XXIV

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CAPÍTULO 24

Harry

Recuerdo una de las tantas tardes de verano hablando con John, aquella tarde me cuestionó a fondo. Él había visto en mí algo que yo no era capaz de ver, algo que costaba admitir por la extrañeza de la situación. Él notó en mí un brillo distinto, aún Louis no estaba en mi vida, pero tenía un extraño sentimiento en mi pecho, el sentido de pertenencia y el amar a alguien que aún no conocía...

Días después conocí a Louis.

Un par de meses después, lo tenía conmigo.

Tenía sus manos sobre las mías, jugueteando con los anillos que había comenzado a usar, alegando que mis manos se veían mejor con ellos, y yo sabiendo que mis manos se veían mejor con las suyas a su alrededor. Nuestras manos parecían haber sido diseñadas la una para la otra, encajando de manera perfecta y brindando el calor necesario para la fría noche.

La música de la casa retumbaba detrás de nosotros. A medida que nuestra burbuja privada se hacía más resistente, el bullicio se sentía más lejano.

—Adoro esa canción — confesó en un suave murmuro con su vista fija en nuestras manos entrelazadas.

Sweater Weather de The Neighborhood sonaba por los altoparlantes de la casa, la fiesta debía de estar llegando a su fin lentamente. Sonreí y me dediqué a mirar sus facciones, sus marcados pómulos, sus rosados labios, sus pestañas... cada centímetro de Louis valía la maldita pena.

Él lo valía todo.

Estuvimos en silencio unos momentos, ambos con nuestra vista fija en nuestras manos unidas. Soltó una de mis manos — la del cabestrillo — y rápidamente llevó su mano libre a mi mentón, elevó mi rostro y fundimos nuestras miradas en el otro.

Sus ojos azules penetraron mis ojos verdes, diciéndonos todo con solo una mirada compartida. El innegable cosquilleo que sentía me hizo tomarlo de la campera en un puño y acercarlo a mí, a mis labios que se encontraban hambrientos por probar los suyos.

Probar sus labios era una experiencia distinta cada vez, o quizá era lo mismo pero la sensación era otra, o las consecuencias... o lo que fuera.

Sabía a cerveza, había tomado, y aun así lograba enloquecerme. El beso no era desesperado, ni mucho menos apurado, ya no teníamos prisa, no debíamos tener miedo, ya éramos solo dos chicos enamorados... con una vida para nada normal.

Nos separamos luego de un rato, con enormes sonrisas recorriendo nuestros labios. Louis acarició mi mejilla tiernamente mientras hablaba.

—No voy a acostumbrarme a esto.

—No necesito que lo hagas.

Sonrió ante mi respuesta y estuve tentado a volver a probar sus labios, pero una sutil tos fue la que nos interrumpió, rompiendo un poco de nuestra pequeña burbuja.

Paul se encontraba serio, incómodo, parado a un lado de nosotros con la lejanía suficiente para no incomodar. Llevaba el celular en sus manos y por su semblante supe que las cosas no parecían ir bien. Sino todo lo contrario.

Louis resopló por lo bajo mientras dejaba escapar una pequeña risa que me revitalizó. Observé a Paul, divertido.

—¿Qué sucede, Paul?

—Su padre... — habló despacio.

Noté el momento exacto en que Louis se tensó a mi lado, así como yo lo hice. Tomó mi mano y dio un ligero apretón, que agradecí, antes de volver a soltar mi mano.

For Your Eyes Only - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora