Capítulo 18

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Al cabo de una hora, Luka y sus alumnos salieron del aula, algunos de ellos animados por ir a casa, y nos cuantos más agotados. Los chicos se despidieron de él, mientras el ojiazul se recargaba en el barandal para mirar la práctica de esgrima.

Esa clase duraba 30 minutos más que las demás, por la exigencia del profesor. Todos peleaban y practicaban tácticas con armonía, casi sincronizados, hasta el tropiezo de un chico, que lo llevó al suelo.

  - Adrien, no te estás concentrando hoy.- la voz del profesor estaba cargada de reprimenda.- Si este extranjero te está ganando...

  - Este extranjero es bastante bueno en el esgrima, gracias. Piérdase.- espetó el coreano, con frialdad evidente.

El maestro se alejó, indignado, mientras Shade ayudaba a el menor a ponerse de pie. Se quitó la máscara de protección, con una mano, para dirigirle una perfecta sonrisa al modelo.

  -  No estás concentrado. ¿Nos vamos antes?- ofreció, tendiéndole la mano y ayudándolo a levantarse.

  - Si quieres puedes irte, yo tengo que esperar a mi guardaespaldas de cualquier manera.- se excusó él, buscando una excusa. Quería hablar con alguien aún.

Él dudó unos instantes, asumiendo que él necesitaba tiempo a solas, antes de asentir. Si Adrien quería estar sólo, él le daría su espacio.

  - De acuerdo, nos vemos mañana.- se despidió, dándose la vuelta.

Con el uniforme aún puesto, el coreano abandonó la escuela, sin percibir nada extraño en el ambiente. Sin embargo, dos personas lo sentían extrañamente tenso. 

El rubio se quitó su máscara también, con hartazgo. Odiaba esa característica suya que le impedía concentrarse cuando algo malo sucedía. Sintió una mirada posada en su nuca, y miró a sus alrededores, para luego finalmente, mirar al segundo piso, donde unos ojos azules no analizaban antes de darse cuenta de que eran observados también.

Luka se alejó del borde, avergonzado, y evitando la mirada del otro. Se dirigió a las escaleras, dispuesto a abandonar el lugar, antes de que Adrien se atravesara en su camino, con el pelo revuelto: había corrido para alcanzarlo.

  - Luka, tenemos que hablar.- exigió, entre resoplidos.

El peliazul dudó por unos segundos, antes de ver la expresión de desesperación en el rostro del chico frente a él, y se rindió con un suspiro. Asintió, y señaló los vestidores vacíos, mientras el rubio sonreía brevemente, con triunfo, y asentía en respuesta.

Ambos chicos caminaron hasta los vestidores, envueltos en un silencio incómodo. El ojiverde cerró las puertas de este con cuidado de no ser visto, y se dirigió a su expectante amigo de nuevo.

Él lo miró por unos momentos, antes de hablar.

  - ¿Y qué explicación tienes, eh?- se veía un poco enojado, desafiando su habitual paciencia.

  - No era yo. Era Félix.- explicó, dudando un poco.

El otro soltó una risa sarcástica, mientras negaba con la cabeza.

  - Sé que son parecidos, pero no tanto. Por favor, dime la verdad, deja de mentirme. - pidió, frunciendo el ceño.

Adrien tiró de unos cuantos mechones de su pelo, desesperado. No sabía como demonios iba a resolver ese embrollo, causado por Félix.

  -  No sé que decir para que me creas, pero no era yo. A Félix le gusta.... meterse con la mente de las personas.

Luka se aproximó a él, serio. Se agachó un poco para llegar a su altura, y acercó su rostro tanto al de él, que de haberlo querido, lo hubiera besado con un movimiento de tan sólo milímetros. Lo miró a los ojos, que expresaban asombro.

  - Entonces dime que en este momento no sientes nada por mí. Dilo, en mi cara.- dijo, con una mirada en los ojos que Adrien nunca había visto. Había bajado los párpados, y sólo se veía un poco más de la mitad de su iris azul.

  - Y-yo.... - dudó, y apartó la mirada de esos ojos azules que sentía que lo desnudaban.

  - Vamos, dilo.

El ojiverde bajó la mirada, avergonzado. No podía decirlo, por mucho que lo intentara. Sentía un nerviosismo, que él atribuía a la cercanía. Negó suavemente con la cabeza, mientras sus pensamientos se revolvían.

  -  ¿Ves? Te lo dije. Me tengo que ir. Nos vemos, Adrien.

El chico salió de los vestidores, dejando atrás  a un chico totalmente ruborizado, mientras sentía como sus propias mejillas se encendían, agradeciendo que no fue frente a él. Agachó la cabeza, antes de maldecir.

Es sólo una reacción natural.

Con una mueca, se dirigió a su bicicleta, aunque no podía subirse a ella por el pequeño problema que estaba teniendo. Solamente la sacó a la calle, antes de sentarse en el suelo mientras miraba su celular. 

De reojo miró como el rubio se acercaba a la acera. Mierda.

  - ¿Qué haces ahí?- preguntó, con la voz un poco temblorosa.

  - No me voy aún.- respondió al fin, sin mirarlo.- Esperaré un par de minutos.

Adrien asintió suavemente, antes de mirar hacia otros lados en busca de algo que no fuera incomodidad. Estaba detrás del ojiazul, y no tenía idea de que hacer o decir.

Separó sus labios para decir algo, antes de que un coche negro se estacionara frente al otro, y el claxon sonara. Era su hora de irse. Pasó enfrente del otro chico, y le dirigió una mirada antes de abrir la puerta del coche y que él se quitara.

  - Sé que después de lo que pasó quizá no quieras hablarme nunca pero... de verdad, te considero mi amigo, y jamás arruinaría nuestra amistad así, Luka. Espero que me creas.- terminó, antes de sonreír brevemente, y subir al auto.

El automóvil arrancó, dejando a el adolescente con el ceño fruncido, y bastante pensativo.

No, decidió, no puedo dejar que estos pensamientos irrumpan ahora.

Subió a su bicicleta, para tomar el camino a casa.

ᴄᴇʟᴏꜱ     -    Adrien Agreste x Luka CouffaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora