XII.- Infierno

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―No pensé que nos encontraríamos frente a frente en estas circunstancias, Kendo ―dijo Tenebris, con voz poco gruesa― ¿Cómo han estado las cosas en la Capital? ¿Qué tal está Krani?

― ¡¿Qué rayos estás haciendo?! ¡Sabes que es ilegal e inmoral usar seres vivos para hacer magia! ―exclamó, todavía furioso.

― ¿Vendrás a sermonearme a mí? ¿Con qué derecho?

― ¡Tú eres el que no tiene derecho de hacer esto! ¡Para esto de una vez! ―Steve y Charlie veían con asombro la furia de Kendo, no pensaron que pudiera comportarse de ese modo.

― ¿De qué hablas, Kendo? Si yo voy a ser quien corrija tus errores y de esos estúpidos del Ministerio del Saber.

― ¿Errores? ¡No hables idioteces!

― ¿Quieres que te lo recuerde de nuevo? Sería una oportunidad para que los otros invitados sepan al menos el porqué de su sacrificio ―un barullo se hizo oír luego de esto.

Steve y Charlie seguían con la vista aquella discusión, impávidos por no tener ni la menor idea lo que ocurría. Sólo estaban seguros de que algo grave estaría por ocurrir si no actuaban rápido. Charlie hizo señales con la vista a Steve, ubicando a uno de los subordinados humanos de Tenebris.

― ¡Cállense de una buena vez! ―el grupo de personas dejó de lanzar reclamos ante la amenazante voz de Tenebris― ¡Le dije una y otra vez a Krani que mi Teoría del Vacío indicaba que nuestra realidad se halla en perfecto equilibrio! ¡Que no había necesidad de tener que conectar una dimensión con otra porque nuestro mundo no lo soportaría! ¡¿Y qué fue lo que hicieron?! ¡Me despreciaron e ignoraron mis advertencias!

― No estaba comprobado lo que afirmabas ―replicó Kendo.

― ¡Claro que sí! ¡Mis argumentos se respaldaban en las mismas investigaciones que tanto loaban esos estúpidos del ministerio! ¡¿Pero sabes por qué me despreciaron?! ¡¿Por qué quisieron callarme por decir que interconectar las dimensiones sería un grave error?! ―Kendo calló, y se le vio perder la ira que había acumulado―. ¡Porque atentaría contra los intereses de Krani! ¡Ella desdeñó esa última investigación porque era contraria a lo que buscaba! Ese proyecto Eternidad o lo que sea.

Steve y Charlie se paralizaron al oír eso, y miraron a Kendo, quien inmediatamente les fue esquivo. Steve tragó saliva, y alzó la voz.

― ¿Por qué el proyecto Eterno supone un peligro? ―Tenebris le volteó a ver, con cierta satisfacción.

―Porque supondría el fin del mundo ―dijo, severo―. En mi Teoría del Vacío expliqué que la realidad presenta dos equilibrios, uno en el que todas las dimensiones están separadas entre sí, y otro en el que todas están interconectadas. No obstante, ese último caso es peligroso porque hace que la magia de nuestro mundo pueda emplearse en su máximo potencial. ¿Te imaginas algo así? Significa un desorden del orden natural de las cosas, un equilibrio en el cual nunca debimos de estar para empezar. Las tres dimensiones atravesarán cataclismos por el simple hecho de estar interconectadas, aunque no de un modo natural, sino más bien porque cualquier alquimista podrá hacer uso de la magia en su máximo poder por más inexperto que sea. Será un apocalipsis. En este mundo no hay espacio para un Dios, ni mucho menos lo hay para un millón.

―Krani es consciente de eso, y usará ese mismo poder para detener a aquellos que lo usen con mal ―atajó Kendo, sin ser capaz de ver a los ojos de Tenebris.

― ¿En serio lo crees? ¿Hay garantía de que los del ministerio serán los guardianes de la paz y justicia cuando ellos tengan el poder absoluto? Ese es un mal chiste. Krani perderá su autoridad en cuanto uno de sus subordinados aplique cualquier encantamiento escrito en los miles y miles de libros que tenemos ―dijo, y se acercó al centro de invocación donde ya lo esperaban cinco piglin.

― ¡¿Entonces por qué haces esto?! ¡Esto es igualmente horrible! ―gritó Charlie, en un intento de querer defender a los inocentes que estaban con ellos.

―Hago cosas horribles para evitar cosas aún más terribles ―y sacrificó a los piglin, y del suelo emergieron quince piglin zombificados―.

― ¿Planeas crear un ejército para destruir el mundo? ―preguntó Kendo, señalando a las criaturas recién creadas, recibiendo armas de oro.

―Así es. Pero no de este modo, no puedo hacer mi ejército de manera "artesanal". Esto lo hago sólo para tener las fuerzas mínimas suficientes. Mis subordinados hicieron un espléndido trabajo aprendiendo alquimia en el Overworld, reclutando miembros y capturando vidas para este ritual.

― ¡Sabía que tú estabas detrás de los templos misteriosos! ―masculló Heros.

―Dices que necesitas un ejército, pero no lo harás sacrificando vida por vida como lo has estado haciendo. Entonces, ¿cómo lo harás? ―preguntó Kendo, devastado.

―Del mismo modo que ustedes planeaban jugar con el poder de dios ―tomó un libro y se acercó a la multitud―. ¡Llegó la hora, hermanos! ¡Alcen sus brazos y repitan después de mí!

Tenebris comenzó a decir palabras que nadie comprendía, y los sujetos en túnica, que habían formados un círculo a su alrededor, alzaron los brazos y repetían lo que decía. El suelo comenzó a vibrar y destellaba una débil luz morada.

― ¡Maldita sea! ¡Ese desgraciado lo sabe! ―dijo Kendo― ¡En este momento los portales deben de estar ya activos! Eso significa que...

―Las tres dimensiones ya están conectadas... ―susurró Steve.

Steve miró el suelo de arena de almas. Los rostros impresos en esa tierra comenzaron a moverse, comenzaron a despertar del eterno sueño del que siempre habían gozado. Y, para cuando se dio cuanta, todo el valle de almas se hallaba inmerso en una luz púrpura que bañaba sus cuerpos, a la par de que el lamento de millones de almas resonaba por cualquier sitio. Tenebris lo había conseguido, había conseguido traer a la realidad aquello que Steve vio en ese libro de la aldea. Las almas del Nether habían sido despertadas con el poder de la magia interdimensional.

― ¡Lo hice, Kendo! ¡Hice lo que tú y Krani buscaban! ¡Despertar las almas del Nether! ¡Algo que sólo pude hacer gracias a que conectaron las tres dimensiones, gracias a que estamos en un equilibrio poderoso! ¿Sabes lo que eso significa? ¡¿Sabes lo que significa?! ―se le acercó y golpeó con el libro repetidas veces― ¡Puedo detentar ahora el poder de dios! ¡Ahora la humanidad será castigada por haber roto el orden natural de las cosas!

Tomó otro libro y recitó más palabras extrañas. Del suelo emergieron enormes portales del Nether. Aparecieron aleatoriamente y se activaron. Un millón de puertas al infierno se habían abierto, y Tenebris era quien lo había hecho.

― ¡Y aún no acabo! ¡No señor! ¡Al mundo le caerán tres plagas para ser purgado! ¡La plaga del dolor! ¡La plaga de la fulminación! ¡Y la plaga del eterno cansancio! ¡La humanidad desaparecerá con ellas y ya no habrá nadie quien se atreva a provocar un desorden en la realidad!

― ¡Ya no puedo oír más estupideces! ―gritó Heros, y de un solo puñetazo, noqueó a un zombi piglin y le quitó su espada.

Steve y Charlie se abalanzaron contra el hechicero que había ubicado. Le quitaron su cinturón de cuerda encantado y un par de bolsas. Los no vivos comenzaron a atacar a los que estaban en el sitio. La gran mayoría murió en un abrir y cerrar de ojos, pero aquellos que podrían defenderse lucharon hasta con el puño limpio. Charlie sacó de las bolsas que había tomado del hechicero un par de pociones, eran de curación instantánea. Las arrojaron contra los esqueletos que los perseguían y murieron en un santiamén. Corrieron hacia el portal más cercano que había emergido, pero antes de cruzarlo se dieron media vuelta.

Tenebris seguía recitando palabras y palabras, y la tierra no paraba de cimbrar. Heros luchaba contra al menos diez monstruos con sólo sus puños, pero finalmente terminó sucumbiendo por la superioridad numérica. Y Kendo, Kendo se quedó ahí, hincado ante Tenebris, incapaz de alzar la vista. Y antes de que dieran el primer paso dentro del portal, atisbaron cómo un esqueleto wither le perforaba la cabeza con su espada. Y se fueron de ese infierno. 

Minecraft. El Origen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora