CAPÍTULO 22
Louis
Dos días habían pasado desde la última vez que vi y hablé con Harry, lo último que supe es que le darían de alta hoy y esto gracias a sus amigas y una muy sutil manera de preguntarles. Y por si se lo preguntan, sí. Envié a Stan.
El chisme se esparcía rápido en los pasillos del colegio, navegaba a una extrema velocidad y para antes del mediodía, ya más de la mitad de los estudiantes se había enterado del suceso. Todos caminaban a una velocidad sumamente lenta, procesando la información, el rumor corría y sabía que para cuando el timbre que marcaba la salida sonara, todos sabrían del hecho.
Hablaban. Hablaban mucho. A todos les encantaba a hablar. "Intento de homicidio". "Quisieron matar a Harry." "¿Estará el gobernador implicado?", "¿Será un atentado?" Las versiones iban y venían, muchos preocupados y quisiera creer que el estado de alarma era por Harry, pero sabía que era por su padre, por el Gobernador, porque Dios nos libre de que algo malo le pase al pobre padre de Harry. Por favor, nótese el sarcasmo.
Las noticias se habían teñido con solo una noticia, solo se hablaba de eso y nada más que de eso. El tema estaba politizado, el nombre de Harry y la campaña de su padre iban de la mano. Todo era una mismísima mierda, no tenía dudas de que había sido Desmond quien esparció la noticia a los medios, aquello era como tirar un pedazo de queso a un grupo de ratas. Nada más que eso.
Sabía por las amigas de Harry que su padre había decidido no presentar cargos y quería que todo quedara en eso, nada de investigaciones ni percusión a quienes hayan disparado a su hijo, alegaba que Harry estaba sano y salvo y a causa de eso no era necesario extender el problema. Estaba actuando extraño, aquello no me daba ninguna buena impresión, sino que, todo lo contrario. Cada vez estaba más seguro de que Desmond había estado jugando con fuego por algún lado y su familia estaba pagando por ello.
—¡Tomlinson! ¡Mueve tus malditas piernas! — bramó el entrenador. Lucía frustrado y nervioso, a la par de furioso.
Estábamos en el último entrenamiento antes del gran partido final, debíamos esforzarnos enormemente si queríamos ganar el campeonato y conseguir becas.
Ni siquiera podía mantenerme enfocado, se me hacía tan difícil mantener mi mente en blanco y concentrarme en la pelota en vez de en Harry. Su nombre ocupaba todo el espacio en mi mente, distrayéndome y haciéndoseme imposible poder tener un buen entrenamiento.
—¿Qué mierda te pasa? ¡Concéntrate!
Stan había estado vigilándome, pidiendo que me concentrara y debía hacerlo o lo arruinaría todo para el equipo. Lo arruinaría incluso para mí.
Ni siquiera habían pasado los cuarenta y cinco primeros minutos antes de que el entrenador pitara su silbato y soltara maldiciones, deteniendo el entrenamiento, pidiendo que nos acercáramos a él. Mientras caminaba hacia las gradas, donde él estaba, pude vislumbrar a Sheyla sentada con su teléfono entre manos. Bufé en cansancio. Harry no estaba en la escuela, ella no debería de estar aquí siquiera.
—Eso fue... — comenzó el entrenador, parando un momento e intentando encontrar algún adjetivo que describiera lo pésimo que había salido todo —. Fue... ¡Ni siquiera hay una estúpida palabra que lo describa! ¡Perderemos! — tomó aire — Si perdemos, los mataré uno por uno aplastando sus pequeñas y vacías cabecitas con mis manos — había disminuido tanto su tono de voz que daba miedo. Sus ojos parecían sobresalir al igual que las venas de su cuello. Con sus manos expresaba cada cosa que decía — ¡Dúchense! ¡Apestan!
Salimos disparados a los vestidores y yo con mi cabeza en lo alto, demostrando que no estaba de ánimos para que ninguno de ellos me dijera siquiera una cosa. No quería tolerar con más mierda en lo que restaba del día. Evitaría los problemas si podía.
Salí de las duchas en cuanto estuve seguro que la mayoría se hubiese ido, revisé mi teléfono, encontrándome con un mensaje de Harry diciendo que ya estaba en casa. Solo pude sonreír a la pantalla, sabía que responderle era arriesgado. Me coloqué mi ropa, tomé mi bolso y salí, encontrándome con Sheyla a penas puse un pie fuera de los vestidores, rodé los ojos y seguí mi camino, me seguiría de todas formas.
Caminaba a mi lado, ninguno hablaba porque no había algo que decirnos. No nos agradábamos y no teníamos porqué fingir lo contrario.
Me estaba molestando tenerla cerca, era solo un maldito recordatorio de lo mierda que podían ser las personas cuando no están a favor de algo. Quería a Harry y por protegerlo debía tener esta estúpida pantalla sobre mí todo el tiempo. Me estaba cansando de esto.
Paré de golpe, haciendo que ella frenara un poco más adelante, mirándome de manera intrigante.
—¿Cuánto más tengo que soportar? — inquirí.
Necesitaba respuestas, las necesitaba ya.
No sabía cuánto más pudiera aguantar, no quería tener que estar fingiendo más tiempo y lo poco que llevábamos fingiendo ya se me hacía una eternidad. Quería gritar, correr e ir en busca de Harry.
Lo quería a él.
Ella suspiró, como si estuviera frustrada y eso me hizo gracia, reí con incredulidad porque si alguien debía estar frustrado, ese era yo. Yo era quien tenía que aguantar con tanta mierda, con tantas preguntas sobre nosotros y con una aparente doble vida.
—¿Vas a responder? — casi demandé.
Levantó una ceja en mi dirección, como si la exigencia en mi voz le hubiese molestado. A decir verdad, me importaba una mierda.
—Tienes que esperar a las elecciones. Si Desmond pierde, eres libre. Si gana... — sonrió con malicia —. Supongo que lo sabes...
Intentaba digerir sus palabras, todo esto era tan absurdo. Todo el asunto era una mierda. Tiraría todo a la mierda antes de que alguien siquiera pudiera detenerme, ya no iba a seguir con todo este circo mal montado. No podía.
Tampoco la aguantaba a ella, se me hacía tan insoportable y era una persona que todo el tiempo resaltaba ser superior, el sarcasmo era su arma y calculaba todo fríamente. No la necesitaba cerca por mucho más tiempo.
—Te resta esperar, supongo.
—¿Acaso no te molesta? ¿No tienes una vida aparte, o qué? — pregunté con un tono borde.
Comencé a caminar nuevamente, pasándole de largo. Ella soltó una apenas audible risa y siguió mi paso. Me dirigía hacia el estacionamiento, donde tenía mi auto, la campana había sonado hacía ya un rato.
—Es mi trabajo, gano bien. No me molestaría seguir con esto por más tiempo.
—Eres patética.
—Y rica. No olvides eso.
—A la par de extremadamente exasperante. Tampoco olvidemos eso. Adiós.
Si estaba esperando a que la llevara, pues pensó mal. Si tenía tanto dinero que se comprara un estúpido auto de una puta vez. O que tomara un maldito taxi. No era mi problema.
Estaba molesto, cansado y harto. Esas emociones no eran buenas combinadas, sentía como si en cualquier momento fuera a tener un arranque de locura e iría a buscar a Harry para besarlo frente a su padre y que se fuera a la mierda.
Subí al auto, tirando el bolso en la parte trasera y cerrando la puerta fuertemente. Arranqué el motor y tomé una profunda respiración antes de salir y dirigirme a casa. Prendí la radio, y luego de que ninguna emisora me convenciera conecté mi celular, poniendo mi música en aleatorio mientras Don't You Worry Child de Swedish House Mafia comenzaba a retumbar por los parlantes. La canción me generaba mucha más euforia de la que ya tenía, pero lograba calmarme un poco, distrayéndome.
Frené en uno de los semáforos y un negro auto con vidrios polarizados se frenó a mi par. Decidí no prestarle atención hasta que la ventana del copiloto comenzó a descender y la persona golpeó mi ventana. Volteé para encontrarme con la sonrisa de insuficiencia de Desmond Styles.
—Mierda — murmuré antes de aparcar.
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For Your Eyes Only - Larry
FanficHarry Styles, un chico un tanto retraído, alguien que prefiere quedarse en las sombras para evitar comentarios y solicitudes debido a su apellido y a su impacto en la sociedad. Louis Tomlinson, ese tipo de chico que ama de la compañía y el hacer nu...