XXV

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- Barry -llamó la chica- ¿Qué clase de invitación es? Aun no me has dicho nada.

- Es el cumpleaños de mi hermano.

- ¿Por qué lo celebraron aquí? -frunció el ceño.

- Muchos de los invitados viven en este país, además, no querían que viajarás en ese estado.

- ¿Cuál estado? -lo observó confundida- ¿Te refieres al enorme ser que posee mi cuerpo?

- Exactamente. -sonrío el chico, acercándose- Te ves muy guapo con ese vestido.

- ¿Verdad que sí? -ella se observó en el espejo- Lo dudé muchísimo a la hora de probarme vestidos, creía que la pansa sería un impedimento, pero ya ves que no.

- A ti todo se te ve estupendo, no lo dudes.

La tomó de la cintura y pegó sus frentes, balanceándose lentamente en una danza sincronizada. Ella cerró sus ojos y sonrío, disfrutando del suave tacto de su novio.

- Te amo tanto, Mia. Nunca me cansaré de ti y tu frialdad, me encantas y estoy tan agradecido por todo lo que hemos conformado. Quién diría que tendríamos un bebé y nos casaríamos.

- Me encanta qué medites todo, yo nunca lo hago y eso lo convierte en tu ritual especial.

- Probablemente tu ritual es el de la brujería, aun no olvido la posición que me hiciste beber -chistó.

- Pero dijiste que tenía un gran sabor.

- Tenía el sabor perfecto, el sabor a tus labios.

- Deja de coquetearme, la bebé se pondrá celosa -río.

- Espera nada más a que nazcas, querrás deshacerte de mí -habló cerca de la pansa.

- Bueno familia Keoghan, es hora de irnos.

- ¡Al auto!

Condujeron hasta una hacienda a las afueras de la ciudad, era muy grande y hermosa, rodeada de grandes arbustos llenos de flores. Una vez adentro, saludaron a todos y le entregaron un pequeño detalle a Eric.

- Cabe decir, que el mejor regalo que me pudieron dar fue una sobrina -los abrazo con gran emoción.

- Aw, que lindo.

- Es la verdad, esa pequeña traerá gran felicidad a nuestras vidas -musitó con una sonrisa la señora Keoghan.

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- ¿Estás cansada? -Barry caminó de la mano de su novia.

- Un poco, pero puedo esperar, no te preocupes.

- Bien, tan pronto den el pastel, nos iremos.

- Te lo agradezco.

- ¡Pero que lindos tortolitos! -chilló una chica cerca a ellos.

- Emily -musitó Mia.

- Mia, Barry ¿Cómo están?

- ¿Qué quieres? -Mia la observó fastidiada.

- Pero que modales. Vaya, no esperaba encontrármelos, bueno de hecho sí. Hace muchos años no los veía y creo que es el momento adecuado.

- Será mejor que nos vayamos- Barry tomó de la mano a su prometida y trataron de caminar, pero la rubia se atravesó.

- Yo no me iría aun, hay mucho de qué hablar. Por ejemplo, estás embarazada.

- Eso no te importa -sentenció Barry.

- Aunque tengo una duda ¿El bebé sí es de ti, Barry? -los observó con una sonrisa fingida- Es que ella da mucho que pensar y la verdad no me sorprendería para nada.

Mistakes- Barry KeoghanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora