capítulo 21, infiltrado preocupado

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Diluc solo se quedó en silencio en el lugar, indeciso sobre que hacer, si seguir al contrario o permitirle su espacio, fue muy repentino, demasiado, huyó de él como si temiera que lo lastimara.

Suspiro pesadamente mirando a la nada, prefirió guardar distancia, si podía respetar la privacidad del contrario, dentro de lo posible, lo haría, aunque sabía que debía comenzar a indagar sobre todo él, debía encontrar la gnosis, debía evitar que la Zarina pusiera sus manos sobre ella, era muy probable que Scaramouche tuviera la gnosis actualmente, por lo que no podía seguir perdiendo tiempo, estaba seguro que si llegaba a fracasar y la gnosis no estaba con él, podría retirarse y dejar esa locura atrás, todo volvería a la normalidad, solo no debía dejarse desenmascarar.

Pero eso no impidió el morder su labio nervioso del resultado, solo esperaba no haber provocado un ataque de pánico en el contrario, era incómodo el silencio abrumador que lo rodeaba, porque le permitía escuchar con claridad su consciencia replicante, si quería buscar una manera de reintegrar al heraldo a una vida tranquila, debía comenzar a formar un plan lo más pronto posible.

Teniendo su cabeza aún mareada, se levantó para buscar algo de aire, saliendo de su habitación, buscando la calma que su consciencia tanto buscaba en los libertinos vientos que corrían por todo el lugar, aún estando lejos de un patria, siempre encontraría un refugió en el viento, aunque fuera una tontería infantil no podía evitar creer que tendría la bendición de su arconte siempre que el viento pudiera tocarlo, incluso aunque lo más probable es que en este momento su Dios se este emborrachando en su cantina.

Se estiró durante su caminata intentando sacar la pesadez que recorría sus venas, cada vez más se sentía en conflicto consigo mismo, no era un hombre de actitud flaqueante, pocas veces dudaba de sus acciones, siempre estaba seguro de que debía hacer y siempre sabía cómo hacerlo, pero ahora, simplemente estaba bloqueado, intentando poner orden sobre sus pensamientos desorganizados y tormentosos. Scaramouche lo ponía nervioso, eso no era algo nuevo, los heraldos siempre fueron capaces de sacarlo de sus casillas, pero ahora era diferente, a sus ojos Scaramouche ya no era solo un helado, ahora era solo ese hombre de tacto dulce que fue amargado por circunstancias que no conocía.

Cerró sus ojos con fuerza una vez llegó a un balcón que estaba cerca, el aire helado de aquella nación golpeaba con furia su rostro, el contraste con su temperatura corporal fue relajante, dándole un respiro a su mente, nunca fue bienvenido en Snezhnaya, tampoco nunca deseo entrar en la nación helada, pero ahora que se le obligo infiltrarse en fatui debía comenzar a conocer mejor el terreno, la posibilidad de tener que escapar era mínima, pero nunca cero.

Y aunque su gente causará un disgusto e incluso repudió en su cuerpo, comenzaba a acostumbrarse a todo el lugar, no solía salir mucho del castillo, nunca abandonó más allá de los jardines desde que ingreso como espía, pero ahora por medio de ese balcón podía observar la nevada tierra en la que estaba jugando su vida.

Con sonrisa nostálgica no pudo evitar recordar a Espinadragon, el frío de ambos lugares era comparable, solo que la energía cryo era más perceptible ahí, cosa que le hizo recordar a Kaeya.

Otro suspiró pasado salió de su boca, solo reaccionó cuando notó una lágrima picar en su ojo, la sensación de nostalgia lo había inundado, dejando una sensación amarga junto con la duda que recorría su cuerpo.

Apretó con fuerza la barandilla del balcón, antes de soltarla y emprender camino de nuevo dentro de las instalaciones interiores de la organización.

Sus ojos observaron atentos de nuevo cada ventana y puerta del lugar, sabía que aunque intentará dormir las pesadillas se lo comerían vivo, por lo que prefirió usar ese tiempo en buscar más salidas por las cual escapar.

Los pasillos solitarios y silenciosos seguían siendo un impulsor a sus pensamientos desenfrenados, y solo hasta ver a algunos soldados haciendo guardia para vigilar la organización, fue que recordó que pronto partirían a su misión.

Y eso le venía de maravilla, Scaramouche debía de llevar la gnosis si o sí para protegerla, dudaba que fuera a dejarla allí sabiendo que corría riesgo de que se la confiscaran, si estaba pendiente a las señales, los comportamientos y actitudes de su heraldo podría encontrar la gnosis.

Si era lo suficientemente eficiente incluso podría convencer poco a poco a la marioneta de ir abandonando esa vida de delincuencia.

Con los ánimos algo renovados, decidió caminar directo a su habitación, debía comenzar a entender y comprender toda la personalidad de Scaramouche para estar seguro de cómo actuar, ahora que conocía otra faceta de él, no podía seguir actuando como antes, incluso aunque mantuviera siempre un egocentrismo constante, era más humano de lo que aparentaba.

Y era esa humanidad la que debía usar a su favor, hacer que cada vez más se sintiera asqueado de los actos vandálicos, incluso inculcarle moralidad sería una ayuda para lograr su objetivo.

Una vez ingreso a su alcoba, se sentó directamente sobre su silla, tomando algunos pergaminos y hojas para así redactar lo que deseaba, escribiendolo con rapidez por medio de metáforas y oraciones enredadas, si el heraldo decidía venir a fisgonear solo encontraría "poseía sin sentido".

Fueron hojas y hojas de ideas diferentes, anotaciones desordenadas, miles de hojas arrugadas, hora tras hora hasta que el sol golpeó sin dolor su rostro, haciendo que quejara, pero aún mantuvo su vista en sus hojas.

- ¿No has podido dormir? - La voz sedosa llena de elegancia invadió sus oídos, haciéndolo levantar la mirada por fin.

No pudo provocar palabra, anodadado ante la belleza de su heraldo, estaba arreglado con especial interés, no sabía que en conciso, pero lucía más encantador que de costumbre.

- Vamos, hoy debemos terminar los últimos preparativos para el inicio de la misión - ordenó sin perder tiempo, aún luciendo incómodo, pero había una sonrisa tímida que adorno sus labios.

Y por los arcontes, quería ver más de esas.

permítame servile - Diluc / ScaramoucheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora