Advertencia; nombramiento de Scaramouche como chico trans, teniendo sus genitales aún femeninos
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Un gemido sumiso escapó de sus labios cuando sintió como esas manos enguantadas que estaban acariciando sus mejillas durante el beso empezaron a bajar suavemente por sus brazos, dando pequeños apretones mientras tomaba hambriento los jadeos ahogados que soltaba la marioneta. El pelirrojo se había enderezado para poder besarlo de frente, la diferencia de estaturas era evidente, y el tener que ser un poco elevado para poder continuar el beso causaba una sensación asfixiante y adictiva, la cama de la habitación de su subordinado era mucho más incomoda que la de su propio cuarto, pero sería lo suficientemente espaciosa para poder continuar la acción lujuriosa del momento, aunque en el fondo de su mente había un miedo arraigado que lo espantaba poco a poco, el mismo temor que siempre lo llevaba a deshacerse de sus amantes momentáneos.
Jadeos ahogados salieron de sus labios cuando volvió a estar completamente centrado en como casi todo su ser era devorado por el pelirrojo, su lengua estaba siendo succionada con fuerza por la insistente hambre de su inferior, quién cada vez más lo presionaba contra él, dejándolo sin salida, sin escapatoria, estaba encantado con todo esto, era tan pasional, que lo hacía sentir amado, incluso aunque supiera que solo era una calentura de una vez, que probablemente no se repetiría lo adoraba.
Su mente estaba endulzada por el momento, pero la incomodidad seguía presente en él, al ser una creación a imagen y semejanza de Ei compartía muchos rasgos, incluso si pudo "escoger" su personalidad y volverse su propia persona exenta de la arconte electro, había muchas cosas las cuales aún no podía cambiar en su cuerpo físico.
Aunque el sentir como Diluc jalaba su labio antes de arremeter de nuevo contra su boca, sujetándolo de su nuca para profundizar la interacción.
El aire faltaba cada vez más mientras jadeos calientes intentaban escapar de su Garganta, si bien era una marioneta y no necesitaba de respirar, realmente amaba la sensación atrapante de ser ahogado por una lengua más gruesa que la suya, que recorría lo profundo de su boca, guiando a la suya en un batalla de control que se desenvolvía como un baile frenético y pegajoso, de la cual iba saliendo perdedor.
Cuando sus labios por fin se separaron un gemido sonoro lo abandonó, junto a un pequeño hilo de saliva que mantuvo la conexión en sus labios, la falta de oxígeno en su cerebro y la calentura del momento impidió un pensamiento coherente de su parte, llegando incluso a olvidar sus preocupaciones.
Sus mejillas calientes se enfriaron en contraste a las primeras lágrimas de anticipación que dejó caer sus ojos. El pelirrojo no le dio tiempo a buscar calma antes de atacarlo de nuevo, bajando sus manos directamente a sus glúteos, amasandolos con fuerzas.
Un gemido lujurioso y desvergonzado dejo sus labios, no sentía tener un control real de su cuerpo o sus emociones, pero el dejarse llevar pareció ser la mejor manera de disfrutar el placer que le brindaba su inferior, poco a poco iba perdiéndose más en aquel pecado tentador, disfrutando de toda esa situación.
Llevo sus brazos hacia el cuello del más alto, jalandolo hasta unir de nuevo sus labios, se sentía hambriento, muy hambriento, quería más, intoxicarse más del olor intenso de su subordinado para olvidarse de todo y de todos, incluso de él mismo, de su imperfección.
Un gemido especialmente alto escapó de él cuando sintió como una de las manos que apretaban sus glúteos froto su entrepierna, el pánico recorrió su cuerpo ante ello.
Su cabeza descolocada había olvidado por completo el pequeño detalle, ese detalle que podría cambiar toda la situación.
Sus manos fueron directo al pecho del pelirrojo, evitando que pudiera seguir, fue repentino y brusco, casi cortando toda la química del momento, los nervios se apoderaron de él haciéndolo sentir angustiado, la mirada de confusión de su contrario no colaboró con la situación, solo lo hizo sentir peor, cuanto odiaba que Dottore solo se hubiera dignado a operar su pecho.
- Yo... - La duda en sus labios hizo presencia, no estaba seguro de cómo seguir la conversación, debió haber advertido de ese inconveniente desde un principio, pero lo olvido por el placer.
Sus manos temblorosas siguieron haciendo resistencia para evitar que el acto siguiera, lo detendría hasta que pudiera encontrar las palabras correctas.
El silencio hizo presencia de nuevo, pero a diferencia de sus no conversaciones anteriores, era un silencio incómodo, confuso, lleno de incertidumbre y miedo.
- No...- el miedo en la voz del heraldo alertó al pelirrojo, temió haber hecho algo que asustara a su superior.
El pánico de haberlo arruinado llegó a él, el miedo de que su imprudencia hubiera arruinado todo lo carcomía, no solo se trataba de la operación o de buscar una manera de salvar al mayor, no, si metía la pata demasiado hondo incluso su propia vida estaría perdida.
- Algo... - callo uno unos segundos esperando ver señales de una mueca de disgusto, pero solo vio temor en los ojos de su contrario, cosa que hizo su pecho doler, ¿Tal vez avanzó demasiado rápido?, Teniendo en cuenta el constante acoso de Dottore era de esperar que fuera mejor ir lento - ¿Algo le ha disgustado mi Lord? - llevo su mano a la mejilla del más bajo, acunandolo con dulzura, intentando alejar el miedo de su contrario.
- No... no soy un chico como el resto - tosió incómodo, mientras su respiración se aceleraba - Mis genitales... Son diferentes - sus dientes se apretaron con fuerza, chirriando por la potencia con la que los mantenía cerrados, se sentía avergonzado, era un tema del que no gustaba hablar.
Era una cosa que lo hacía vulnerable, por eso lo odiaba, porque lo hacía sentir en peligro, sentía constantemente que sería juzgado y rechazado.
Cerró sus piernas por inercia cuando el contrario hizo el amago de intentar tocar su hombro para calmarlo, era una situación demasiado confusa para el pelirrojo.
Su mente aún no asimilaba del todo que era el inconveniente que impedía al más bajo seguir el momento, no entendía del todo a que se refería, pero realmente quería seguir y llevar hasta el final aquel acto, solo que no podía continuar mientras Scaramouche estuviera incómodo o asustado, quería que el deseo fuera mutuo.
- No me importa, me gustas tal como eres - susurró con ternura, comenzando a acariciar suavemente la pantorrilla del heraldo, dando pequeños masajes con dulzura, su mente cada vez más dudaba cual era el sentimiento que tenía por su superior, pero no creía conveniente parar a pensar sobre eso ahora.
Se agachó al mismo tiempo que levantaba el pequeño pie, comenzando a repartir pequeños besos húmedos a lo largo de la extensión, calmando lo mejor que podía al contrario, debía evitar que le diera un ataque de pánico, no lo veía conveniente para la salud del heraldo.
- ¿Deseas seguir? - dejó escapar de sus manos al contrario, lo veía cada vez más ansioso, más asustado, cosa que lo molesto.
No era la reacción que quería causar, pero podía estar seguro de que definitiva era algún problema interno en el heraldo.
- Necesito... Necesito pensar - empujo al contrario, para poder escapar, estaba tenso, y sentir que su miedo arruinó por completo la situación lo destrozaba.
Solo pudo abandonar la habitación, dejando a un desconcertado pelirrojo dudoso sobre que había pasado.
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Estoy con exámenes y semana de cierre de trimestre, así que no he podido actualizar, y por lo pronto no podré hacerlo seguido, dure una semana corrigiendo este capítulo, así que disfrútenlo.
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permítame servile - Diluc / Scaramouche
FanfictionLa mejor manera de poder ayudar al viajero y recolectar información de manera precisa era infiltrarse en Fatui directamente, para desgracia de Diluc debía de lidear con el heraldo perteneciente a inazuma. [Nota: Aquí no sé sabe que Scaramouche robo...