Ride

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Kathia

Me sorprendió que Jonathan me hablara por la mañana para preguntarme si podía venir. No sabía que contestar ya que estoy cruda por la salida de anoche con Alice. Realmente conteste el teléfono porque con cada tono, sentía como mi cerebro se perforaba.

No me sorprende que creyera que salgo con Chris. Antes, cuando él venía, nunca había nadie en casa. Ahora, Chris prácticamente vive aquí. A mí madre no le molesta ni a mí tampoco. Nos ayuda un poco a pagar los gastos, aunque nunca se lo hemos pedido.

Fue agradable hablar con Jonathan por horas. Básicamente nos contamos lodo lo que ha pasado en estos meses que no nos hemos visto. Me contó sobre la escuela, su trabajo, su novia, la pelea con su familia. Todo. Y yo le conté sobre mí. Incluso le conté lo de Marco.

Se nos fue el tiempo muy rápido. Cuando nos percatamos de la hora eran las 5 de la tarde y fue porque Chris nos dijo que se iba a su casa y regresaba el lunes por la tarde después del trabajo.

Jonathan y yo pedimos una pizza y comimos mientras veíamos una película.

Prácticamente lo obligue a ver "10 cosas que odio de ti" y lo pille un par de veces mirándome mientras me limpiaba las lágrimas con las mangas de la sudadera.

Pusimos otra película que encontramos en la sección de comedia, pero a la mitad me quede dormida. Desperté, alrededor de media hora después con un ruido proveniente de la cocina.

— ¿Qué haces? —Jonathan se sobre salta al escucharme.

—Tenía sed, así que vine por un vaso de agua... Te has quedado dormida— Me sonríe.

—Lo siento, ¿qué hora es? —Bostezo.

—Son casi las 10, creo que debería irme, aúnque no se adonde —frunce el ceño y toma del vaso con agua.

—Si quieres puedes quedarte aquí, mi madre no llegará hasta el lunes —digo y me empiezo a arrancar los padrastros.

—No te quiero causar molestias —dice y se rasca la nuca.

—No lo eres —Le sonrió.

—Está bien, gracias —Se sonroja un poco.

—En mi cuarto tengo un sofá cama donde duerme Chris o te puedes quedar aquí en la sala —digo arreglándome la coleta. Recuerdo que un par de veces dormimos juntos. No en el sentido del sexo. Una vez estaba muy triste. Estaba llorando y me quede dormida en su pecho. Y la otra, fue la vez que mi padre nos abandonó. Estaba muy triste y mi madre estaba inconsolable. Así que me escabullí de mi casa y me metí en la casa de Jonathan. Le conté todo. Y cuando termine de hablar, estaba tan cansada que me quede dormida 30 segundos después. Desperté unas horas más tarde y abrazaba a Jonathan por la cintura. Fue cuando me di cuenta de que sentía algo por él. Así que con todo el cuidado del mundo quité mi cuerpo del suyo y me fui. Esas dos veces que dormí con él, fueron las mejores noches de mi vida. Pude descansar en paz, sin pesadillas. Sin ver a mi padre entre sueños.

—Donde tú quieras —dice con una leve sonrisa.

—Te traeré cobijas —digo y empiezo a caminar a la escalera.

Sé que llevamos tiempo sin saber del otro, pero siento que aún hay algo entre nosotros. Encuentro un par de sábanas limpias y una cobija. Con esto no pasara frío.

Cuando bajo las escaleras se está quitando la playera y me cuesta apartar la mirada, pero al final lo hago.

—Aquí están —digo con una sonrisa.

Sólo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora