Capítulo 22

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La mañana se hizo presente otra vez en la ciudad de Tokio luego de una fría y fresca noche. El sol estaba saliendo de a poco, casi asomándose entre los árboles y edificios.

En el apartamento de Chifuyu, los rayos de sol casi no entraban por la ventana, pues era demasiado temprano para que tuvieran tanta intensidad para alumbrar toda la habitación. La puerta estaba cerrada, igual que las cortinas, estaba todo casi oscuro, en silencio, no se oía absolutamente nada dentro del lugar, tan sólo las respiraciones lentas de los dos chicos durmiendo en la cama.

Uno de ellos se removió entre las sábanas, sintiendo un cuerpo ajeno a su lado, lo que lo sorprendió drásticamente. Chifuyu se dio la vuelta rápidamente, dándole sin querer un cabezazo a Kazutora en la nariz. Hanemiya se llevó una mano a su nariz apenas sintió el dolor, pues la otra era apresada por las almohadas debajo de sus cabezas, a pesar de que aún estuviera algo dormido.

— Mierda...— Murmuró fijándose si había sangre en sus dedos, realmente le dolía la nariz y parte de la boca.

— L-Lo siento, no sabía qué...— Chifuyu se sentó en la cama rápidamente, desconcertado por ver a Kazutora a su lado.— Tendrías que lavarte, estás empezando a sangrar.— Dijo alejándose lentamente del pelinegro.

Kazutora se levantó con pereza de la cama y fue al baño, sintiendo lo frío que estaba el ambiente, le hubiera gustado quedarse en la cama, cómodo y calentito. Al abrir la puerta rápidamente entró Peke J, que se subió a la cama maullando y pidiendo sus mimitos matutinos por parte de su dueño.

Kazutora entró al baño y se miró en el espejo, tenía el cabello desordenado y veía algo borroso por recién levantarse. Se acercó más al espejo, mirando su nariz, pero no había ningún rastro de sangre. Chifuyu le había mentido, tan sólo quería un segundo sólo para procesar los apenas treinta segundos de la mañana.

Chifuyu acarició a su gato cuando se subió a la cama y se acercó a él, su pelaje era suave y completamente negro. Lo que había pasado para terminar en esa situación pasaba por su mente, o bueno, partes de lo que sucedió, porque no recordaba mucho del todo, apenas unas cosas que no lo dejaban descifrar como mierda es que Kazutora terminó durmiendo con él, hasta estaban abrazados y él no tenía camiseta, pudo sentir la mano de Kazutora abrazando su abdomen antes de que se sorprendiera y le pegara un cabezazo.

— Peke J...— Murmuró acariciando al gato, oyendo un prr como respuesta.

Otros recuerdos pasaron por su mente cuando vio los verdes ojos del animal, recuerdos con Baji, cuando le dijo que Peke J era el gato que entraba por su ventana y lo alimentaba y jugaba con él a veces, ambos se sorprendieron cuando supieron que cuidaban del mismo gato sin saberlo, fue ahí que Chifuyu entendió porqué Peke J no comía cuando lo alimentaba.

Excalibur...— Volvió a murmurar. Chifuyu se preguntaba si Peke J aún recordaba cuando lo llamaba así los primeros meses.

"Que nombre estúpido" le había dicho Baji cuando le dijo que no se llamaba Peke J, sino que se llamaba Excalibur, eso mismo le había dicho cuando a Baji le puso el apodo de "Poindexter", seguido de "los nombres que pones son una mierda" si, lo eran, más de una persona se lo había dicho y siempre se enojaba por esos comentarios, pero, por alguna razón, cuando Baji se lo dijo, sólo pudo reír, aunque no supo por qué, tal vez por su expresión de desagrado, su tono de molestia (aunque Chifuyu sabía que le hacía gracia), o tal vez por el simple hecho que era Baji, el que le había dicho que sus apodos eran una mierda.

Siempre, sin importar la situación, había amado a Baji.

Recordar lo poco que tenía en la mente de la noche anterior, le hacía sentir un agujero en el estómago, como si hubiera fallado en algo ¿acaso sentía que le estaba fallando a Baji? Pero... ¿Por qué? Ellos nunca fueron nada, a pesar de que se amaron siempre, ninguno tuvo el valor de dar "el siguiente paso" y tal vez se arrepintieron por el resto de sus vidas. Ya todo había pasado, Baji no estaba, no tendría que sentirse así... ¿verdad?

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora