XVIII

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- Te he traído una sopa exquisita, me la recomendaron mucho en el restaurante.

- ¿Cuál restaurante?

- En el que trabaja Mía.

- No debiste ir allá. No la tomaré, sí quieres tómala tú.

- Barry, estás muy mal -Matthew lo observaba con pesar.

- ¿Crees que no lo sé? Y la verdad no me importa nada.

- No te levantas de la cama, no abres las cortinas, estás hecho un desastre. Barry, me duele verte así.

- Mat, a mí me duele haber perdido al amor de mi vida, no resisto no tenerla junto a mí. Siento que cada día este dolor es peor -sollozó.

- Lo sé, Barry, todos hemos pasado por eso.

- Es diferente, nuestro amor era diferente.

- ¿Has intentado hablar con ella? -susurró.

- No.

- Deberías hablarle, tal vez eso ayudaría y...

- ¿Qué no lo entiendes? Ella no me quiere ver, me detesta por haber defendido todo este tiempo a quién la trataba como basura.

- No te culpes, tú no sabías...

- Ella me lo dijo miles de veces. Ahora debo cargar con esta culpa, por no haber actuado antes, la perdí.

- Barry, llámala.

- No lo haré.

- Habla con tu familia.

- No.

- ¡Has algo con tu vida!

- ¡Me vale mi vida!

- No deberías caer tan fácilmente, solo te haces daño.

- No puedo hacer nada.

- Si puedes.

- Mat, será mejor que te vayas.

- Barry, aguarda.

- Por favor, cierra la puerta antes de irte.

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- Mia, hola.

- ¿Emily? -musito la chica, sorprendida.

- ¿Cómo estás?

- ¿Cómo es que me llamas? Eres demasiado cínica y estúpida.

- Sé que no debería llamarte y más por lo que dijo Barry, pero...

- ¿Qué dijo Barry?

- El día que terminaron, él fue a mi apartamento, yo estaba dando una gran fiesta. Llegó muy encabronado, me gritó que la culpa era mía y él estaba destrozado porque te había perdido. Me pidió que no me volviera a acercar a ti, pero hoy debo hacerlo.

- ¿Qué quieres? Sí necesitas noticias de él, lamento informarte que has perdido tu tiempo. Nosotros no hemos vuelto hablar en más de un mes.

- ¿Enserio?

- Se supone que eso haces cuando terminas una relación. Aunque supongo que en tu caso es totalmente diferente, tú los buscas todo el tiempo hasta hostigarlos.

- Su familia está muy preocupada, no saben absolutamente nada de él hace mucho tiempo. Él no contesta mensajes o llamadas. Sí tú pudieras...

- ¡No lo haré! -grito- ¡Estoy cansada de ti y todas tus mierdas, no quiero saber nada de ti!

- Mía... Solo necesito saber de él.

- No sabrás de él nunca más.

Mia colgó de inmediato y se atacó a llorar, últimamente era lo único que hacía y en realidad le servía muchísimo para desahogarse. Sus dos amigas hablaban todo el tiempo con ella, tanto, que ya llegaba a sentir remordimiento por quitarles tanto tiempo. Temía cansarlas y provocar que se alejarán de ella.

Mia se bañó, tomó dos tazas de café y tomó un taxi hasta las afueras de la ciudad, tenía una cita pendiente y no quería perderla por nada del mundo.

- Es aquí, puede dejarme -le extendió un billete al conductor.

- De acuerdo, tenga un buen día.

- Igual para usted.

Caminó hasta la puerta de madera y tocó el timbre. Se observó en el vidrio frente a ella y se acomodó cabello y ropa.

- Hola, linda.

- Mamá.

La chica se arrojó a sus brazos y se sostuvo de ella por largo tiempo. La mujer cerró la puerta y llevó a su hija hasta la mesa de la cocina, allí la sentó y le brindó una taza de chocolate.

- Estás mal ¿Verdad?

- Se nota mucho ¿No es cierto? -la chica sonrió desanimada- No son días buenos para mí, supongo.

- ¿Qué ha pasado?

- Demasiadas cosas. No sé sí tengas tiempo o...

- Tengo una gran olla con chocolate, espero nos alcancé.

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- Recuerdas aquella vez que los invité a un apartamento a cenar, al final se canceló.

- Sí, lo recuerdo.

- Ese día, les iba a presentar un chico, él era mi novio.

- ¿Era? -Mia omitió las palabras y siguió.

- La cena se canceló por una gran discusión que tuvimos. Días después él regreso y creí que todo se solucionaría, pero no fue así, discutimos más y yo le dije que terminábamos.

- Oh, cielo, eso es terrible, lo lamento en verdad.

- Días después, Page me confesó que le detectaron un cáncer de estómago y es muy probable que no sobreviva. Han sido días terribles, llenos de tristeza y mucho dolor. Mamá, no sé cómo vivir esto.

- Hija, sea lo que sea, no debes vivir esto sola, de lo contrario será mucho peor el dolor.

- He estado con una amiga.

- ¿Amiga? -su madre la observó con atención.

- Es amiga de Barry, trabajan juntos. Su nombre es Lauren, ella es sorda, pero me enseñó el lenguaje de señas. Ella me ha sido de mucha ayuda.

- Suena linda, deberías traerla un día.

- Tal vez...

- Hija, deberías quedarte unos días con nosotros.

- Mamá, no los quiero incomodar con mi situación, no lo creo posible.

- Eres parte de esta familia, nunca incomodarías.

- ¿Crees que sea bueno?

- Te será de mucha ayuda.

- ¿Y Page?

- Te puedo prestar tu viejo auto -señalo el jardín- Aún espera por ti.

- Gracias, mamá.

- Recuerda esto, tu madre siempre estará para ti.

Mistakes- Barry KeoghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora