XXIV.- Nuevo Mundo

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Sólo Notch sabe con exactitud cuánto tiempo pasó, e incluso hay duda de que sea así. Pasaron eones y eones para que del cielo cayera una esfera verdosa y cristalina del cielo. Al caer en medio de una pradera, se rompió en millones de pedazos indetectables, y casi al mismo tiempo, apareció una persona. Confundida, este ser miró a su alrededor, observando un hermoso cielo azul bañado con los rayos del sol de la mañana. A su alrededor había una extensa pradera con enormes montañas al horizonte, había vacas, ovejas, cerdos y caballos. No muy lejos de ahí se alcanzaba a divisar lo que parecía ser una aldea de testificantes, laborando cada uno en su tarea particular.

Esta misteriosa persona comenzó a caminar, cohibida, sin entender nada. No poseía ningún tipo de pertenencia, y casi por instinto, se acercó a un árbol de roble y comenzó a golpearlo con extraordinaria fuerza, quedándose con toda la madera.

Hizo tablones de madera, hizo palos, hizo una mesa de trabajo y se hizo una espada de madera. Al notar lo solitario de este mundo, lo abandonado que estaba, sabía que tenía todo por hacer y nada que esperar. Delante suyo estaba todo lo que tenía que hacer para olvidar su soledad, debía de hacerlo todo para liberarse de aquella extraña sensación de vacío que debía de ser sofocada con un espíritu aventurero, de constructor, de decorador, de minero, de agricultor, de guerrero y de explorador.

La oportunidad le había sido otorgada, y su deber era vivirla al máximo en este maravilloso mundo. 

Minecraft. El Origen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora