XXIX

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CAPÍTULO 29

Harry


—Sufrió un paro, no pudieron salvarlo. Lo siento mucho, Harry.

Las palabras de una de las enfermeras de John se agolpaban en mi mente, resonando, dando vueltas y repitiéndose a cada segundo.

John había muerto. Y yo no estuve a su lado para una despedida, en su lugar, ahora me encontraba con sus cenizas entre mis manos de pie frente al lago, bajo la atenta mirada de sus familiares y amigos, con Louis a mi lado.

—Eres lo único que me mantiene cuerdo aquí, Harry.

Cada momento, cada palabra y recuerdo llegaban a mi mente, golpeando con fuerza y desestabilizándome.

Las lágrimas empañaban mi visión, mi respiración sintiéndose pesada y mi pecho doliendo.

Abrí la tapa de la caja de madera, a un paso más cerca de arrojar sus cenizas sobre el lago.

¿Sabes? Tengo una cabaña, fuera de la ciudad. Solía llevar a mi familia allí cuando necesitábamos escapar, tal vez, tú y yo podamos ir algún día.

Mis manos temblando, el peso de la caja sobre mis manos dolía, quemaba. Me acerqué un paso más al lago, temblando. Louis quedándose atrás, dándome mi espacio.

—Nunca te lamentes, Harry. No lamentes decir lo que sientes, no te lamentes por amar.

Un último paso. Tomé aire pesadamente, intentando detener las lágrimas, haciendo lo posible para frenar un poco el dolor. Una suave brisa comenzó a hacerse presente, incrementando levemente.

—Cuando muera, quiero que arrojes mis cenizas en el lago. Quiero poder sentir que seré libre. ¿Me lo prometes?

—Te lo prometo, John...

Mi mano dentro de la caja, tomando entre ella un puñado de cenizas. Elevé mi rostro, clavando mi vista en el cielo que ahora se teñía en colores naranjas. Atardecía, y eso me indicaba que el momento había llegado. Haría todo como él lo había solicitado.

—Adiós, John — susurré.

Arrojé el primer puñado, el cual, al igual que mis palabras, fue llevado por el viento.

Una lágrima resbalaba por mi mejilla a medida que inclinaba la caja, dejando caer todo su contenido. John se había ido con el viento, siendo libre, justo como él quería.

Dejé caer la caja, cayendo junto a ella. Clavándome en la arena.

No lloré. No podía hacerlo, no cuando John había quedado libre de una vez.

 No podía hacerlo, no cuando John había quedado libre de una vez

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Louis

Nos vamos — informó uno de los hijos de John, siendo seguido por los demás.

For Your Eyes Only - LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora