Scaramouche pasaba una sorprendente cantidad de tiempo solo, sin nadie a su alrededor, al menos hasta que Diluc llegó a su lado, era el segundo día en que estaban juntos y se comenzaba a exasperar por el poco tiempo a solas que tenía desde la mañana, el cantinero lo seguía a todos lados desde que salió de su habitación en la madrugada, y aunque al principio era divertido porque usaba su fuerza para ponerlo a cargar los papeles y sus cosas en general, ahora ni siquiera podía ir a darle una mirada a sus colegas heraldos sin que su nuevo subordinado estuviera a sus espaldas, era casi como una sombra, silencioso pero molesto.
- Largo de aquí - ordenó voraz, deteniéndose en seco luego de haber caminando por algunos pesados minutos de silencio entre ambos - No soy un bebé que necesita tener una niñera todo el tiempo, cuando necesite de tus servicios te llamaré - ladro mientras se cruzaba de brazos, dando una mirada retadora.
Aquello provocó un suspiro de Diluc, cruzándose de brazos incómodo, mientras negaba con la cabeza disimuladamente.
- Cómo desee mi heraldo - dio una suave reverencia antes de retirarse lentamente, había intentado comprender y memorizar el horario del Baladista, aunque pocas cosas parecían repetirse en lo poco que llevaba con él, cosas como una reunión matutina entre todos los heraldos y una revisión a los nuevos durante su entrenamiento parecían mantenerse, pero solo podría confirmarlo con el paso de los siguientes días.
Suspiró pesadamente antes de irse a la habitación que se le asignó en la gran estructura que hospedaba a la organización Fatui, algunos soldados elegidos por los heraldos tenían permitido tomar una habitación durante su servicio como soldados, para su suerte Scaramouche decidió darle una, no era muy grande pero tampoco incómoda, incluso era casi mejor de lo que se esperaría que le dieran a un soldado recién ingresado, lo cual ciertamente agradecía, pero estaba seguro que sería su único privilegio mientras lograba ser de más aprecio para el baladista, pues cosas como el entrenamiento al estilo Fatui y un pésimo desayuno formarían ahora parte de su nueva vida como infiltrado.
Cerro la puerta de su nuevo cuarto con llave antes de sentarse en el pequeño escritorio y tomar algo de pergamino, era algo pronto para mandar información, pero por lo menos podría comunicar sobre su situación actual y su por ahora, buen comienzo a Aether, Jean y Kaeya, quienes habían quedado al pendiente de su regreso a Mondstadt.
Tomo algo de tinta con su pluma antes de comenzar a escribir, pensando bien en qué palabras usar para informar sin que pareciera sospechoso lo escrito en la carta, iba a mandarla por medio de su halcón, que lo había seguido hasta aquel lugar y ahora serviría como túnel de comunicación directo con otro entermediario que llevaría la información directo a su nación, pero sabía que su alado amigo podría ser interceptado por alguien en cualquier momento, podía sonar paranoico, pero tomar precauciones no le haría daño.
"Buenos días madre, espero que todo en casa se encuentre en perfecto estado y tú salud este tan fuerte como siempre.
Alegremente puedo comunicarte que he sido aceptado y eh pasado correctamente las pruebas de iniciación, el heraldo que me a elegido es el que tanto admiro, su temperamento es difícil de manejar, pero por ahora no he tenido problemas graves, pronto podré iniciar el proceso de entrenamiento para así poder ser enviado a una misión, no se hasta cuándo podré darte más información, pero por ahora todo ha salido bien, espero que tú y mis hermanos se encuentren en perfecto estado.
Con cariño, tu adorado hijo. "
Al terminar de redactar la carta dio unas cuantas leídas más, no parecía ser más allá que una simple carta de un joven que quería comunicarle a su madre cómo iban las cosas en su vida, no dejo muchos indicios sobre quién era él más allá de una letra fina y una gramática formal, esperaba que fuera suficiente para que el viajero entendiera de quién provenía sin tener muchos conflictos.
Se levantó suavemente antes de abrir la pequeña ventana de su recámara, dando un silbido silencioso para llamar a su halcón, aún no sabía si debía ir a seguir a hurtadillas al de ojos índigos, o esperar que fuera llamado por el mismo para ir a servirlo.
Estaba impaciente sin saber qué decisión tomar, por lo que al ver a su halcón le entrego la carta, permitiendo que volara libre hacia su destino poco después de alimentarlo, observando algo receloso el como podía irse tan fácilmente aquel animal mientras el seguía atrapado allí, obligado a soportar a un egocéntrico hombre.
Sin más que hacer y deseando no provocar la ira del heraldo por un error tonto como ser descubierto mientras lo espiaba, decidió simplemente dejarse caer en su cama, comenzando a sobre pensar sus planes para llegar a Scaramouche y el escondite de la genosis.
Por su lado el de baja estatura y sombrero resaltante estaba posado en la copa de un árbol, observando fijamente el cuarto donde había dejado hospedado a su nuevo recluta, le había asignado una habitación para tenerlo cerca y bien vigilado, la paranoia de tener un infiltrado a su lado crecía cada vez más mientras pensaba en como aquel hombre parecía estar hecho para ser un dulce al que no pudiera resistirse, no importaba cuanto quisiera tomarlo y apresarlo para el solo, por mucho que estuviera complacido por sus servicios primero debía despejar dudas sobre si era o no un espía, por lo que aprovecharía la calma en la organización y que no tenía muchas misiones por hacer para poder observar de cerca a su nueva adquisición.
Por lo que sin perder más tiempo, lanzó un rayo que apresó en el aire a aquel halcón que volaba por lo alto, no fue demasiado fuerte, solo lo suficiente para evitar que siguiera su destino, siendo atrapado el halcón durante su peligroso descenso por el mismo Baladista.
- Veamos que tienes aquí pequeño pajarito - sonrió malicioso mientras intentaba quitarle el pergamino con cuidado, no necesitaba que se dieran cuenta que aquel ave había sido interceptada - Saldrás viva de esto y con esta carta si te portas bien - arrulló suavemente mientras hacía algo de fuerza para retirar la carta, dándole una rápida leída, intentando analizar si había algún transfondo detrás.
Su ceño se frunció suavemente, no parecía ser nada preocupante pero algo de sus instintos le gritaban que había algo más, aunque no pudo seguir leyendo antes de que el ave rompiera con su su pico el rayo que lo apresaba, dando fuerte golpes al baladista en el rostro antes de quitar la carta, dando un rápido vuelo para escapar de sus garras.
El heraldo solo gruñó con fuerza, sobando suavemente su mejilla herida mirando la ave, si ese sería el medio de comunicación normal del recluta debía de ganarse la confianza del animal, esta vez el único herido fue él para no dejar sospechas, pero si la ave volvía a picotearlo le arrancaría unas cuantas plumas por desquite.
Sin tener mucho más que hacer, solo se retiró a su habitación, encerrándose en la misma, disfrutando de nuevo en la soledad que tanta compañía le había hecho a lo largo de su vida, todos sus amantes una vez lo complacían eran botados sin dolor alguno fuera de su habitación, no gustaba de tener compañía ya que no sentía haber encontrado el compañero adecuado antes, mucho menos un amigo o colega, su personalidad naturalmente solía alejar a todo sin problema alguno, así que no estaba acostumbrado a que hubiera gente a su alrededor, pero ahora con su nuevo subordinado podía sentir que tendría que comenzarse a acostumbrar a llevarlo encima la mayoría del tiempo.
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permítame servile - Diluc / Scaramouche
FanfictionLa mejor manera de poder ayudar al viajero y recolectar información de manera precisa era infiltrarse en Fatui directamente, para desgracia de Diluc debía de lidear con el heraldo perteneciente a inazuma. [Nota: Aquí no sé sabe que Scaramouche robo...