Alive

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Jonathan

Me gusto ver a Kathia hace un par de días. Fuimos algo así como mejores amigos el año pasado. Pase con ella mucho tiempo en el hospital. Y hasta intentamos ser más que amigos, pero las cosas no funcionaron.

Soy feliz con Rebeca. Es una chica muy adorable y la quiero bastante. Pero a veces es muy terca y temperamental. Y últimamente no estamos muy bien.
Estoy en mi cuarto. Es sábado por la mañana y hoy no tengo planes. Rebeca saldrá con sus amigas y estará ocupada todo el día.

Me pasó gran parte de la mañana jugando play 4 hasta que me da hambre.

Cuando bajo la escalera, Ahí están mis 3 hermanas y mis 2 cuñados. Pongo los ojos en blanco, pero camino sin decir nada hasta la cocina.

Ya tiene un tiempo desde la pelea y al final me termine disculpando porque mis hermanas son felices con ellos y no los dejaran porque a su hermano pequeño les cae mal.

No significa que nos llevamos de lo mejor, pero, al menos ya no se meten conmigo.

Me sirvo un poco de cereal en un tazón y me pongo a comerlo en la cocina. Mi madre sale de la biblioteca y me sonríe.

— ¿Al fin te amaneció? —Me dice mientras limpia la tapa de un libro con una toalla de papel.

—Que chistosa madre —digo con la boca llena de cereal.

—Por favor Jonathan, no seas mal educado —Pone los ojos en blanco. Pongo el plato de cereal a un lado.

—Perdona —digo limpiándome la boca con una servilleta— ¿y ese libro? —Señaló el que tiene entre las manos.

—Una de tus hermanas me lo pidió prestado —dice encogiéndose de hombros quitándole importancia— ¿qué planes tienes hoy?

—Realmente ninguno. Rebeca estará ocupada todo el día —Vuelvo a comer mi cereal.

— ¿Por qué no invitas a Kathia...? —Empieza a decir mi madre, pero en cuanto pronuncia su nombre, el cereal se me atora y empiezo a toser para tratar de volver a respirar. Mi madre se asusta al verme toser desesperado y corre a mi lado para darme palmadas en la espalda— ¿estás bien? ¿dije algo malo? —Me pasa un vaso con agua.

—No, estoy bien —digo normalizando mi respiración. Volteo a la sala y Mario me mira con un poco de preocupación— ¿tú qué miras? —digo lo bastante alto para que me escuche. Pone los ojos en blanco y mira de nuevo a mi hermana.

—Basta Jon —dice mi madre molesta— ¿no te basta con que tus hermanas ya no hablen contigo? —Da media vuelta y sale de la cocina.

Desde el incidente con Mario, mis hermanas mayores ya no me hablan como antes. Ahora se limitan a saludarme solamente. Jessica aún es pequeña para entender todos estos líos de grandes. He repasado esa mañana en mi cabeza varías veces y en ocasiones tengo razón y en otras no. Es verdad que tenía razón en enojarme por qué nadie me apoyó cuando él se levantó y tiro los platos. Además, esta no es su casa, es de mis padres. Pero también estoy consciente de que no debí de reaccionar de esa manera. Desde ese día me he vuelto más agresivo.

Agarro mi plato de cereal y lo tiro literalmente en el fregadero y en cuanto toca el metal, se rompe con un fuerte ruido.

Todos en la sala me miran con un poco de confusión y enojo.

Camino a la escalera con 6 pares de ojos que me siguen por todo mi trayecto.

Entro a mi cuarto y cierro de un portazo.

Sólo amigosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora