Capítulo 5

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Era tarde cuando Kazutora al fin había salido de la bañera, lo pudo ver por la pequeña ventana del baño. El cielo estaba oscuro y apenas entraba algo de luz de la calle. ¿cuando fue la última vez que vio un cielo estrellado?.  Después de pasar once años encerrado en una cárcel, empezaba a apreciar mejor las pequeñas cosas de la vida.

Secó su cuerpo con una toalla que le había dejado Chifuyu y se puso la ropa del chico. La ropa interior era nueva, de hecho aún estaba dentro de la bolsa, la cual tiró a la basura una vez sacó la prenda. Los pantalones eran unos cortos que le llegaban un poco arriba de las rodillas de color negro y tres rayas blanca a cada lado. Por último, la camiseta era una azul oscuro, casi negro, con letras blancas con el nombre de una marca que no reconocía. Le quedaba justa a su medida. Las mangas le quedaban algo cortas, pero no era tanto y le cubría todo el trozo, así que estaba bien.

Pensó en cómo se vería Chifuyu con eso, tal vez era algo larga para él, pero por las cartas de Baji, sabía que el chico solía usar ropa larga y holgada. Al parecer era algo que nunca dejó de usar. Tomó el cuello de la camiseta y olió un poco, sintiendo ese olor a perfume caro entrando por sus fosas nasales. Era delicioso. Kazutora podía jurar que sus mejillas estaban rojas al sentir el olor de Chifuyu sobre su cuerpo. Ya no olía mal, no tenía el asqueroso olor al cuerpo de otro preso, no como en la cárcel. Olía a perfume, a Chifuyu, y Chifuyu olía bien.

Salió del baño luego de quitar el agua de la bañera y fue hacia la sala, donde vio al gato negro, Peke J, en el sofá y a su dueño en la cocina, así que fue hacía él, encontrándose con éste cocinando algo que olía especialmente bien. Su apetito se abrió al percibir ese olor. Chifuyu le indicó que se sentara en la mesa y eso hizo, donde ya habían algunas cosas y algunos platillos sobre ella. Tomó lugar en una de las sillas y de repente sintió una presión en su regazo. Peke J se había subido, soltando algunos tiernos ronroneos, pero en realidad todo era una estrategia de persuasión para luego tratar de tomar algo de la comida de Hanemiya, pero claro que éste último no lo sabía, ni se lo hubiera imaginado. Podía parecer un gato perezoso y pretencioso, pero era inteligente.

— Oye, Peke J, bájate del regazo de Kazutora.— Lo regañó su dueño que, ya después de tantos años, conocía perfectamente a su mascota y su comportamiento.

— Oh, está bien, no me molesta.— Kazutora y su sonrisa ignorante le daba cierta gracia y lastima a la vez al castaño.

— Créeme que te molestara una vez ponga éste plato frente a ti, le conozco.— Dijo mirando los dos platos que traía entre sus manos. Al final Kazutora tuvo que bajar a Peke j por más que quisiera tenerlo en su regazo. Eran órdenes de Chifuyu ¿quien era él para negarlo?.— Es astuto aunque no parezca, ten cuidado.— Dijo Matsuno mientras ponía el plato frente a Kazutora.

— No creo que un animal pueda conmigo.— Bromeó, recibiendo una mirada de Chifuyu que expresaba un claro "¿en serio?" cargado de ironía. Soltó una pequeña risa por aquello.

— Creo que olvidaste lo que pasó en la cocina hace unas horas.— Dijo mientras se sentaba frente al chico.

— Sólo fue... un pequeño detalle menor.— Desvío la mirada. Aún se sentía algo avergonzado por esa escena. Chifuyu rió, eso liberó algo de los nervios que Kazutora tenía. Miró el plato frente a él. Juraría que devoraría todo eso con sus propias manos, hace tiempo no comía algo delicioso y caliente.

— ¿pasa algo?.— Preguntó Chifuyu cuando vio que el chico frente a él miraba el plato pero no comía nada.

— Hace mucho no comía comida... bueno, comestible.— Dijo tomando unos palillos. Había tanto que no sabía por dónde comenzar, no sólo en su plato, en la mesa habían otros platillos con otras cosas que se veían deliciosas.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora