IX.- Eterno

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Atravesaron el portal, y agotados, dieron unos pocos pasos antes de caer rendidos en unas butacas de madera. Varios guardias les recibieron y apoyaron, pero sólo Kendo y Steve fueron escoltados hasta otra habitación. Charlie no se extrañó, ya que Steve le había avisado que tenía que tratar unos asuntos con Kendo.

El rumor se hizo presente en todo el edificio. Por fin se había hallado el portal al End. Caballeros, alquimistas y demás personas aplaudían al paso de Kendo, quien sostenía casi heroicamente varios pergaminos en los que había trazados sus mapas. Los caballeros los llevaron hasta una oficina muy bien decorada, y ahí permanecieron.

―No digas nada, permíteme hablar a mí ―dijo Kendo, abriendo los mapas sobre el escritorio.

Entró de pronto la ministra Krani, quitándose su bata repleta de manchas de colores diversos.

― ¿Lo hallaste? ―preguntó estupefacta― ¿Fue como lo teorizamos?

―Sí, el portal responde totalmente a las investigaciones. No tuvimos errores ―respondió Kendo, feliz.

― ¡Excelente! ―exclamó― Pero ¿por qué trajiste a un explorador contigo? ―señaló a Steve, quien se hallaba un poco apenado.

―Señora ministra, este explorador es bastante especial. Ha tenido contacto con muchas cosas extrañas sobre magia que nosotros no hemos podido dilucidar. Por eso y más razones, le hablé del proyecto Eterno. Lo veo como un excelente trabajador que nos puede auxiliar en ese proyecto, el cual requiere de personal por ser altamente secreto.

―Ya veo ―dijo, meditando un momento―. Kendo, confío en ti, y yo misma te expresé que buscaras trabajadores para Eterno, así que no me opondré. No obstante, me gustaría preguntarte, pequeño hombre, ¿qué es lo que piensas sobre esto? ¿Estás dispuesto a colaborar con este proyecto, pese a que muy posiblemente cambie al mundo como lo conocemos?

Steve calló unos segundos, segundos en los que recordó toda la odisea de la conversación con Kendo en la cima de aquella colina.

― ¿A qué te refieres con ser dios? ―preguntó Steve, incrédulo.

―La ministra Krani está trabajando en un proyecto muy interesante. Está intentando potencializar los efectos de ciertas pociones a niveles inimaginables, como el efecto de fuerza y resistencia. Lamentablemente el nivel de magia actual no permite alcanzar ese nivel de poder, sin embargo, teorizamos que, una vez el End esté conectado a nuestra dimensión, la magia será capaz de poder trasmutar cosas así. ¿Te imaginas tener la capacidad de portar sobre tu cuerpo millones de toneladas de materiales sin problema alguno? ¿De poder recorrer distancias abismales sin cansarte? ¿De nunca necesitar dormir otra vez? Serías dios prácticamente. En eso está trabajando la ministra.

Si se llegaba a tener el poder de dios, ¿habría que temer a los peligros que significara la conexión de las dimensiones? Tal parecía que no. Todo lo malo que pudiera surgir puede ser revertido con ese poder, y así evitar la destrucción del mundo. Sí, esa era la respuesta, tan clara y precisa. Si Steve deseaba evitar que el mundo se destruyese, entonces contribuiría al proyecto de la ministra Krani. Su convicción, así pues, se dirigió a ser un explorador que aportara a este propósito.

―Es una interesante respuesta, señor Steve ―dijo Krani, luego de que Steve le explicara sus motivos para formar parte de Eterno―. Es sabido que es un excelente explorador, y su única condición es permitirle a su compañero Charlie que forme parte de esto. Veo que es un trato justo, así que oficialmente forma parte del proyecto más importante de Xenolia.

Después de estrechar manos, los tres se dirigieron a otro lugar, a un sótano. El sitio estaba fuertemente resguardado y había muy pocos alquimistas a la vista. Luego de cruzar algunas puertas y docenas de soldados, llegaron a el área de investigación del proyecto Eterno. Un par de investigadores redactaban documentos, otros debatían entre sí sobre cuestiones mágicas que no entendía Steve. Finalmente, detrás de un muro de vidrio, había tres manzanas de color azul, rodeadas de estructuras que Steve sólo había visto en los templos acuáticos, había muchos conductores, libros de magia y lapislázuli.

―Sólo hace falta leer algunas líneas de este libro ―señaló Krani a un libro al otro lado del cristal, cerrado con candado―. Una vez hecho esto, todos los elementos en el interior infundirán la magia en esas tres manzanas azules que no fueron nada fáciles de transmutar, pero sólo así serían capaces de resguardar un poder inmenso. Cuando la magia lo permita, haremos el ritual y los poderes de Notch vendrán a nosotros.

­―Tú, Steve, como ya te lo había mencionado, debes de encargarte de ser un explorador y recolectar los recursos que necesitamos para que este proyecto siga en pie. Te advierto que la mayoría de tus expediciones serán en el Nether ―añadió Kendo.

Salieron del área nuevamente, pero Steve seguía fascinado por lo visto. Aquellas tres manzanas azules serían la salvación del mundo si éste llegaba a estar en peligro. Ya no había nada que temer.

Charlie y Steve pasaron la noche en el castillo. Charlie contaba una a una las esmeraldas que le habían pagado por el trabajo, y cuando llegaba las mil, de nueva cuenta comenzaba su conteo. Steve preparaba su cama, y tras pensarlo toda la tarde, se convenció de que tenía que contarle a Charlie sobre el proyecto Eterno.

­―Charlie ―comenzó a hablar, algo cohibido―, temo que no tendremos esas vacaciones de las que hablamos hace unos días.

― ¿Por qué? ¿Pasó algo? ―reaccionó sorprendido, incluso al fin quitó su vista de aquellas esmeraldas.

―Seremos exploradores reales muy especiales, comenzaremos a trabajar cuanto antes ―dijo apenado, esperando alguna especie de queja por haber arruinado el plan de descansar en Mann y otros lugares hermosos de Xenolia.

― ¡¿De verdad?! ¡No puedo creerlo! ―exclamó eufónico, desconcertando un poco a Steve― ¿Qué tan especial será el trabajo de exploración?

―Lo suficiente como para tener la mayoría de nuestras misiones en el Nether, y lo suficiente como para que no hables de nada de esto con alguien más.

Charlie brincó de alegría al oír esas palabras, incluso menospreció el anterior plan de tomar unas vacaciones argumentando que ya quería ir a explorar lo antes posible. Para Steve esto fue un pequeño alivio, le alegraba que Charlie estuviera de acuerdo con el nuevo plan. Al principio había pensado en no decirle nada y separar caminos para siempre, con la finalidad de no exponerlo a algún riesgo. Sin embargo, el sólo pensar en cómo sería su despedida definitiva le rompía el corazón, Charlie era su mejor amigo, alguien como un hermano, no podía desecharlo de su vida fácilmente. Tampoco podía rechazar la oferta de ser explorador real y formar parte del proyecto Eterno¸ hacer algo como eso lo condenaría a vivir en la angustia y ansiedad por saber que algo más allá de su comprensión está ocurriendo y amenaza con destruir su realidad. Tomando esta elección podía garantizarse paz, lucharía contra su temor y tendría a su camarada a su lado, un explorador sumamente capaz que poco problema le hace cualquier peligro.

Steve habló un poco más sobre el proyecto Eterno, pero prefirió no decir demasiado para que Kendo o Krani lo hicieron con mayor detalle. Ya en cama, y con los ojos plantados en el techo, Steve sólo pensaba en una cosa: salvar el mundo. No se cumpliría nada de lo malo que pueda pasar, porque él lo evitaría. Daría su vida con tal de que el mundo se halle en su equilibrio, y así, poder ser explorador por el resto de su vida, como siempre había anhelado desde joven. 

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