Final alternativo: Dulce sabor

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(Breve aclaración antes de empezar: sé que es imposible que alguien sobreviva a un disparo a la cabeza como el de Kisaki a Chifuyu, pero vamos a pensar que si es posible así todo tiene sentido)

La desesperación por llegar lo antes posible al edificio a donde se supone estaba Chifuyu recorría el cuerpo de Naoto y Kazutora. Estaban desesperados, tensos y preocupados. Se habían tardado un momento en ver el mensaje de Chifuyu, pero apenas Kazutora pudo avisarle a Naoto, condució lo más rápido al lugar donde Chifuyu le había pasado su ubicación en tiempo real.

Al llegar, Kazutora bajó rápidamente del auto, sin importarle que aún no había llegado la unidad de soldados que Naoto había pedido. Tomó el arma que Naoto le había dado para defensa personal y, cuando disparó a un guardia que trató de acercarse a él, otro disparo se oyó junto al suyo, que le provocó una dolorosa punzada en el pecho.

Rápidamente corrió hacia donde había oído el disparo, quitando de su camino a todo aquel que trataba de defenderse, pero sin dispararle en zonas vitales a los demás. Cuando entró al amplio salón, Kisaki fue lo primero que vio, el cual estaba apuntándole con un arma. Dos disparos a la vez se oyeron otra vez, y uno de ellos cayó al suelo con un disparo de gravedad.

A Kazutora le importó una mierda que Kisaki estuviera agonizando en el suelo por el disparo que recibió cerca de su pecho, y, a pesar de él haber recibido uno en su hombro y estar sangrando, corrió hacia el cuerpo del chico tendido en el suelo.

La sangre salía de la cabeza de Chifuyu, pero éste respiraba agitadamente aún, como si estuviera ahogándose en el mar más profundo y salado. A Kazutora le preocupó ver el disparo en su cabeza, así que lo cubrió tratando de detener el sangrado.

— ¡NAOTOOO!— Gritó con todas sus fuerzas, temiendo por la vida del chico que tanto amaba.

No, se negaba totalmente a perderlo.

La fresca brisa acarició su rostro helado, erizando su piel cuando un escalofrío subió por su espalda por el frío

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La fresca brisa acarició su rostro helado, erizando su piel cuando un escalofrío subió por su espalda por el frío. Rápidamente se abrazó a si mismo, cerrando sus ojos con fuerza. Los abrió cuando la brisa dejó de soplar, mirando su alrededor, pues se sentía extrañamente perdido.

Al parecer estaba en la calle, era de noche, seguramente cerca de las 21:00 o 22:00 p.m, era tarde y seguramente su madre lo regañaría si llegaba muy tarde, pero... ¿Por qué pensaba eso? ¿Qué madre? Sacudió su cabeza por el extraño pensamiento que parecía erróneo, pero correcto a la vez. Se sintió todo tan extraño de repente, como si en realidad no fuera real.

Observó sus blancas manos para confirmar que era real y si, lo era. Levantó la mirada, percatándose de una motocicleta estacionada a un lado de la calle. Era de color negra y tenía un manji en ella de color rojo, como el de la pandilla, el de su pandilla. ¿Por qué se le hacía tan familiar? Era como si llevara años sin ver ese vehículo, pero a la vez como si hubiera llegado en él hasta ahí, hasta ese lugar que se le hacía familiar, pero no terminaba de reconocerlo.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora