Capítulo 18

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Cuando Chifuyu finalmente decidió bajar al depósito, el día se estaba preparando para convertirse en la estrellada noche de siempre. Abrió el portón, encontrándose con muchas cajas y muebles cubiertos de polvo, y entre tantas cosas, justo al final, se encontró con aquella vieja motocicleta en la cual siempre iba de un lado a otro con Baji, con su capitán.

La madre de Baji se la había dado tiempo después de que su hijo falleciera. Sabía que él y Chifuyu eran amigos y no tenía a nadie más a quien dársela, así que, casi al borde de las lágrimas, se la había entregado para que tuviera algo de Baji y la moto no quedara sin usarse. Chifuyu la usó hasta sus veinte años, que fue hasta que se pudo comprar un auto, y con el tiempo simplemente quedó allí en el deposito.

Se acercó a ella y pasó la yema de sus dedos por el asiento, donde ahí mismo iban ellos y recorrían todas las calles de Tokio. Al mirar sus dedos, éstos estaban llenos de polvo, aquella moto necesitaría una buena lavada.

Le daba nostalgia verla allí, así que con ayuda de Kazutora la sacaron del depósito y la pusieron al frente del complejo de departamentos. Chifuyu buscó una manguera y empezó a mojar la moto para quitar todo el polvo. Cuando estaba lista la secaron entre ambos y Chifuyu comprobó si había gasolina. No la había, así que fue a su auto y de allí sacó un bidón con aquél líquido. Lo puso en la motocicleta y arrancó el vehículo.

— Al parecer aún funciona.— Murmuró para sí mismo.— Vamos ¿qué esperas? Sube Kazutora.— Dijo con esa dulce sonrisa.

Con algo de nervios Kazutora subió a la parte trasera. Se sostuvo de los lados y Chifuyu arrancó hacia algún lugar que ni él mismo sabía dónde.

El viento en el rostro era como una gran sensación satisfactoria de libertad, se siente como si nada ni nadie pudiera pararte. Chifuyu había olvidado lo bien que se sentía: sus cabellos que siempre caían por su frente se mezclan entre el viento, por lo que luego tenía que peinarse; su rostro frío luego de que el viento soplara su rostro; y la sensación se ser libre era algo que simplemente era inexplicablemente maravilloso.

Kazutora observó por todo el camino la hermosa imagen de Chifuyu disfrutando el momento en que el viento pegaba justo en su rostro. Sus ojos azules tenían un brillo de emoción y felicidad que jamás había visto antes, esa sonrisa fue el mejor paisaje que jamás había visto. Para él también fue increíble y nostálgico sentir el viento en el rostro, la adrenalina de ir cada vez más rápido y el ruido del motor por ir cada vez más rápido. Era increíble, pero sobretodo porque aquello lo estaba viviendo con Chifuyu.

— ¿de verdad es una kecchi?— Preguntó Kazutora, sorprendiendo a Chifuyu, no se imaginó que Kazutora pudiera saber el nombre de la motocicleta.

— Kazutora, no tienes amigos porque tu forma de socializar es pésima ¿verdad?— Hanemiya se quedó en blanco ante el comentario. ¿Tan obvio era? Nunca tuvo muchos amigos, por lo que aprenderse el nombre de las motocicleta fue un pasatiempo para él.

— En resumen, por eso no soy popular entre las mujeres.— Rió.

— Con que tu tampoco.— Ambos rieron por sus comentarios, sintiendo una extraña calidez por saber que a ninguno le iba bien con las mujeres.

— Ambos rieron por sus comentarios, sintiendo una extraña calidez por saber que a ninguno le iba bien con las mujeres

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No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora