Ya basta, llegaremos tarde sí no me dejas de ver de esa manera.

- No lo dudes- le guiñó el ojo.

Tomaron un taxi y llegaron a un conjunto de edificios, allí atravesaron el edificio C y subieron al ascensor hasta el piso 6, tocaron el timbre y salió a su encuentro tan encantadora como siempre.

- ¡Mia, Barry, bienvenidos!

- Hola, Em. ¡Estás muy guapa! -él la elogió.

- Como siempre. -ella besó su mejilla- Hola Mia. Pasen y tomen asiento.

Mia observó con atención cada rincón mientras Barry le entregaba una botella de vino como agradecimiento por la invitación. Se sentaron en una gran sala de estar y allí tomaron una copa de vino.

- Yo lo siento tanto, Mía. Me comporte como una verdadera idiota contigo y me arrepiento tanto de ello. Solo quisiera iniciar de nuevo, sí me lo permites.

- Aceptó tus disculpas y te agradezco la sinceridad.

- Me alegra mucho escuchar eso, seremos grandes amigas- se acercó y le brindó un gran abrazo.

Los invitó a la mesa y les brindo un delicioso plato de pasta stroganoff junto a una nueva copa de vino. Emily y Barry eran quienes más hablaban, eran muy cercanos y su confianza era inmensa. Mia sentía algo en su pecho que le decía a gritos que Emily no era muy sincera. Debí hacer algo para descubrirlo.

- ¿Te puedo ayudar? - Mía entró a la cocina y señaló los platos.

- Sí quieres ayúdame a secarlos.

- Bien.

- ¿Hace cuánto estás con Barry?

- Algunos meses.

- Ya. ¿Dónde se conocieron?

- Estábamos de viaje en un centro vacacional, cada uno con amigos.

- Debió conquistar a muchas, es su estilo.

- ¿A qué te refieres? -frunció su ceño.

- Ya sabes, es muy guapo, aprovecha de ello para ser todo un galán. Debió salir con varias chicas, pero te eligió a ti y sigo sin entender por qué.

- ¿Por qué me dices esas cosas?

- Ay Mía, no te hagas la estúpida, sabes muy bien lo que hago- la observó con una sonrisa malvada.

- Arruinarme -completo el pensamiento de la rubia.

- Exactamente.

- ¿Qué te hice?

- No te creas, no me agradas para nada y disfruto hacerte la vida cuadritos. Eres muy gorda y tan fea, no comprendo que vio en ti Barry.

- Emily, hazme el favor de respetarme. Yo no te ando ofendiendo por nada.

- Porque yo soy perfecta y no tienes con que humillarme. En cambio, tú, tienes todo en tu contra.

- ¡Cierra la boca o ...! -se acercó a Emily de manera desafiante.

- O qué, irás corriendo a darle quejas a él. Por favor, ya no eres una niña, deja de chillar por los golpes que te da la vida. Aléjate de él, no le haces bien.

- ¡Cierra la puta boca! No tienes idea de mí, así que no puedes hablar por hablar hasta desprestigiarme- Mía explotó llena de furia.

- Por favor, déjame reírme, porque eso eres, el hazme reír de todos.

Mia le dio una gran bofetada y salió corriendo en busca de su bolso, saliendo del apartamento. Barry se asustó, corrió tras ella y le pidió una explicación.

- Me largo ahora mismo.

- ¿Por qué?

- Ella es una maldita perra.

- ¡No digas eso de ella, no la conoces! -la defendió.

- No me interesa conocerla, solo quiero irme.

- ¿Qué te hizo?

- Me dijo muchas palabras horribles.

- Claro que no, ella solo se disculpó.

- No me creas sí no quieres, es tu problema.

- Mia, aguarda...

- Ya te lo dije.

- Hablaré con ella, espérame en el taxi.

- ¿Para qué? Irás con ella y te convencerá de que no dijo nada, regresaras aquí y me pedirás que no la vuelva a tratar de esa manera y todos felices. Ya te lo dije una vez y te lo vuelvo a recalcar: ¡No voy a permitir que nadie me ofenda por quién soy!

- Mia...

- Yo me voy.

Mistakes- Barry KeoghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora