capítulo 25, infiltrado protector

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El viaje en el carruaje había sido silencioso, ignorando los pequeños bufidos que soltaba el gato cada vez que el halcón intentaba acercarse, un risita escapo de los labios del heraldo al sentir el pequeño minino esconderse más en su regazo, se permitió estirar la mano hacia el halcón, acariciando su cabeza, se alegraba ver que el ave había mejorado, en su mente todavía rondaba el recuerdo de aquella noche, en como él doctor lo intercepto camino hacia su habitación, forcejeando con él hasta que ambos estuvieron dentro, pudo ver el brillo de la cuchilla cuando el hombre lo aprisionó, había liberado al animal de su agarre, en un intento de que huyera, no quería entrometerlo en esa vergonzosa situación,  todavía recuerda el dolor en su espalda cuando Dottore lo estampó contra el escritorio, subiéndolo en el mueble, aprovechando la oportunidad para clavar el cuchillo en medio de sus piernas, provocando un intenso ardor, era humillante, eso solo provocaba más diversión al segundo heraldo, disfrutaba de atacarlo y denigrarlo con su sexo, siempre susurrando en su oído que merecía aquello por no ser lo suficientemente hombre, por no ser lo suficientemente nada.

Contrario a lo que pensó ese día el ave no solo no se fue, sino que volvió con una ira renovada dispuesto a atacar al maniaco doctor, su pico se clavó en su brazo, estaba seguro de que arranco un pedazo de carne allí, eso solo provoco la cólera del hombre, quien sujeto al ave de su ala y arranco sus plumas con saña, Scaramouche aprovecho la distracción para electrocutar al segundo heraldo, tomando al animal en sus brazos cuando este lo soltó, intento correr con el animal protegido en sus brazos hacia el baño, pero era difícil con la herida en sus genitales, el cuchillo de Dottore se clavó una vez más en su cadera, obligándolo a caer al suelo luego de que el doctor lo saco de su carne, podía sentir el ardor en su cuerpo, dolía tanto, sintió como sujetaban su cabello con rudeza, solo pudo cerrar los ojos esperando lo peor, pero sin saber porque el heraldo mayor lo dejo ir, saliendo con rapidez de la habitación, fue extraño no iba a mentir, más sin embargo en ese momento era más importante para él colocarse a salvo junto con el halcón que tenía en brazos, intento arrastrarse al baño mientras usaba su magia para curarlos, hasta que el pelirrojo entro en escena.

- Si me permite ser indiscreto mi señor, ¿Por qué sigue tolerando que el segundo heraldo se salga con la suya? ¿Por qué no se ha ido de Fatui? – La voz de su subordinado lo saco de su mente, sonaba preocupado, podía sentir su afligida mirada en su persona, incluso si el antifaz no dejaba ver de qué color eran sus iris se permitió engañarse a sí mismo de que esos ojos estaban reflejando la misma angustia que su voz, pero aun así la pregunta lo hizo sentir juzgado.

Si bien era verdad que estaba permitiendo que Dottore hiciera lo que quisiera con él al no irse, no es que lo deseará, no quería nada de lo que le hacían, solo se había unido a los Fatui cuando fue traicionado por su único amigo y el pequeño niño que estaba cuidando murió dejándolo solo, ahora lo único que buscaba era poder unir la gnosis a él para poder crear un reino que lo adorara en la misma medida que él los amará, quería demostrarle a su madre que no había fallado en su creación, que podía cumplir su propósito, no quería volver a estar solo, quería un pueblo que nunca volviera a dejarlo, pero si era sincero, estaba asustado, no sabía cómo usar la gnosis, no sabía que haría al dejar Fatui, no sabía cómo salir de ahí, aunque sonara terrible, se había acostumbrado al maltrato y toxicidad que le ofrecía la organización, eso era mejor que no tener nada, que no tener a nadie.

- No tengo otro lugar al que ir – Fue sincero, sintiendo a sus ojos nublarse con las lágrimas, no terminaba de entender porque, pero se sentía tan bien ser sincero con el contrario.

- ¿No ha pensado en buscar un nuevo hogar? ¿lejos de aquí, donde pueda ser feliz? – Otra pregunta y el corazón de la marioneta ardió de dolor.

- ¿A dónde se supone que vaya? Ninguna nación va a aceptar a un heraldo retirado y correr el riesgo de provocar la ira de la Arconte cryo, además, no creo poder irme de esta organización y salir con vida al mismo tiempo -  Expresó una amarga verdad que no había tenido el valor de decir.

permítame servile - Diluc / ScaramoucheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora