EPÍLOGO

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Louis

3 años después...

28 de septiembre

Los nervios me invadían como olas en el mar, tirándome abajo y manteniéndome en ese vaivén sin dejarme salir. La ansiedad tomaba partido también, sin darle un descanso a mi atareada mente.

Me casaría con Harry en menos de una hora.

El asunto de la boda se había pospuesto en repetidas ocasiones — debido a varias peleas, debía admitir —, pero siempre terminábamos planeando nuestro casamiento al final del día.

Harry se había mudado al departamento conmigo a los meses de la propuesta, pues había entrado a la misma universidad que yo para estudiar su carrera de veterinario.

No podía terminar de decidir si aquello había sido ventajoso o no para nuestra relación, y es que la mayoría de nuestras peleas derivaban de malentendidos de pasillo, nuestras vidas se habían tornado complicadas por un momento y parecía que nada podía ser rescatado de nuestra relación. Solo diré que nos bastó una semana separados para entender que nos necesitábamos con urgencia, desde aquella vez, todo iba como viento en popa.

—Debes calmarte — pidió James, mi amigo de la universidad.

Lo había conocido gracias a unas tutorías que impartía, y desde ese momento nos habíamos vuelto inseparables. Nuestra amistad no le había sentado muy bien a Harry en un principio, pero solo le bastó con conocer a su novia para olvidarlo.

Su aspecto era simple, pero resaltaba en cada lugar. Tez blanca, ojos marrones, cabello corto y castaño, y un tanto más alto que yo. Su sonrisa te trasmitía mucha seguridad y tranquilidad, apreciaba su amistad.

—Louis no tiene incorporada esa palabra en su diccionario — añadió Stan con una burlesca sonrisa plantada en sus labios.

La situación de por sí podía imaginarse por sí sola sin necesidad de explicación alguna.

Me encontraba caminando de un lado a otro, con mis manos dentro de los bolsillos de mi pantalón, liberando una de mis manos cada tanto para pasarla por mi cabeza y nuca y devolviéndola a su lugar.

James y Stan se encontraban distribuidos en un par de sillones de color blanco tiza que había en la habitación, tomando café con mucha tranquilidad, siguiendo mis pasos y alterándose con cada ida y vuelta que empleaba.

Mi negro saco descansaba por sobre la cama, esperando a ser utilizado.

Observé la hora en el reloj de mi muñeca, indicándome que quince minutos habían pasado, y que la hora del casamiento se acercaba. Paré en seco en cuanto caí en cuenta.

—Voy a casarme — murmuré por lo bajo, mirando al piso.

Tanto James como Stan se rieron de mí, algo de lo que ya estaba acostumbrado a este punto.

—No me digas — habló obvio James —. Es que, si no me lo decías, no me daba cuenta de porqué estaba aquí.

—Cállate inepto — ataqué, con una sonrisa en mis labios.

—Cállate inepto — ataqué, con una sonrisa en mis labios

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For Your Eyes Only - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora