Capítulo 24

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La noche estaba fría, fría igual que las calles de la ciudad, al igual que el rostro de Kazutora, al igual que los recuerdos de su infancia.

Todo el camino a casa, Kazutora estuvo divagando entre recuerdos, pensamientos y emociones, estuvo dándole mil vueltas a todo, tanto al pasado, como al presente. Tenía muchas cosas en las cuales pensar y muchas otras a las cuales enfrentarse: Chifuyu, por ejemplo.

Temblaba a medida que se acercaba más al complejo de apartamentos, no entendía si por el frío, por los nervios de ver a Chifuyu, por tener que enfrentarse a él y hablar del tema de aquella noche, o por todas esas cosas juntas. Sabía que le costaría ver directamente a esos ojos azules y confesarle cada uno de sus sentimientos, pero no podía guardarselos, ya no, no podía seguir ahogándose en un vaso de agua cuando él mismo había prometido mejorar.

Al llegar al departamento, abrió la puerta sin tocar, aquél lugar ya era prácticamente como su hogar. Se quitó los zapatos y fue hasta la sala, pero no vio ningún rastro de Chifuyu, se asomó por la puerta de su habitación, pero tampoco nada, hasta tocó la puerta del baño, pero no hubo respuesta, estaba sólo en aquel pequeño departamento.

Con un suspiro entró al baño y prendió la luz, mirando su rostro en el espejo. Tenía algunos moretones y rastros de sangre seca ¿había estado caminando así por toda la ciudad? Poco le importó y sin darse cuenta empezó a analizar su propio rostro: sus ojos vacíos, sin ningún tipo de brillo, su rostro pálido, con ojeras y encima lastimado, su lunar bajo su ojo derecho, hasta su cabello liso y negro, con dos mechones enmarcando su rostro.

Si se analizaba detenidamente, su rostro se parecía mucho al de su mejor amigo, Baji. No había sido exactamente a propósito, pero su cabello era como el de aquél chico que tanto admiraba, Keisuke Baji. Recogió todo su cabello en una coleta, quitando hasta el último cabello de su rostro, si, se veía casi igual a Baji.

¿y si Chifuyu, estando borracho, había pensado en él como Baji?

Sacudió su cabeza para alejar ese pensamiento. No, Chifuyu no era así, jamás lo vería como a otra persona, mucho menos Baji, él no tenía comparación y mucho menos con Kazutora, él jamás podría siquiera acercarse a ese valiente chico de ojos avellana, de corazón puro y fuerte, que incluso quería cuidar sus notas en la escuela para no preocupar a su madre. Él era bueno, un guerrero que estuvo luchando sólo por años por sus amigos... y Kazutora jamás podría compararse a eso.

Algunas lágrimas resbalaron por sus mejillas al recordar a Baji, y soltó su cabello para que cayera otra vez sobre sus hombros, o bueno, rozándolos, pues aún no era tan largo. Abrió la pequeña puerta del gabinete detrás del espejo, buscando algo, aunque ni él sabía qué. Debía cambiar su apariencia, no soportaba ver ese reflejo en el espejo y pensar en Baji, él no quería ser Baji.

Entre tantas cosas, un pequeño recipiente transparente terminó entre sus manos "agua oxigenada" decía la etiqueta. Kazutora recordó algunas de sus clases de química y una idea llegó a su cabeza.

Dejó el recipiente a un lado y separó dos mechones de su cabello, los que enmarcaban su rostro, que serían su flequillo. Tomó el recipiente y con cuidado vertió el líquido sobre ese cabello que separó, viendo como de a poco cambiaban su color a uno más claro. Al final, su flequillo quedó rubio, como lo había tenido antes en su adolescencia, sólo que de un estilo diferente.

Se miró en el espejo y sonrió. Su rostro seguía lastimado y algo hinchado, pero había cambiado, ahora se veía diferente, le gustaba, ya no se parecía a Baji, tenía su propia apariencia, su propio estilo.

La puerta principal abriéndose lo sobresaltó. Rápidamente guardó todo lo que usó y salió del baño, asomándose por el pasillo para ver a Chifuyu sentándose en el sofá, Peke J fue a sentarse sobre su regazo. Kazutora tomó aire, llenó sus pulmones de oxígeno y lo soltó lentamente, tomando todo el valor necesario para ir a hablar con Chifuyu, tal como lo había pensado mil veces.

No quiero perderte // Kazufuyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora