Capítulo 1

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El muchacho de cabellos azules miró a su ex-novia, con una sonrisa amable, pero los ojos llorosos.

  - De verdad lo lamento, Luka. Pero te considero mi amigo, no quiero seguir lastimándote sólo porque me gusta alguien más. Es lo mejor para ambos. - una lágrima también corría por el rostro de ella, saliendo de sus grandes ojos azules. 

  - Te comprendo, Marinette.- le sonrió de nuevo, y se dió la vuelta, para alejarse caminando mientras aún más lágrimas corrían por su piel. Su corazón palpitaba rápidamente, en coordinación casi perfecta con sus pensamientos. Su hogar, (o mejor dicho, barco), estaban cerca, y nunca se había sentido más ansioso de llegar.

Al entrar a este, miró alrededor y soltó un suspiro triste. Su madre no se encontraba (nunca estaba, en realidad), y su hermana le miró con alivio, y luego con preocupación. Se puso de pie rápidamente y se acercó a él.

  - ¿Qué pasó?- preguntó, retirando su cabello del rostro para mirarlo con ambos ojos.

  - Marinette terminó conmigo.- respondió, con voz serena.- Creo que necesito estar sólo, ¿bien?

Ella asintió, comprensiva, y regresó a la orilla del barco donde estaba sentada, mientras él bajaba las escaleras con un ritmo monótono, ocultando su desesperación. Luka se caracterizaba por nunca perder la calma, incluso en situaciones así.

Al entrar a su habitación, se sentó en la cama, analizando la situación y sus sentimientos, o en resumen, meditando. Se dió cuenta de la tristeza en su interior, pero también un inexplicable alivio, que él atribuía a que finalmente podría aceptar que la chica a quien amaba no era capaz de hacerlo, por más que lo intentara. Se trataba de una situación completamente fuera de sus manos, no era su culpa. 

Lo que podía concluir, era que lo mejor que podía hacer era aceptar, y superar todo, con calma y al nivel que él se permitiera. Empezaría por cambiar el nombre en sus chats de "Amor" a "Marinette", y cambiando su agenda. Ya no tendría citas con nadie, podría hacer horas extra del trabajo, o aceptar salidas entre sus amigos.

Luego, tendría que volver a verla, era casi inevitable. Ella era como la asesora de imagen de su grupo, y venía a algunos pocos ensayos. Y sería mejor verla, evitarla lo empeoraría. Después de un tiempo, aceptar citas de nuevo con otras personas lo ayudaría, y podría o bien empezar una relación seria con alguien que amara, o enfocarse en si mismo: pretendía estudiar, después de casi un año de trabajo y ahorros con ese mismo fin.

Intentaría estar mejor, e iba a empezar desde ahora.


.       .       .


La expresión de su rostro era inescrutable. Al fin y al cabo, lo esperaba. Gabriel Agreste no era alguien que cambiara fácilmente sus convicciones, y sólo le quedaba ser complaciente, como había sido desde hace 15 años.

  - Claro, padre. Está bien.

Que rechazara dejarlo salir con sus amigos no era nuevo, pero aunque estaba habituado a ello, no dejaba de enojarle y entristecerle al menor de los Agreste. Intentar pensar que en algún momento cambiaría generalmente lo ayudaba, pero ahora no.

  - Sigo en la firme creencia de que tus amigos son mala influencia para ti, Adrien.- la frialdad en su voz era perceptible siempre, incluso cuando se dirigía a su hijo.- Sólo los puedes ver en horas escolares, haré todo a mi alcance para evitar tu contacto con ellos. Puedes retirarte.

Bajó las pocas escaleras que restaban en su camino, y se encerró en su estudio, mientras el muchacho era escoltado por el guardaespaldas a su habitación. El adolescente cerró las puertas, y soltó un suspiro lleno de tristeza, antes de encender su celular y escribir un mensaje a su mejor amigo, uno que probablemente ya esperaba: "No podré ir Nino, lo siento."

Apagó el celular de nuevo, y se acostó en la cama, entretenido con nada más que sus  pensamientos. Odiaba cada segundo de estar en esa casa, en ese cuarto. No tenía a nadie con quien hablar, nada que hacer que realmente le gustara. Las ganas de huir eran casi incontrolables, y muchas veces había pensado en eso.

Sin embargo, siempre se mantenían a raya por un simple pensamiento: no sabía hacer nada. Nada que lo ayudara a tener dinero y sobrevivir, nada absolutamente. Modelar era algo en lo que era bueno, pero si tenía pensado huir, seguir modelando no sería precisamente discreto.

Soltó un suspiro, y se metió a su baño para prender la regadera y darse un baño. Era lo mejor que podía hacer, dadas las circunstancias.








ᴄᴇʟᴏꜱ     -    Adrien Agreste x Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora