XIII

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CAPÍTULO 13

Harry

—¿Dónde estabas?

Aquella había sido la primera pregunta que recibí en cuanto puse un pie dentro de casa. Papá esperaba sentado en el gran sillón color marfil que se hallaba cerca de la entrada, en sus manos agitaba un pequeño vaso que podía jurar contenía ron. Él ni siquiera me miraba, solo se mantenía con su vista fija en su bebida, pero podía percibir una pequeña sonrisa en sus labios. Fruncí mi ceño, preocupado.

Recorrí mi vista por la casa, aunque solo él y yo parecíamos estar ahí, claro, sin contar a los del equipo de seguridad. Tomé asiento frente a él, apoyando mis brazos sobre mis piernas antes de responder.

—Con Louis. Creí que te lo habían dicho.

Intentó ocultar una risa, una sínica. Elevó sus cejas y esta vez me miró. —Con que... Tomlinson, ¿eh?

No sabía qué pretendía, pero había gracia en su voz, por lo que solo me limité a asentir en respuesta, trémulo. No me pintaba nada bien.

—De acuerdo —habló —. Escúchame, mañana tenemos una gala, ¿de acuerdo? Ya sabes, políticos y personas influyentes. Debes llevar acompañante.

Sinceramente, odiaba esas galas, eran aburridas, monótonas y se mofaban de toda persona no perteneciente a su círculo. Revisaban con quién ibas, cómo te vestías, la manera en que te relacionabas, tu semblante y cada extraña cosa que pudiese venirte a la mente. Evitaba a toda costa tener que asistir a ese tipo de eventos donde nada productivo y relevante era planteado.

—¿Puede ir Louis? — la pregunta había salido de mi boca antes de siquiera detenerme a pensar, había sido impulsivo.

Noté el rostro de papá enrojecer, bebió un poco más de su bebida y bajó el vaso con una mueca parecida a una sonrisa, con su vista clavada en la negra alfombra.

—Lleva a quien quieras — comenzó, tranquilo, midiendo sus palabras —, mientras sea una mujer. — sentenció.

Se levantó, bebiendo el resto de su bebida y dirigiéndose a su oficina. Paró frente a la doble puerta de esta y sin voltear me dijo algo que me había dejado sin ninguna posibilidad de arremeter, pillándome por sorpresa.

—Ve a dormir, tus guardias están autorizados a confiscar tu celular si escuchan cualquier indicio de charla dentro de tu habitación. Y ni te molestes en enviar mensajes, abrirán la puerta para comprobar que estés durmiendo y el celular muy lejos de ti.

Y entró a su oficina, dejándome allí sentado con mi boca un tanto entreabierta.

No podría charlar con Louis esta noche. 

Louis

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Louis

Un fuerte dolor en mi cabeza fue lo que me hizo abrir mis ojos, intenté llevar mis manos hacia mi cabeza, pero fue imposible, mis manos estaban maniatadas. Entré en desesperación, removiéndome. Estaba en una silla de madera, atado de pies y manos con un pañuelo en mi boca, me habían amordazado.

For Your Eyes Only - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora