Another brick in the wall.

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Estoy en un bosque oscuro, ¿Qué mierda hago aquí? No recuerdo cuando ni como llegue a este lugar, pero me da mucho miedo estar aquí. Escucho unos pasos detrás de mí y cuando volteo no hay nada, solo oscuridad. Esto me da cada vez más miedo. Empiezo a correr hacia la nada, lo único que quiero que alejarme de aquí. Siento como si alguien estuviera detrás de mí. Mierda, voy a morir. Siento el pánico apoderarse de todo mi cuerpo y empiezo a gritar a todo pulmón.

Abro los ojos y visualizo un cuarto pequeño. Otra vez el mismo sueño. Puedo sentir el sudor que sale por todo mi cuerpo y decido levantarme y tomar una ducha. Hoy es el primer día de la preparatoria. Realmente no tengo ganas de ir, se me ocurren un par de ideas para faltar, pero la verdad es que odio más quedarme en casa.

Salgo de bañarme y me pongo lo primero que encuentro, unos viejos jeans, una blusa de Guns N' Roses y unos converse.

Busco mi celular en mi cama y no lo encuentro tan fácilmente, creo que debería de limpiar un poco este desastre, cada vez me tardo más encontrando mis cosas. Tengo un mensaje de mi novio:

"Buenos días princesa, espero y tengas un excelente día, te amo"

Sonrío. Dios mío, amo tanto a ese idiota. No le contesto, debe estar dormido y no quiero despertarlo.

Tomo una mochila y meto una libreta y un lapicero. Es el primer día, no creo que hagamos muchas cosas. Supongo que haremos el típico ritual de presentarnos y conocer a algún maestro.

Salgo de mi habitación y siento que algo me falta. Mi reproductor de música. Regreso de inmediato y en el camino encuentro el libro de cumbres borrascosas y también lo meto en mi mochila. Salgo nuevamente de mi habitación. Encuentro a mi padre saliendo de la ducha y me mira.

—Buenos días, linda —dice.

—Richard —contesto y sigo mi camino.

Mi padre es una de esas personas a las que odio, y eso de odiar a la gente casi ni se me da (sarcasmo). Pero mi padre es una de esas personas que simplemente al verlo, sabes que lo vas a terminar odiando.

Hace 2 años se fue a trabajar a 5 horas de aquí y nos dejó a mi mama y a mi solas, venía de vez en cuando a dejarnos cosas y dinero y se iba de nuevo, se iba días, semanas o incluso meses, jamás sabíamos cuando iba a venir. Cuando se fue, la única persona que me apoyo siempre fue mi madre. Amo tanto a esa mujer. Cuando crezca quiero ser como ella, una mujer decidida, fuerte, independiente.

Bajo las escaleras y camino hacia la cocina. Ahí está mi madre, preparándome algo de desayunar. Dejo mi mochila en el sillón y voy a verla,

—Buenos días, ¿que hay de desayunar? —digo mientras me acerco a ella.

—Buenos días hija —dice mientras me da un beso en la frente—, no mucho, hay cereal y te hice una malteada de chocolate.

—Que rico, pero no tengo ganas de cereal, solo tomare la malteada.

—Está bien —dice mientras me pasa un vaso grande de malteada.

Cuando termino le doy las gracias y voy a lavarme los dientes. Miro la hora en mi teléfono 7:35.

—¡Richard! ¡Ya es tarde, deberíamos irnos!

Digo mientras regreso a la cocina y me despido de mi madre. Ella me da un beso en la mejilla y salgo de la casa.


Saco mi reproductor de música mientras camino hacia el carro de mi padre. Busco una canción que poner, pero la verdad no sé que escuchar, pongo el modo aleatorio y me empieza la canción de "Another Brick in the wall" de Pink Floyd. Es chistoso, ya que la canción habla sobre como la escuela nos quiere hacer como ellos quieren y no nos dejan hacer lo que queremos. Me río y subo al carro. Mi padre sube y empieza a conducir.

Llegamos a la que será mi escuela por los próximos 3 años. Genial, es grande, es más fácil que me pierda. Salgo del carro y entro. No tengo ni idea de a dónde ir.

Veo a una persona con el escudo de la escuela en su camisa y me acerco.


—Disculpe, ¿El salón 103?

—Tienes que bajar las escaleras, doblas a la izquierda y es el primer salón —dice sin ninguna expresión.


—Gracias —digo y empiezo a caminar en la dirección que me indico.

La escuela es bonita, son varios edificios grandes pintados de azul, se puede apreciar que son viejos ya que están un poco sucios y la pintura se ve desgastada. No es que me guste mucho estudiar, pero me gusta aprender cosas nuevas.


Llego a donde me indico el señor y es un enorme salón que en la puerta tiene una hoja pegada que tiene unos números enormes "103". Aquí es, estoy a punto de conocer a mis compañeros durante 3 años.

Empujo la puerta y visualizo a 50 chicos igual de asustados y desorientados que yo. Visualizo a todos para ver si conozco a alguien y así es.

Conozco a una chica chaparra y flaquita que iba conmigo en la primaria. Me siento junto a ella y no digo nada.


Del otro lado del salón hay un chico, alto, cabello castaño que se me hace conocido, pero no logro recordar su nombre o de donde lo conozco. Noto que él también me mira, pero a me da igual.


Saco mi libro y me pongo a leer. Amo leer, es una de las cosas que podría hacer todo el día sin aburrirme. A los pocos minutos de que empiezo a leer llega un muchacho, alto con barba y nos dice que nos dará clase. Apago mi reproductor de música, guardo el libro y trato de poner atención.

Aún sigo pensando en aquel chico del cual no recuerdo su nombre.

—Buenos días, yo soy el psicólogo Mario y les daré clases estos días, ya después les asignarán sus horarios y maestros correspondientes —Nos dice mientras camina por el frente del salón de un lado a otro—, el día de hoy haremos una actividad extraña, pero les servirá para conocer a sus compañeros de clases ¿ok?

Todos guardamos silencio

—Muy bien, en una hoja, quiero que escriban un discurso para un funeral —Silencio total de nuestra parte—, lo divertido, es que el funeral es de ustedes, tienes que escribir su nombre y que les gusta hacer —Aun silencio—, y después cada uno va a leer su discurso en voz alta para toda la clase —¿Qué? Odio hablar en público, y más cuando no conozco a nadie. Maldita sea, mi primer día y voy a quedar como la inadaptada del salón, genial.


—Muy bien, empiecen —Nos dice Mario mientras se sienta detrás del escritorio.

Empiezo a escribir lo que nos dijo, pongo mi nombre, Kathia Hudson, y lo que me gusta hacer, escuchar música, leer, ver películas, salir con mis amigas y mi novio, dibujar, tocar la guitarra, etc. Termino en pocos minutos y me quedo sentada sin hacer nada. Aun no dejo de pensar en aquel chico misterioso.

—Muy bien, empecemos —dice Mario y empieza a caminar por el salón.

«Que no sea la primera, que no sea la primera» pienso mientras pasa a mi lado

—Tú serás la primera —dice mientras toca mi hombro. Maldita sea la suerte.

Empiezo a leer lo que escribí y cuando termino volteo a mi alrededor a ver a mis compañeros. Todos me observan y me sonrojo un poco.

—Muy bien, estuvo bien —dice Mario mientras sigue caminando por el salón—, ahora tú —le dice a un chico de cabello negro y un poco alto. Empieza a leer, pero no le prestó atención.


Siguen pasando chicos y chicas y no me interesa lo que dicen, tendré mucho tiempo para aprender sus nombres.

Mario camina al otro lado del salón


—Ahora tú —Le dice al chico misterioso tan familiar de nombre desconocido.

—Mi nombre es Jonathan...

Sólo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora