- Barry ¿Qué haces?
- Te persigo.
- ¿Por qué? -la chica lo observo raro.
- Mia, mi querida Mia -Barry caminó en círculos tras de ella.
- ¿Qué traes en mente?
- Tengo una duda existencial y sí te la hago quiero que sepas que no trato de ofenderte ni nada por el estilo, solo curiosidad.
- Qué pasa.
- ¿Tienes familia? -la observó inocentemente, lo cual produjo que la chica riera histéricamente- ¿Qué?
- ¡Por supuesto que tengo familia! -ella le tocó la punta de la nariz con gracia.
- Rayos -él se sonrojó por completo.
- ¿Por qué tú pregunta?
- Nunca hablas de ellos y mucho menos me los has presentado.
- Tienes razón, jamás habló de ellos, algo loco ¿No crees? -ella lo meditó un poco- Y la verdad no tengo idea del porqué.
- Quiero conocerlos.
- Es una casa de locos, te lo aseguro.
- No puedo juzgarlos, ya sabes cómo puede llegar a ser la mía.
- De acuerdo, hablaré con ellos y haremos una gran cena acá.
- ¿En el apartamento?
- Sí, no son tantos, además te ayudará a tener más confianza.
- De acuerdo, lo mejor será hacerla está noche.
- ¿Está noche? -asintió- ¿Por qué?
- Así no estaré tan nervioso.
- Eres muy tonto. -la chica se burló- Llamaré a mamá.
Tal como lo prometió, Mia habló con su madre y le contó todo. La señora Wilson estaba tan emocionada de ver a su pequeña hija tan alegre que acepto de inmediato la invitación. La gran cena sería esa noche y los preparativos aguardaban por ellos.
- Ellos vendrán hoy, tal como lo pediste.
- Bien, eso me emociona.
- Quiero que traigas estos ingredientes, te los he anotado por sí algo.
- De acuerdo. Será mejor que vaya ahora mismo por eso.
- Aquí te estaré esperando.
------
Las palabras de Emily rondaban la mente de la castaña, ella había dicho aquellas cosas con tanta seguridad y crudeza, esto daba a entender que era muy probable que estuviera diciendo la verdad.
- Vaya, vaya, pero sí es Mia Wilson. -la chica le enseño una gran sonrisa fingida- ¿Por qué no has ido a visitarme?
- Barry no se encuentra, así que te puedes ir. -trató de cerrar la puerta, pero la rubia fue más ágil y se adentró- ¿Qué ocurre contigo? No puedes entrar, así como sí nada.
- De hecho, sí puedo, este apartamento le pertenece a mi mejor amiga, tú solamente asumes el papel de empleada.
- ¡Uy, qué boquita! -se burló.
- Quiero que te vayas ahora mismo.
- Me pregunto cómo es que Barry no se ha cansado de ti, digo, eres extremadamente aburrida y estúpida como para entretener a un hombre.
- Es obvio que lo sabes porque tú lo has vivido, los hombres se quejan por tu falta de cerebro.
- ¡Oh, ya sé! Barry no se ha aburrido de ti porque no han tenido sexo. Cuando eso suceda, él quedará horrorizado con tu horrible cuerpo y se alejará corriendo de ti, ya lo verás.
- ¡Eso a ti no te incumbe! -estalló, empujándola con fuerza fuera del lugar- ¡Lárgate ahora mismo, no eres ni serás bienvenida jamás!
En aquel momento, cuando Emily ya se encontraba afuera gracias a los empujones, Barry llegaba con grandes bolsas llenas de los ingredientes necesarios para la cena. Al ver a su mejor amiga, quedó totalmente sorprendido y aún más por las acciones de su novia.
- ¡Mia! ¿Qué crees que haces? -dejó las bolsas en el suelo y tomó en sus brazos a Emily.
- ¡Gracias a Dios que llegaste! -Emily lo observó con lágrimas en los ojos, sollozando- ¡Yo solo quise venir a visitarlos y mira, me sacó a empujones!
- ¡Eso no es cierto! -Mia la observó hecha una furia.
- ¡¿Qué es lo que te ocurre?! -está vez Barry explotó contra Mia, quien lo observó totalmente sorprendida- Ya es suficiente, le pedirás ahora mismo perdón por todo lo que has hecho.
- ¿Acaso estás delirando? No haré semejante estupidez.
- ¡Hazlo!
- ¡No lo haré!
- Barry, es obvio que ella me odia, yo no le hecho nada y aun así se empeña en hacerme la vida cuadritos. Lo mejor será que me vaya ahora mismo.
- Emily, aguarda, iré contigo. Espérame en el vestíbulo.
- De acuerdo.
Mia escuchó aquella conversación y quedó desubicada. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué Barry estaba en su contra? Corrió tras Barry, quien caminó directo a la habitación en busca de su celular.
- Oye ¿Qué fue todo eso? ¿Cómo pudiste defenderla y más encima, gritarme? -Mia lo observó furiosa.
- ¡Por qué te empeñas en ser tan cínica! -él la observó- Deja de manchar su nombre, me tienes harto con esta situación.
- ¿De qué mierdas hablas? Ella es quién se empeña en joderme y aún así, como siempre, te empeñas en defenderla.
- Deberías reflexionar en cómo tratas a los demás -musitó.
- ¡Por favor! ¿Cuándo creaste este estúpido circo? Siempre es la misma mierda y estoy cansada de eso.
- ¡No quiero que vuelvas a molestarla! -observo al suelo y levanto nuevamente la mirada- Me iré con ella y trataré de enmendar lo que le has hecho. Que quede claro, la cena de esta noche se cancela.
- ¡¿Qué dijiste?!
- No lo repetiré.
- No, haremos la cena.
- Yo me voy.
- ¡No me puedes hacer esto! -la chica sollozó furiosa- Después de todo lo que he hecho por ti, ¿Cómo puedes irte?
- No quiero escucharte más. Enserio estoy agobiado con todo esto y en vez de ayudarme, tú solo te limitas en darme más dolores de cabeza.
- ¡¿Mi culpa?! -aquel comentario hizo click en su cabeza y todo se armó, como un rompecabezas- ¿Sabes qué? ¡Me vale tres mierdas tu amiguita y su completa estupidez! No es necesario que te vayas, tomaré mis cosas y me iré ahora mismo, así podrás subirla y consolarla por todo lo que ha sufrido.
- ¡Tú no te irás!
- ¡Claro que lo haré! ¿Sabes Barry? Me has desilusionado por completo, creí que eras diferente.
La chica salió hecha una furia, tomando todas sus pertenencias y empacándolas. Todo se había ido a la mierda por culpa de aquella rubia oxigenada, por fin lo había logrado y estaría más que feliz por ello. A pesar de las contradicciones del chico, Mia tomó un taxi y se regresó a su antiguo apartamento, pero no sin antes cruzar de nuevo palabras con Emily.
- Espero que este sea el mejor polvo de tu vida, porque no lo volverás a tener jamás.
ESTÁS LEYENDO
Mistakes- Barry Keoghan
Fanfiction- ¿Qué piensas del amor? - Dolor y sufrimiento. - No puede ser. - se burló- Para mí es la sensación más hermosa que existe. Te hace sentir cosas maravillosas e inexplicables. - Eres todo un princeso. - Mía, no te burles de mí. - No lo hago, solo cre...